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Andrés Couve, nuevo ministro de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación, recién asumido:

"Tenemos un presupuesto bajo, pero el Presidente nos ha dicho que si la economía crece, vamos a tener más recursos"

domingo, 06 de enero de 2019

Paula Coddou B.
Reportajes
El Mercurio

El desafío de este biólogo incluye desde armar la nueva cartera hasta lograr una nueva manera de ver las ciencias e impulsarlas. "Este ministerio tiene que vincularse con el sector privado", dice.



-El ministro Couve.

-¿El ministro...?

-Couve, el ministro de Ciencias.

El carabinero que abre la barrera de vidrio que cerca La Moneda por Teatinos todavía no lo conoce, y tampoco le suena tanto al que está en la entrada. El nuevo ocupante del segundo piso, esquina sur poniente de La Moneda, llegó recién el 17 de diciembre. Su oficina está semivacía, con un escritorio casi desocupado, un arrimo, la consabida foto del Presidente, una marina, un par de grabados en la pared. El único elemento que le aporta al lugar personalidad es una larga mochila negra y naranja puesta en una silla, la que seguramente Andrés Couve Correa, nuevo ministro de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación, usaba cuando se movía en bicicleta desde su casa en Vitacura al Departamento de Neurociencia de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, donde era académico hasta hace poco -se quedó con seis horas ad honorem -, aunque ahora también usa uno de los pequeños autos eléctricos que el Gobierno tiene para el gabinete.

En la recepción, igual de desnuda que la oficina ministerial, hay una secretaria que junto a la vecina de oficina, la subsecretaria Carolina Latorre, y el ministro constituyen, por ahora, los tres habitantes de una cartera que espera comenzar a avanzar hacia el este de Palacio a medida que vaya formando sus equipos.

-Si no soy tan joven -dirá el ministro durante la entrevista, una frase que seguro repite a menudo porque la delgadez, el mechón y las pulseras de cuero en una de sus muñecas lo hacen verse bastante menor que los 48 años que tiene, en los que ha hecho una carrera como investigador, principalmente sobre biología celular y neuronas. La memoria y el olvido son algunos de sus temas como científico.

En 2015, Couve integró la comisión que creó la administración Bachelet para elaborar una propuesta para impulsar la ciencia. El hoy ministro fue bastante crítico. En 2017 dijo que el gobierno de Bachelet "quiere sacar al ministerio por beneficios políticos, no por una real convicción por fortalecer la ciencia".

-¿No le da miedo perder esa libertad estando acá?

-Hoy mi responsabilidad es tener un rol público de la ciencia, y eso implica estar muy alineado con el programa de gobierno, con el Presidente.

Hijo de un ingeniero y de una enfermera de la Cruz Roja, casado con la fotógrafa Andrea Brunson y sobrino del escritor y artista Adolfo Couve, Andrés Couve viene de una familia donde hay varios científicos por ambos lados, bioquímicos, físicos nucleares, biólogos celulares, matemáticos. Él llegó a la ciencia por la naturaleza, "en particular con la chilena, el paisaje, flora y fauna", dice.

Por eso, entró a estudiar Biología en la Católica y a lo primero que se dedicó fue a los cursos de botánica y zoología. Pero cuando tomó cursos de genética y biología molecular, "ahí me ocurrió el cambio". Después de graduarse en 1991, se fue a Nueva York, donde se doctoró en 1997 en Biología Celular en Mount Sinai School of Medicine, y luego realizó un posdoctorado en neurobiología en University College de Londres. Después de una década fuera, volvió a Chile, al Centro de Estudios Científicos de Valdivia (CECS) donde estuvo solo un año.

-Usted dijo una vez que no había funcionado la interacción con el "dueño de casa" (Claudio Bunster). ¿Fue un tema de egos?

