Partido de los Trabajadores no participará en la toma de posesión de Jair Bolsonaro
sábado, 29 de diciembre de 2018
Amanda Marton Ramaciotti
Internacional
El Mercurio
La colectividad justificó su decisión aludiendo a una "falta de rectitud" durante el proceso electoral de 2018, porque Lula no se pudo presentar como candidato, ya que está preso por corrupción. A la medida se sumaron otros conglomerados de izquierda.
En una medida sin precedentes desde el retorno a la democracia, el Partido de los Trabajadores (PT, socialista) de Brasil anunció ayer que no participará en la investidura del Presidente electo, Jair Bolsonaro, en el Congreso. El exdiputado y excapitán de Ejército tomará posesión del cargo el próximo martes 1 de enero, tras vencer en las elecciones presidenciales de octubre con un 55% de los votos frente al 45% obtenido por Fernando Haddad, quien sucedió como candidato del PT al encarcelado expresidente Lula da Silva. "Participamos de las elecciones presidenciales bajo el supuesto de que el resultado de las urnas debe ser respetado (...) ganando nosotros o no. Mantenemos nuestro compromiso histórico con el voto popular, pero eso no nos impide denunciar la falta de rectitud del proceso electoral de 2018", sostuvieron la presidenta del PT, la senadora Gleisi Hoffmann; y los líderes del partido en la Cámara Baja, Paulo Pimenta y, en el Senado, Lindbergh Farías, en un comunicado divulgado en la página oficial de la agrupación y en sus cuentas en redes sociales. Según el el PT, los comicios "perdieron su carácter" por el "golpe" a Dilma Rousseff; por la "prohibición ilegal" de la candidatura de Lula y por la "manipulación criminal de las redes sociales para difundir mentiras" contra Haddad. Rousseff sufrió un proceso de impeachment en 2016 por manipular las cuentas públicas y Lula, pese a que era favorito en todas las encuestas hasta agosto, no pudo participar de las elecciones en base a la Ley Ficha Limpia, que prohíbe a todos los condenados en segunda instancia -como es su caso, por corrupción y lavado de activos- aspirar a cargos de elección popular. Y aunque el Tribunal Superior Electoral reconoció que hubo una fuerte difusión de desinformación durante las elecciones, descartó que esta haya influido en el resultado. También los observadores internacionales validaron el proceso e incluso Haddad admitió el triunfo de Bolsonaro la misma noche de la votación. En el texto, el PT insistió en que el resultado de las urnas, a pesar de ser un "hecho consumado", no avala a un "gobierno autoritario" de Bolsonaro, a quien califican como un personaje "antipopular y antipatriota, marcado por abiertas posiciones racistas y misóginas". "No concordamos con discursos y acciones que fomentan el odio, la intolerancia y la discriminación", añadió. El partido concluyó el documento diciendo que, en ese sentido, su actitud de no asistir al cambio de mando es un "acto de protesta", y que "seguirá luchando" para "perfeccionar el sistema democrático y resistir a los sectores que usan al Estado para criminalizar a los adversarios políticos". A la decisión del PT se sumó también el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) del excandidato presidencial Guilherme Boulos y varios miembros del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), de la excompañera de fórmula de Haddad, Manuela D'ávila. Con esa medida, el partido de Da Silva "dejó claro que pretende adoptar una postura radicalmente contraria al futuro gobierno dentro del Congreso", comentó a "El Mercurio" el analista político Sergio Fausto, del Instituto Fernando Henrique Cardoso. El experto añadió que es importante que "otros partidos de oposición no caigan en el mismo juego", porque esto podría afectar la gobernabilidad. "Necesitamos una oposición responsable, que sepa reconocer algo bueno, dejar gobernar al Presidente, pero también condenar férreamente sus malos actos". El PT constituye la mayor bancada de la Cámara Baja, donde 30 partidos tienen representación. Junto al PSOL y al PCdoB, tendrán 75 de los 513 legisladores en la Cámara de Diputados del país, mientras que el partido al que se integró Bolsonaro a inicios del año, el Partido Social Liberal (PSL, derecha populista), contará con 52 escaños. Lo más probable será que el partido de Lula dificulte al máximo la aprobación de todas las propuestas de interés de Bolsonaro, como la flexibilización del porte de armas y una reforma al sistema de pensiones que busca contener la sangría fiscal aumentando la edad de jubilación que hoy es de 65 años para los hombres y 60 para las mujeres. Durante el gobierno de Michel Temer, quien asumió el poder tras la destitución de Rousseff, el PT ya tuvo un comportamiento similar, y se opuso a las políticas del mandatario. La reforma laboral, que flexibilizó los contratos y los horarios de trabajo, logró ser aprobada pese a la constante obstrucción promovida por el PT y otros partidos izquierdistas. Pero, según consignó ayer el diario O Estado de São Paulo, dirigentes del PT estiman que las discusiones que el partido produjo durante la votación de la reforma laboral produjeron una agenda política positiva para la colectividad, en defensa de un Estado más fuerte. En ese sentido, "lo más probable es que el PT se consolide como el partido antiBolsonaro, así como Bolsonaro construyó su candidatura presidencial con un discurso antiPT", comentó a este diario el cientista político Radual Meira, de la Universidad Católica de Río de Janeiro. Durante las elecciones, el futuro presidente hizo eco de tres preocupaciones de los brasileños: la corrupción; la crisis de seguridad y la recesión. Una de sus principales banderas fue mostrarse como un outsider de la política tradicional, cuando cientos de políticos, incluyendo Lula, están condenados por recibir sobornos a cambio de favores.
Seguridad
Las autoridades brasileñas informaron ayer que los preparativos de seguridad para la toma de posesión, cuando se espera la asistencia de medio millón de personas, serán los más estrictos de la historia del país.
