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El cineasta Sebastián Lelio:

"Estoy trabajando en la relación entre amor y propiedad"

domingo, 30 de diciembre de 2018

Gabriel Pardo
Cine
El Mercurio

El ganador del Oscar con "Una Mujer Fantástica" -quien este año presentó además "Disobedience" y espera el estreno de "Gloria Bell", con Julianne Moore como protagonista- habla de la incertidumbre de filmar, del cine como lucha cuerpo a cuerpo al decir del filósofo Alain Badiou, de su admiración por los actores y de sus nuevos proyectos.



Sebastián Lelio llega caminando hasta un café de la calle Huelén. Es el barrio de Providencia donde vivió el cineasta Raúl Ruiz, a quien siempre ha admirado. A unos pasos de esa calle también está una de las locaciones de "Una Mujer Fantástica", la película con la que ganó el Oscar.

Lelio (44 años), sin embargo, no parece andar por la vida presumiendo su éxito.

El cineasta -como lo reconocen actores y actrices que han trabajado con él- es amable. No alza la voz, no habla en tercera persona, no menciona la palabra fama. Salvo para responder que "la fama está en la televisión". Y recordar entre risas el momento, hace más de una década, en que dejó tirado su último televisor en la entrada del lugar donde vivía en Santiago y vio desde su ventana cómo una persona lo tomaba y se lo llevaba.

Nació en Mendoza, vivió en Viña del Mar, pasó parte de su adolescencia en Cholguán -pueblo de la región de Ñuble donde se hace el cholguán- y en Estados Unidos, durante un año, como estudiante de intercambio. "Siempre era el nuevo. Tenía que aprender a empatizar y despedirme rápido", dice. También reconoce que no hubo un momento iniciático en el que decidió ser cineasta. "Yo llegué al cine más bien por la escritura y terminé en la Escuela de Cine descubriendo que eso era lo que quería hacer".

Este año no solo ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera, sino que estrenó "Disobedience" (con Rachel Weisz) e inicia la promoción de "Gloria Bell" (con Julianne Moore), nueva versión de su premiada "Gloria", que se estrena en EE.UU. en marzo. Afincado hace siete años en Berlín, dice que pasará unos meses en Chile y seguirá viajando para promocionar sus películas. Por ahora, reaparecerá públicamente en la retrospectiva que prepara la Cineteca Nacional sobre sus largometrajes (del 10 al 15 de enero)

Del más reciente dice: "Julianne Moore es una actriz en el cénit de su capacidad interpretativa y con tremenda vitalidad, que además es un ícono progresista, feminista y de la moda. Fue realmente un honor trabajar con ella".

Cuando la gente le preguntaba si se sentía presionado para filmar después de ganar el Oscar, Lelio recuerda que solía responder que "por suerte" ya había filmado dos películas posteriores al premio. "Después comprendí -dice- que eso no era tan cierto. No he filmado mi película posterior al Oscar. Ahora estoy lidiando con esa presión y con ese desafío. Y me parece un gran problema. Es un problema feliz, pero es un problema".

Mientras todo eso se resuelve, Lelio recuerda en esta entrevista al filósofo francés Alain Badiou. "El cine como experimentación filosófica", es uno de sus textos de referencia. "Una de las cosas que dice -rememora Lelio casi como un mantra- es que el cine es una batalla cuerpo a cuerpo, y una buena película es un territorio donde hay más victorias que derrotas. Más batallas ganadas que perdidas".

-Al finalizar una película, ¿reconoces cuando hay más batallas ganadas que perdidas? ¿Se piensa "esta es una buena película"?

"Al terminar de filmar uno siempre está ciego. Lo que creas de tu película es irrelevante. Porque no sabes lo que va a pasar. Yo soy muy cauteloso. Porque he visto casos de gente que está tan cerca de su propia película y le tiene tanto cariño... que después los costalazos pueden ser muy grandes. En el proceso de una película, y me ha pasado desde 'La Sagrada Familia' (2005, su primer largometraje), le doy la bienvenida a la incertidumbre, a no saber lo que hay ahí. Y entender que lo que yo crea no es relevante".

-Has dicho que en el proceso de hacer una película hay que "autosabotearse". ¿Por qué?

"Desde 'La Sagrada Familia' en adelante hay algo de ese espíritu. Ahí el dispositivo era fuerte: filmar en tres días una película que ocurre en tres días, sin parar. Sin diálogos escritos. Solo con improvisación y con dos cámaras. Y luego construir la narrativa en el montaje. Una trampa que uno mismo se pone".

"Para que los hallazgos sean realmente hallazgos y la película no sea tan solo la expresión de lo que tú ya crees del mundo. Para que no sea tan solo expresarse sino expresar. Creo que hay que ponerse en aprietos para que sea el lenguaje el que surja".

-¿En qué aprietos te has puesto en otras películas?

"En 'Gloria' (2013) era hacer una película pop con un personaje que antes de filmarla sonaba lo menos pop del mundo: una señora que se va de fiesta. Además, filmarla en un retrato de una insistencia absoluta. 'Gloria' siempre está encuadrada. No hay ningún frame de la película en el que su cuerpo no esté presente. Es el retrato de una mujer, observada sin parar, desde todos los ángulos y cruzando todo el espectro emocional y con todos los tonos posibles. Y 'Una Mujer Fantástica', en términos de concepto, es la película más compleja que he hecho: es una película transgénero sobre un personaje transgénero".

-¿Eso fue hecho a propósito?