-No. Me encantó volver porque me reencontré con el paisaje chileno. Fue una tremenda experiencia. Lo importante es que cuando me vine a Santiago el actual decano de la Facultad de Medicina, Manuel Kukuljan, me dijo "vente para acá. Estamos a tres cuadras del Mapocho. No es el Calle Calle, pero aquí te vamos a acoger". Me vine en 2005 y en 2011 nos adjudicamos el Instituto Milenio, y eso nos abrió muchas puertas. En términos de cuán productivo fue el cambio, aquí pudimos hacer cosas que no hubiéramos podido hacer en ninguna otra parte de Chile.

-¿Son muy grandes los egos en el mundo científico?

-Siempre la creatividad está asociada al ego. Pero también es cierto que una buena institucionalidad puede hacer que esos egos se transformen en motores sinérgicos en pos de un fin común.

-¿Le estresa el cómo comunicar? Este gobierno presiona a sus ministros en ese sentido, en su nivel de popularidad.

-Me gusta comunicar. Encuentro que es importante que el conocimiento científico sea comprendido por el resto de la sociedad. No creo que los científicos sean personas extraordinarias. Lo veo como una condición necesaria.

"AQUÍ HAY AMBICIÓN"

-Cuando lo nombraron ministro, el Premio Nacional de Ciencias 2015 Mario Hamuy dijo: "Me preocupa que la principal autoridad de la ciencia sea la misma persona que no hace mucho dijo que este proyecto era de luces y sombras, y que de promulgarse se pondría en jaque el rol del mundo científico en Chile. Él debe aclarar por qué se hace cargo de un ministerio del cual no estuvo de acuerdo". ¿Qué responde?

-Es bien importante entender esto del comienzo, donde el rol como científico y como comunidad de investigadores era analizar el proyecto de ley rigurosamente, tener una visión súper crítica. Planteamos en el grupo, en el que estuvimos involucrados en la discusión del proyecto de ley, que deberíamos tratar esta materia como tratábamos nuestra investigación. Producto de ese trabajo logramos introducir modificaciones al proyecto de ley que son importantes. Por ejemplo, pensamos que este ministerio debería tener entre sus atribuciones aquellas vinculadas con innovación, eso no estaba en el proyecto original, también de incluir la palabra conocimiento en el nombre del ministerio, que el director de la agencia, que a nosotros nos parecía que podía ser una figura que tenía demasiada responsabilidad, tuviera un consejo asesor. Todas esas mejoras fueron producto de esa visión súper crítica.

-O sea, la respuesta a Hamuy es...

-Mi respuesta es que hice lo que tenía que hacer como científico. Producto de ese análisis, mejoramos sustancialmente el proyecto, y es con ese proyecto con lo que tenemos que empezar a trabajar.

-¿Sentía que el gobierno anterior tenía un prejuicio ideológico con el tema de la innovación o los privados?

-No, lo que ocurre es que la innovación se ha posicionado como un elemento central en cómo vamos a abordar estos desafíos. Es incorporar una nueva mirada, y eso es súper complejo, porque tenemos como atribuciones la innovación de bases científicas y tecnológicas, pero el Ministerio de Economía tiene agendas de innovación y está Corfo. Entonces, lo que tenemos que lograr, más que generar duplicidades, es incorporar estos elementos nuevos al sistema, que permitan usar el conocimiento para producir innovación.

-Declaró que estaba disponible para el gobierno que quisiera dar todos estos pasos. Pero ¿se siente políticamente más cerca del gobierno de Piñera?

-Este es un ministerio que desde siempre percibí y concebí su rol como un ministerio ciudadano, que pone la ciencia al servicio del país, con un objetivo absolutamente transversal. Lo segundo es que también hay un compartir visiones que son profundas, genuinas, que tiene que ver, por ejemplo, con la necesidad de que este sea un ministerio ágil, que permita convivir con el dinamismo que tiene hoy la sociedad del conocimiento, que sea un ministerio ambicioso. Creo que aquí hay un tema de ambición.

-¿Y Piñera lo hace sentir identificado porque es un hombre con ambición?

-Concuerdo completamente con la visión compartida con el Presidente en esta materia, en ambición, en flexibilidad, en cómo este ministerio tiene que vincularse con el sector privado, cómo tiene que ser parte de un nuevo motor. Creo que nos encontramos en muchos puntos muy concretos de la tarea que tenemos que hacer con este ministerio.

