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Diputada por Antofagasta militó por siete años en el PC y hoy busca presidir RD

Catalina Pérez: de la revolución pingüina a la "democrática"

sábado, 29 de diciembre de 2018

JORGE SOTO
Política
El Mercurio

Hija de exiliados políticos a Suecia encabezó el año pasado una de las candidaturas con menos recursos del Frente Amplio y ganó.



A mediados de noviembre, sentada en una de las bancas del ingreso principal al Congreso en calle Victoria, la diputada Catalina Pérez le comentó a un amigo que dentro del partido había personas que intentaban posicionar su nombre para presidir Revolución Democrática (RD). "Sentía que mucha gente lo decía, pero que nadie hablaba conmigo", cuenta la legisladora, pocas horas después de haber inscrito la lista "Nueva Revolución", que a fines de enero competirá contra la exagregada cultural, Javiera Parada.

Su temor, admite, era lanzarse a la competencia sin tener una red de apoyo que sustentara su candidatura. ¿Es que quién es Catalina Pérez? Se pregunta al teléfono desde Calama mientras de fondo se escucha el viento característico del desierto.

Apátrida

Catalina Pérez (28) busca respuestas en su pasado.

A los cinco años no tenía redes de amigos en Chile, porque nació en Malmö, Suecia. Sus padres, Ricardo Pérez y María Ángela Salinas, tuvieron que viajar de emergencia al norte de Europa tras el atentado contra Augusto Pinochet en 1986. Ambos prestaban servicios en la Vicaría Pastoral Obrera en Puente Alto, por lo que, recuerdan, la cercanía al lugar de los hechos derivó en una persecución casi inmediata por parte de la CNI.

El 18 de diciembre de 1990 nació Catalina, la única hija del matrimonio. Al no ser hija de suecos ni haber nacido en suelo chileno, Catalina era apátrida. Su padre recuerda que en una oportunidad tuvieron que gestionar un pasaporte azul de Naciones Unidas para viajar a Chile.

"Con su madre pensamos que podía crecer en el mejor lugar del mundo, pero sin familia, sin sus abuelos, primos, ni una red de apoyo, por eso decidimos volver", dice su padre.

Catalina llegó a Chile con costumbres de una sueca.

Al principio no entendía por qué los niños chilenos eran tan egoístas para usar los juegos del barrio; en Suecia hacen una fila en donde cada uno espera su turno y, por lo general, los más grandes ceden su lugar a los más chicos. "¿Por qué no te subes al juego?", le preguntaba su padre. "Porque no había fila", le respondía una Catalina de cinco años.

En el colegio, mientras sus compañeros comían golosinas, Catalina traía consigo bastones de zanahoria y apio, como solían ser las dietas de sus compañeros en Malmö.

Su paso por el PC

Sus cercanos cuentan que Catalina tuvo la primera gran conexión con Chile gracias a su abuelo Nicolás Pérez, un obrero tipógrafo trabajador en "El Mercurio" de Antofagasta, quien fue pilar fundamental en su carrera política. Con 12 años, en 2002, Catalina se acercó a la sede regional del Partido Comunista (PC) después de recibir un folleto de las juventudes afuera del liceo artístico.

"Puedes ir donde quieras, pero no firmes ningún papel", le recomendó su padre con desconfianza de las organizaciones políticas.

Militó en el Partido Comunista durante toda la enseñanza media y parte de la universidad, por siete años. Fue vocera regional en la revolución pingüina y fue expulsada del liceo por el prolongado paro de 2006. A escondidas, viajó 1.300 kilómetros desde Antofagasta a Santiago para participar en un comité central comunista. Y cuando sus padres se separaron, la joven se fue a vivir a Iquique. Otra vez tenía que dejar atrás parte de su historia.

Pese a que siempre quiso estudiar teatro, sus padres le exigieron que antes era mejor estudiar derecho. Ella aceptó. Vio que las leyes eran una herramienta política fundamental si quería ser dirigenta.

Una vez terminados los paros y las tomas de 2011, la estudiante se alejó del PC. "Siento que nunca se comprendió que el movimiento estudiantil era un agente de cambio de otras desigualdades", dice la diputada a la hora de argumentar las razones que la llevaron a abandonar el PC.

Derribar prejuicios

De las protestas y paros del 2011 veía con recelo la tribuna que tenían dirigentes como Giorgio Jackson, entonces de la Universidad Católica; Camila Vallejo, de la Universidad de Chile, y Camilo Ballestero, de la Universidad de Santiago. "Era algo súper centralista. No era lo que intentábamos reflejar como movimiento estudiantil, porque a veces bastaba con que se levantaran esas universidades para que nos tomaran atención, siendo que nosotros en Antofagasta llevábamos tres meses en paro", recuerda la diputada, hoy cercana a Jackson, uno de los fundadores del partido político.

"Giorgio sacó un libro en esa época. Lo leí y dije: 'Escribe bien este cabro'", cuenta hoy la abogada entre risas. Jackson ha sido uno de los apoyos relevantes de Pérez.

Durante estos meses en el Congreso, Pérez ha presidido la comisión de Medio Ambiente de la Cámara, y sus pares afirman que jugó "un rol articulador" en la reforma al Código Penal para los delitos de soborno y cohecho.

En tanto, por estos días, Pérez está concentrada en su candidatura para presidir RD, cuya campaña se inicia el próximo 7 de enero.

La diputada confiesa que se sorprendió al ver la molestia de Jackson en Twitter, tras la entrevista de Javiera Parada en la que la gestora cultural dijo que RD vivía una "profunda crisis".

Ayer, justamente, Pérez, en una entrevista en The Clinic, señaló que una crisis profunda es "invisibilizar a los compañeros de todo Chile", y recuerda que su campaña a diputada fue la que menos recursos tuvo. "Nadie me conocía acá en 'Antofa'", dice. La abogada, en todo caso, solo obtuvo 6.106 votos, es decir, el 3,39%, versus los 37.768 (20,98%) que logró la primera mayoría de la zona Paulina Núñez (RN).

Por eso, añade, que el haber construido una red de apoyo fuera de las élites del partido la motivó a querer ser presidenta de RD: "Cuando uno no ha trabajado donde está el poder y las redes, hay que hacerlo todo de la nada. A veces da miedo", admite.

Por las críticas de parlamentarios, como Natalia Castillo, de que una parlamentaria pueda presidir RD, Pérez eleva el tono de voz: "Es un argumento de conservación de una élite. Es una visión patriarcal. El partido no puede estar reservado para quienes no tengan que trabajar para vivir", remata.

"Cuando uno no ha trabajado donde está el poder y las redes, hay que hacerlo todo de la nada ", dice Pérez.

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