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¿Se viene una recesión mundial?

miércoles, 02 de enero de 2019

Felipe Morandé Embajador de Chile ante la OCDE
El_Mercurio


Esta es una pregunta que ronda en la mente de muchos, especialmente por estos días en que se realizan proyecciones de Año Nuevo. Es una pregunta que de solo formularse pone un poco los pelos de punta. Pero a no dejarse llevar por el pánico porque la respuesta debe necesariamente ser matizada. Una recesión mundial -es decir, que la mayoría de las economías del globo experimenten simultáneamente una contracción económica- es un fenómeno de rara ocurrencia. De hecho, en los últimos 100 años ha pasado solo dos veces: la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado y la Gran Recesión de hace una década. No debemos confundir una recesión mundial con otras crisis económicas internacionales que han afectado a Chile, como la crisis de la deuda externa de los ochenta, o la crisis asiática, de los noventa, eventos que más bien se circunscribieron a las economías emergentes. Sin embargo, es indudable que la profundización de la globalización que ha experimentado el mundo desde comienzos de este siglo hace hoy más probable una recesión mundial -menos improbable si lo ponemos en positivo- simplemente porque los ciclos económicos de los principales bloques económicos han tendido a sincronizarse mucho más.

La recesión mundial de 2008-2009 fue causada por una crisis financiera que estalló a partir del desplome del mercado de hipotecas subprime en EE.UU. un par de años antes y que se propagó por el mundo entero a raíz de las intrincadas y estrechas relaciones financieras de los sistemas bancarios de todo el mundo desarrollado. ¿Contamos ahora con una vulnerabilidad financiera comparable como para que se desate una nueva crisis de proporciones similares? Diría que en principio no, dado que en los últimos años se han implementado regulaciones que han obligado a una mejor capitalización de los bancos y a operar con más transparencia sus vehículos financieros. No obstante, una parte del riesgo que se ha sacado de los bancos ha sido tomada por instituciones financieras no bancarias, como fondos de pensiones, compañías de seguro y fondos mutuos -estos últimos de rápido crecimiento en años recientes- que buscan casi con desesperación mejores retornos en un entorno de tasas de interés muy bajas a costo de asumir mayores riesgos. Aunque no parece que este desarrollo represente por ahora una vulnerabilidad sistémica comparable a la de las hipotecas subprime , sin duda que hay que monitorearla.

¿Podría una intensificación de la guerra comercial entre EE.UU. y China -y tal vez Europa- desencadenar una recesión mundial? Según cálculos de la OCDE, en el peor escenario en esta materia, que incluye un impacto sobre las expectativas de los inversionistas globales, el crecimiento mundial caería en 0,8 puntos porcentuales en 2020, lo suficiente para hacerlo retroceder hasta 2,7% ese año. Es decir, mal desempeño pero no recesión.

Una vulnerabilidad tal vez mayor se encuentra en la que podríamos llamar la "trampa deuda/tasas de interés". Es decir, el riesgo fiscal y corporativo que conlleva la necesaria normalización de las políticas monetarias en el mundo desarrollado -aumento de las tasas de interés de política monetaria- al impactar el servicio de deudas públicas y privadas corporativas muy abultadas. Aunque dicha normalización monetaria puede ralentizarse en Europa y Japón, en EE.UU. es más complejo toda vez que la política fiscal de la administración Trump es muy expansiva en una economía que ya opera sobre su potencial. Aunque la inflación allí se encuentra en torno al 2% anual, el sobrecalentamiento unido a precios que suben como resultado de mayores tarifas a las importaciones podrían obligar a la FED a una política más agresiva que lo que hoy anticipamos. ¿Será esto un eventual gatillo de una recesión mundial? Es probable que no, pero sí podría traer el retorno de un período de mayor inflación y estancamiento económico en la economía mundial.

UNA PARTE DEL RIESGO QUE SE HA SACADO DE LOS BANCOS HA SIDO TOMADA POR INSTITUCIONES FINANCIERAS NO BANCARIAS.

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