"Fue el proceso de ir deshilvanando el guión. Uno va tirando una hebra hasta que de pronto va apareciendo la película. Tener a Daniela Vega primero como consultora me hizo preguntarme profundamente qué es una mujer. Y de pronto comprendí que la identidad del personaje está en flujo y se resiste a ser reducida. Así, la película debía tener la misma condición. Por eso oscila entre distintos géneros. Es una película romántica que deviene en thriller , que deviene en estudio de personaje, en cine de humillación y venganza, en musical, en película de funeral. Es todo eso al mismo tiempo y nada por separado".

-¿Qué es lo femenino hoy día?

"Buena pregunta. Creo que lo femenino ha sido acorralado durante miles de años. Y no solo en la mujer, sino que en el hombre. Ha sido puesto en peligro y anulado. Lo femenino se está colando por las rendijas volviendo a ocupar su lugar".

-¿Cuál es el antídoto frente al ego después de los premios y de filmar con actores de fama mundial?

"Creo en la frase de Oscar Wilde, que solo 'un tonto nunca se recupera de un éxito'. Uno ha visto en la vida a gente que se identifica demasiado con su éxito y uno dice 'hay algo que está mal ahí'. No se trata de falsa modestia. Porque uno sabe lo que ha hecho, pero hay que mantener distancia. Por ejemplo, al fracaso comercial de 'Navidad' y de 'El Año del Tigre', le debo 'Gloria'. Los procesos son misteriosos".

-¿Hubo una necesidad de conectar con la audiencia en "Gloria"?

"Sí, con 'Gloria' me salió del fondo del alma esa vocación de decir 'ahora vamos a ver si es posible realmente conectar'".

-Y se convirtió en una especie de ícono pop.

"Claro. Gloria se convirtió en una especie de arquetipo. Y la nueva versión es una especie de testamento a aquello. El juego de esta película y de 'Una Mujer Fantástica' ha sido tomar a personajes que supuestamente no merecen una película. Y decirles 'tú eres una película'. Tienen algo de carta de amor".

Lelio recuerda el rol de Fábula, la productora de los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín, que estuvo detrás de ambos largometrajes. "Ellos son piezas fundamentales de lo que ha pasado con el cine chileno en el último tiempo. Es un lujo trabajar con ellos".

-Sobre "Una Mujer Fantástica" has planteado que se filmó con una vocación estetizante y no con la luz cruda del realismo social.

"Claro. Se podría suponer que una película sobre un personaje transgénero en 2016 debería haber sido filmada con esa luz cruda, con cámara en mano, en los bordes de los recursos, en los bordes de la sociedad. Y lo que hicimos fue filmarla con una vocación estetizante y no teniéndole miedo a la dimensión del espectáculo. Yo creo que ese es uno de los factores más secretos de la efectividad de la película".

-De las etapas de hacer un filme, ¿cuál es la más compleja? ¿Dónde se siente mayor presión?

"La más difícil es la escritura. Ahí te mides con lo peor de ti mismo. Con las vanidades, con el deber ser, con el qué dirán. Ahí está la batalla más personal. A veces hay que tener el coraje de hacer exactamente lo que la intelligentsia condenaría. De hecho, siempre hay que tener ese coraje. Lo que es considerado como lo más refinado por las élites es de lo que hay que huir. Élites del pensamiento cinematográfico, de la intelectualidad... Y esa es una conversación que uno tiene solo frente al teclado".

-¿Ves series? ¿Maratones de series?

"Lo he hecho. Tampoco estoy al día, porque vengo de 3 años de mucho trabajo. Pero sí una serie que me gustó mucho fue 'Top of de Lake', de Jane Campion. Me pareció genial".

-¿Te gustaría hacer series?

"Sí. Hay unas conversaciones para desarrollar una idea original en formato serie. Puede que florezca".

-¿En qué otros proyectos estás embarcado? Has dicho que podrías dar un giro a lo que ya has hecho.

"Sí, creo que sí. Si hay algo que une en lo que estoy trabajando ahora: es que todo está cruzado por la relación entre amor y propiedad. Creo que es un tema que se está abriendo".

-¿La fidelidad, el modo de ser pareja?

"La gran pregunta que todo el mundo se está haciendo, que siempre nos hemos hecho. Pero que ahora se hace con más fuerza por el exceso de información y por la sensación de que tantas formas de vida son posibles, que es cómo vivir, cómo amar. Dónde están los límites, quién los dictamina, bajo qué autoridad, si son expandibles y cuál es el precio que se paga por ello".

-¿Esperas seguir filmando en Chile?

"Me encantaría filmar en Chile, pero por ahora todos los proyectos que tengo son en inglés".

-¿Qué marca al cine chileno?

"Creo que, históricamente, el cine chileno es el cruce, a veces más evidente o más solapado, entre el documental y la ficción. Eso se ve en el Chacal de Nahueltoro, en las películas improvisadas de Ruiz, pre 73. Se ve en la cámara documental de Tony Manero. Se ve en el hecho de poner en el centro del juego de artificio de 'Una Mujer Fantástica' a un verdadero corazón que late, que es Daniela Vega. Esa película también es un documental sobre Daniela Vega".

-¿Cuáles son tus grandes ídolos como cineastas?

"Uno tiene un altar. Mi altar es pagano. Uno va sumando y sumando. Últimamente he estado muy interesado en Buster Keaton. Me parece extremadamente moderno. Y de los contemporáneos hay tantos... por ejemplo, todo lo que hace Paul Thomas Anderson ('Boogie Nights', 'Magnolia') corro a verlo. Creo que una de las películas más potentes de este año es, curiosamente, la aparentemente antihumanista 'La casa que Jack construyó' de Lars Von Trier, un cineasta que siempre he seguido con mucha atención. Él sí que se pone problemas a sí mismo".

"Julianne Moore es una actriz en el cénit de su capacidad interpretativa y con tremenda vitalidad".

"Creo que, históricamente, el cine chileno es el cruce, más evidente o más solapado, entre el documental y la ficción"


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