-Y políticamente, ¿le acomoda estar en un gobierno de Chile Vamos?

-Una condición es que el ministerio se entienda como una tarea transversal, donde es importante generar acuerdos, no solamente en el mundo político. Aquí necesitamos un acuerdo que va mucho más allá. Este ministerio tiene que funcionar íntimamente ligado al Ministerio de Educación, al del Medio Ambiente, al de Energía. Entonces, mientras exista esa transversalidad, yo me voy a sentir cómodo.

-Pero ahora está en un gobierno. ¿Cómo se define políticamente?

- Yo me defino ahora, en este momento, como un científico que llega desde la comunidad científica, con una visión amplia, transversal, a participar de la política por primera vez en la historia de Chile. Nunca he participado en política, nunca he pertenecido a ningún partido político. Creo sí que hay que introducir un relato nuevo en la política, que recoja el imaginario del país que queremos.

Nuevo consejo asesor

-¿Qué le pidió el Presidente y qué le pidió usted al aceptar el cargo?

-Más que eso, creo que aquí hay tareas que son urgentes. Hay un ministerio, está aprobada la ley, pero ahora tiene que complementarse con decretos con fuerza de ley, con algunos decretos supremos, donde vamos a ir estableciendo esta reglamentación para que entre en funcionamiento la subsecretaría y lo que va a ser la nueva Agencia de Investigación, sucesora de nuestra principal agencia que es Conicyt. Lo que hace este ministerio es que recoge diversos programas que están hoy distribuidos y los pone bajo un paraguas que es el Ministerio de Ciencias. Aparte de eso, la ley crea un Consejo Asesor Presidencial, sucesor del Consejo Nacional de Innovación, que lo van a componer quince personas.

-En 2017 dijo que la idea del ministerio era un proyecto costo cero: "Se reagrupan los recursos al existente, pero es el mismo, que son 340 mil millones de pesos, el equivalente al 0,38% del PIB, no solo el presupuesto más bajo de la OCDE, sino que seis veces menor que el promedio. ¿Qué presupuesto va a manejar?

-El año 2019 el tema presupuestario en ciencia crece en particular en 2.500 millones de pesos que se le asignaron a Conicyt. El programa Milenio se mantiene con el presupuesto de 2018. Aparte de eso, hay considerados fondos para el funcionamiento del ministerio, que no salen de los fondos de investigación, sino que están asignados. Son 4.800 millones de pesos para instalar ministerio, subsecretaría y cinco seremis que van a ser las que van a organizar macrozonalmente el ministerio de ciencias.

-Sigue siendo un presupuesto bajo.

-Obviamente que estamos con un presupuesto muy bajo. Pero hay varias cosas que considerar. La primera es que el Presidente ha dicho que en la medida que la economía crezca y el país avance, vamos a tener más recursos. Eso nos ha dicho el Presidente a nosotros, él está entusiasmado con este proyecto, tenemos todo su apoyo, y esas palabras son importantes.

-¿Y está dispuesto a aceptar que si hay restricciones económicas no tendrá más presupuesto?

-La otra parte de la ecuación, que se habla un poco menos, es que el aporte público y el privado en general tiene una proporción, y esta es un tercio público y dos tercios privados. Eso quiere decir que el sector privado, la industria, invierte en investigaciones y desarrollo para agregar valor a sus productos, a sus procesos y a sus servicios. Eso en Chile también hay que incentivarlo. Y aquí está el rol clave de este ministerio en articular, y por eso son tan importantes los acuerdos y lograr preparar un pacto, porque significa que tenemos que incentivar al sector privado en investigación y desarrollo, y esa inversión puede ser dentro de la empresa, puede ser en gremios o a través de encontrar falencias y necesidades dentro de la empresa y luego articularse con el mundo que provee soluciones al mundo privado. Entonces, aquí parte importante del mensaje es que es una responsabilidad compartida

-¿Y puede lograr que las empresas destinen fondos a la ciencia?

