Convertir a Quebrada Blanca en una de las 20 faenas más grandes del mundo es el objetivo de la firma canadiense Teck, que ayer dio a conocer que el directorio de la compañía finalmente sancionó el proyecto que busca desarrollar la segunda fase del yacimiento. La operación se produce luego que la empresa diera con un socio que se hará con el 30% de la propiedad del proyecto ubicado en la Región de Tarapacá, la firma japonesa Sumitomo, que pagará US$ 1.200 millones. El 10% restante de la propiedad pertenece a la Empresa Nacional de Minería, que no está obligada a colocar capital para mantener su posición dentro de la faena. Se trata de la inversión de la minería privada más grande de la historia de la industria local que alcanza esta etapa de madurez, considerando un desembolso de US$ 4.739 millones, siendo sólo superada por el proyecto de la estatal Codelco, Chuquicamata Subterránea, que requiere de unos US$ 5.550 millones. Según la compañía, la inversión se redujo en un 5% luego de que se completaran las últimas ingenierías, y su financiamiento será a través de créditos por unos US$ 2.500 millones, que se suman a los US$ 1.200 millones pagados por Sumitomo para entrar a la iniciativa. El resto se descompone en US$ 346 millones también pagados por el socio japonés y US$ 693 millones que corresponden a Teck. "Quebrada Blanca II es uno de los principales activos de cobre no desarrollados del mundo y esta transacción confirma aún más el valor del proyecto", dijo Donald Lindsay, Presidente y CEO de Teck, quien agregó que la sociedad con Sumitomo "reduce significativamente el riesgo de la inversión de Teck, mejora la economía de nuestro proyecto y preserva nuestra capacidad de continuar devolviendo capital a los accionistas y reducir los bonos actualmente en circulación". Futura expansión Tal es la envergadura de la iniciativa que considera durante su fase de construcción la creación de 11 mil puestos de empleos, más otros 2.000 durante la operación del yacimiento. La inversión busca extender en 25 años la vida útil de la faena y llegar a una producción anual de 300 mil toneladas de concentrado de cobre. Entre las principales obras se contempla profundizar el rajo actual para avanzar hacia la zona de explotación de sulfuros. También se levantará una desaladora de agua, un depósito de relaves, una línea eléctrica, un puerto y una planta concentradora con capacidad para procesar 140.000 toneladas diarias de mineral. Sin embargo, y tal como adelantó "El Mercurio", la firma canadiense ya tiene en marcha los estudios de una posible fase III del yacimiento, operación que podría llevar a la faena a doblar su producción de cobre y colocarla entre las cinco minas más importantes a nivel mundial. Incluso, en el pacto con Sumitomo ya se considera que la firma japonesa tendría que concurrir con un 8% de la inversión en caso de concretarse la fase III, que si bien aún no tiene definido su costo, sería hasta US$ 1.000 millones más barata que el proyecto actual. Es decir unos US$ 3.800 millones. "QB III sería más eficiente en términos de capital que QB II ya que no se necesitarían más instalaciones de relaves durante al menos 10 a 15 años, y alguna otra infraestructura ya estaría instalada. QB III podría ser sancionada a partir de 2024, sujeto a permisos, consideraciones ambientales y de la comunidad", aseguró Donald Lindsey en conferencia con analistas. ""Quebrada Blanca II es uno de los principales activos de cobre no desarrollados del mundo y esta transacción confirma aún más el valor del proyecto". DONALD LINDSAY CEO y presidente de Teck