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¿Cómo son los baby boomers y los golden seniors chilenos? Los primeros tienen mayor tolerancia política, mientras los segundos son más felices

sábado, 22 de diciembre de 2018

Daniela Paleo
Economía y Negocios
El Mercurio

La llamada tercera edad es cada vez más amplia y eso se ve reflejado en las diferencias que existen entre los distintos grupos que la componen, ya sea respecto de su visión sobre el país, la sociedad e incluso la muerte. Por ejemplo, los que tienen sobre 73 años ( golden seniors ) quieren vivir hasta los 93 años, mientras que en la generación previa la expectativa baja a 85 años.



La expectativa de vida se ha extendido, en promedio, 34 años en el último tiempo en el mundo según cifras del Banco Mundial, las que muestran que desde 1960 la curva de envejecimiento no se ha detenido. Más aún, las proyecciones dejan claro que la esperanza de vida de las mujeres rompería la barrera de los 90 años en 2030.

Chile en las estimaciones no se queda atrás. Si bien los países que lideran son Japón (83,7 años como media), Suiza (83,4) y Singapur (83,1), nuestro país está actualmente en el 29° lugar con 80,5 años promedio.

Incluso, según el estudio anual elaborado por la Organización Mundial de la Salud, el país es el único de la región que supera los 80 años de esperanza de vida promedio; registro que a nivel global logran solo 29 países.

Se trata de datos que respaldan un fenómeno que desde hace un tiempo se viene observando: la segmentación de la tercera edad. De acuerdo a Catalina Correia, directora de Márketing de GfK Adimark, la información muestra que el concepto tradicional de "adulto mayor" es insuficiente para entender a esta parte de la población. ¿La razón? El envejecimiento ha generado diferencias fundamentales en la caracterización de los seniors según su edad. "Un adulto de 70 años es radicalmente distinto a uno menor, por lo que tratar de entenderlos desde este concepto "paraguas" deja fuera mucha información relevante", afirma Correia.

Así, por ejemplo, los llamados golden seniors -personas que tienen 73 años o más- son menos estresados y más felices que la generación de baby boomers (entre 53 y 72 años), lo que se explicaría por una mayor satisfacción con su familia y porque dicen tener mucho más tiempo disponible. Sin embargo, están más solos: tienen menos amigos y menor vida social y claramente están menos satisfechos con su estado de salud físico y mental. Asimismo, se observa que son mucho más conservadores en lo valórico y menos tolerantes en lo sexual y político.

Por otro lado y según Correia, al menos en Chile se evidencia que en la medida que las personas envejecen, se hacen más pobres. "Según nuestros registros, el 53% de los golden seniors tienen dificultades para llegar a fin de mes (17 puntos porcentuales más que los baby boomers y 22 puntos más que el promedio de la población total del país)", sostiene.

Otra diferencia importante tiene que ver con el uso de la tecnología: solo el 43% de los golden seniors tiene internet en sus hogares versus el 78% de la población, en tanto que el 24% de los baby boomers tiene Netflix versus el 35% de la población chilena.

En tanto, los más adultos siguen interesados como siempre en las cosas que les gustan como, por ejemplo, ver televisión, escuchar música y llevar una vida sana con ejercicio físico, actividades todas que normalmente generan cambios positivos en este grupo etario y los invita a tomar parte activa en la vida y no caer en una actitud pasiva y dependiente, comentan desde GfK Adimark (ver infografía).

La tercera edad se ha ido empoderando

Frente a los resultados, Constanza Daniels (gerenta general de Fundación Oportunidad Mayor) reafirma que lo que caracteriza a las personas mayores en Chile es la heterogeneidad. "No hay una persona mayor igual a otra. Hay mucha diversidad, tanto entre los seniors autovalentes como entre los dependientes", dice la ejecutiva y agrega que de los aspectos importantes que se desprenden del estudio de GfK es que poco a poco las personas de la tercera edad se han ido empoderando. "Hoy son bastante más conscientes de sus derechos, están sacando la voz y están buscando los caminos para mantenerse insertos en la sociedad. También han entendido que los primeros responsables de un buen envejecer son ellos, a diferencia de antes que creían que era responsabilidad de otros, como del Estado", afirma.

De las cosas negativas, llama la atención el menor nivel de felicidad que mostró el informe respecto de las otras generaciones. "Preocupa, también, la marcada diferencia que hay entre clases sociales. A mejor condición económica, más felices y empoderadas son las personas mayores y viceversa", explica Daniels.

Por su lado, Correia rescata el hecho de que el miedo a envejecer es un temor que tienen las personas más jóvenes. "A medida que la gente envejece, pierden este temor y ganan bastante en términos de felicidad y satisfacción en diferentes aspectos de su vida. Se sienten más plenos en muchos sentidos", comenta la ejecutiva.

Vejez no es sinónimo de obsolescencia

Con todo, la directora de Márketing de GfK Adimark concluye que en Chile envejecer todavía no es sinónimo de felicidad, lo que se explicaría en el factor económico y el acceso a salud. "Se debe dejar de ver el paso del tiempo como sinónimo de obsolescencia y empezar a entender la vejez como lo que realmente es: una etapa más de la vida, una oportunidad que tienen las personas de reenfocarse en las relaciones y en los temas que realmente les importan", dice.

Por su parte, Daniels señala que para avanzar en esa línea, lo primero es romper con los estereotipos negativos de la vejez y cambiar la mirada. "Entender que ser viejo no es sinónimo de declive o enfermedad, sino más bien una oportunidad. Así lo debiera ver el mundo político, el mundo del trabajo, de la salud, de la vivienda, del deporte, del arte, del entretenimiento y un sinfín de áreas en las que las personas mayores tienen mucho que aportar", propone.

Lo segundo, puntualiza, es entender que lograr ese cambio de mentalidad es tarea de todos y que finalmente los programas y proyectos asociados a la vejez tengan una mirada transversal, incluyendo a organizaciones de la sociedad civil, a la empresa, municipios, mundo académico y, por supuesto, al Estado.

Los adultos mayores se han ido adaptando al uso de la tecnología en su diario vivir, aunque todavía están lejos de las generaciones más jóvenes. Por ejemplo, el 43% de los que tienen 73 años y más poseen internet en sus hogares versus el 78% de la población nacional, mientras que el 24% de los baby boomers tiene Netflix versus el 35% del total.

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