-Ahí tenemos otro gran desafío, que es cuál es la participación de los privados en la investigación. En el mundo anglo, esto es una tradición, donde el aporte filantrópico va dirigido hacia cultura e investigación.

-¿Ve factible que el Congreso apruebe leyes en ese orden?

-No lo veo factible, lo veo urgente e inevitable, porque para abordar estos desafíos no es suficiente que se involucre el sector público, ¡no es suficiente! Va a tener que involucrarse el sector público con el privado, puedes poner el desafío que quieras y vas a llegar a la misma conclusión hoy. Hay que tener esa vinculación, esa ha sido la gran fortaleza de los países que están logrando articular conocimiento, o que no tiene que confundirse con que la ciencia se va a transformar exclusivamente en una herramienta para producir aplicaciones.

Preparar el futuro

-¿Qué opina de que el Gobierno no haya suscrito el Pacto de Escazú por un tema de políticas internas?

-Me estoy recién sumando a la agenda de cambio climático.

-No le gusta opinar retroactivamente....

-Me gustaría enfocarme en lo que va a venir: la COP25, en la que Chile va a ser sede de esta conferencia de cambio climático a principios de 2020. Es donde como ministerio vamos a tener un primer rol que jugar en este tema en particular.

-¿Hay una agenda de cambio climático que le gustaría dejar establecida desde el ministerio?

-Me preocupa el que podamos instalar primero la noción de que en Chile hay muy buena gente haciendo investigación, no solamente en cambio climático. Hay muy buena gente haciendo investigación en océanos, en la Antártica, en desiertos, conocemos mucho como eran los climas previo al clima actual, a través de una paleoclimatología. Y eso hay que ponerlo con una mirada estratégica de cómo nos posicionamos internacionalmente como un lugar donde se hace muy buena investigación, que sirve para tomar decisiones respecto a cambio climático y, por ejemplo, de mitigación y cómo nos adaptamos. Ahí la ciencia chilena tiene mucho que decir.

-En el pacto migratorio el Gobierno tomó una postura más sintonizada en política interna. ¿No le preocupa que pase lo mismo con el cambio climático?

-Súper complejo, pero en la medida en que podamos articular nuestro conocimiento para predecir, todo se hará más fácil al momento de tomar decisiones. Lo peor que podemos hacer es no prepararnos. Tenemos hoy las condiciones para establecer políticas preventivas, para la adaptación. En cambio climático, en que la población chilena envejezca, en revolución tecnológica. Se habla mucho del problema de la pérdida de empleos con la tecnología. Es cierto, pero si nos preparamos, van a ser reemplazados por otros que van a permitir que la sociedad adopte estas tecnologías.

-Ese futuro que para muchos es aterrador, ¿cómo es para usted?

-Yo soy optimista porque creo que tenemos hoy día herramientas que nunca antes habíamos tenido. Hay una frase muy famosa de Richard Feynman, que es un físico estadounidense, que decía que la ciencia aporta la llave. Y la misma llave abre las puertas del cielo o las del infierno. Pero eso no implica que no tengamos que tener la llave, sino que hay que ser responsable en su uso. Hoy más que nunca tenemos las posibilidades de influir en cómo vivimos. Para mí, el futuro hoy es una posibilidad, una oportunidad de construcción, es difícil imaginarlo, predecirlo, pero sí podemos generar condiciones para poder enfrentarlo.

-¿Hay un espacio en usted para lo sobrenatural?

-Soy una persona que vive en el mundo hoy, que considera que el mundo natural y el social no deberían tener distinción, somos habitantes de este planeta como cualquier otro, eso crea condiciones de hermandad con todos los otros organismos vivos, y genera una tremenda responsabilidad por habitar bien este planeta. Nosotros como seres humanos compartimos material genético, literalmente, con todos los organismos vivos de este planeta. Cuando uno habla de cercanía con otros, es una cercanía muy tangible, hay una cosa muy cercana entre todos los seres vivos. Y eso es de una belleza inigualable.

"Nunca he participado en política, nunca he pertenecido a ningún partido político. Creo sí que hay que introducir un relato nuevo en la política, que recoja el imaginario del país que queremos".

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