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Primera escultora premio nacional de Arte Marta Colvin

miércoles, 02 de enero de 2019

Por Carla Toledo
Las primeras mujeres que abrieron camino en Chile
El Mercurio

Una de las artistas más importantes de la historia de Chile, se aventuró a estampar -en piedra, bronce y madera- una visión creativa inspirada en Latinoamérica, pero con carácter universal.



M arta Colvin Andrade descubrió su impulso creativo desde niña gracias a su abuelo, un poeta de origen irlandés. Sus días de juventud pasaron en un fundo cercano a Chillán, la misma ciudad en la que nació en 1907, que abandonó junto a su familia para estudiar en Santiago y a la que luego regresó junto a su marido. Entonces, la idea infantil de dedicarse al arte había quedado atrás. Pero todo cambió un día de invierno. Manejando camino a su casa -recordaba en una entrevista de 1965, registrada en los Anales de la Universidad de Chile-, Marta se cruzó con la escultora y profesora de dibujo del Liceo de Chillán, Noemí Mourges, quien la invitó a ver sus obras. El entusiasmo de Marta fue evidente, tanto que la profesora le regaló un puñado de greda. Luego vino su primera escultura, una figura femenina que se deshizo con el tiempo, pero que inició su carrera artística.

Con una vocación creativa redescubierta, Marta Colvin ingresó al grupo local Tangara, en el que se reunían interesados en el arte para trabajar de manera autodidacta. Pero el terremoto de 1939 arrasó con parte de la entonces provincia de Ñuble, incluida la casa de Marta, donde quedaron sepultadas sus primeras esculturas. Marta, quien entonces tenía 20 años, regresó a la casa de sus padres en Santiago. Entonces inició sus estudios formales de arte en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, donde más tarde fue ayudante, profesora auxiliar en los 50 y profesora titular hasta 1972.

Después de terminar sus estudios, Marta continuó perfeccionándose en Europa. El gobierno francés le entregó una beca para entrar a la Académie de la Grande Chaumière y luego, en 1951, es becada por el British Council para estudiar en el Slade School, en Londres. Allí tomó clases con el escultor Henry Moore, uno de sus maestros esenciales y quien influyó en su valoración de las culturas prehispánicas como fuente de inspiración. Aunque vivió por más de treinta años en Francia, Marta recorrió América estudiando las culturas autóctonas que a través de mitos, paisajes y misterios cósmicos, le dieron un sello original a su obra.

La misma por la que, en 1965 obtuvo el Primer Premio de Escultura en la VIII Bienal de São Paulo, una de las exposiciones artísticas más importantes del mundo. Parte de una trayectoria que, en 1970, le valió ser reconocida con el Premio Nacional de Arte. Fue la segunda mujer y la primera escultora en obtenerlo.

"Por diversas circunstancias, el arte está entrando en la vida y en la conciencia del pueblo; antes alcanzaba a unos pocos seres privilegiados. Ahora se está abriendo una vía amplia a los jóvenes. Cuando he salido a trabajar en las poblaciones, lo he hecho con el propósito de ampliar aún más esta vía", dijo a "El Mercurio" cuando recibió el Premio Nacional. Marta Colvin murió el 27 de octubre de 1995, entre las últimas distinciones que recibió en su país natal destacan el Premio Rebeca Matte, en 1992, y el Premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile, en 1994.

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