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Dibujantes sub 30:

Llevar la propia vida al cómic

martes, 04 de diciembre de 2018

Por Muriel Alarcón
Entrevista
El Mercurio

Son los nuevos talentos de la ilustración en Chile. Tienen menos de treinta años y cuentan sus historias en historietas. Se autoeditan y autopublican y se muestran y promocionan en redes sociales, donde tienen cientos de miles de seguidores. Han encontrado un espacio para registrar su cotidianeidad.



-Creo que vivimos en un mundo en el que la imagen se ha transformado en nuestra forma más común de comunicación. Por eso el cómic ha empezado a ganar terreno -dice Sofía Flores, 27 años, artista visual y profesora de artes visuales de la Universidad Católica, autora de varios fanzines, que son publicaciones independientes de bajo costo.

Sofía Flores es considerada, tanto por sus contemporáneas como antecesoras, una de las caras más visibles de este fenómeno. Cada vez son más las jóvenes que incursionan en la historieta autobiográfica. En el papel, dibujan, registran y narran los acontecimientos que impactan su cotidianeidad: reflexiones en torno a situaciones que viven. Aunque también su producción abarca eventos imaginarios, experiencias hasta oníricas. La mayoría proviene del mundo de las artes impresas y creen que en su notoriedad algo ha influido la ola feminista.

Junto a Sofía Flores está Constanza Salazar, de 28 años, artista de la Universidad de Chile, quien acaba de lanzar su libro ilustrado "No se trata de mí", donde registra la partida de su madre, enferma de cáncer; Toto Duarte, de 26 años, dibujante y diseñadora de la Universidad de Valparaíso, y Catalina Cartagena, de 26 años, ilustradora del Instituto Arcos, también dedicada a las cerámicas y al grabado.

Todas, en cierto modo, se han armado su vitrina con cientos de miles de seguidores en redes sociales: ahí encuentran visibilidad, pero también difusión y el encuentro con un público que potencialmente puede interesarse por adquirir sus trabajos. Un espacio clave para mostrar quiénes son y lo que hacen, que les exige actualizaciones de sus historias de manera continua.

Aunque algunas no niegan que les gustaría publicar en grandes tirajes, se destacan por su autogestión. Ellas ya no esperan que las editoriales las busquen, porque se autoeditan y se autopublican.

-No hay tiempo que perder. Hay una necesidad de publicar, y no necesitamos que venga alguna editorial a descubrirnos -dice Constanza Salazar-. Tenemos las herramientas y sabemos cómo hacerlo, además hay toda una red de gente que trabaja independientemente.

Catalina Cartagena coincide con Constanza en que ya no están esperando a que las "descubran".

-Aprendimos a hacer todo nosotras mismas. Así también tienes mayor libertad en los temas que quieres trabajar, no hay censura. Si no estoy de acuerdo con cómo se hacen algunas cosas, uno puede juntarse con amigos que piensan igual y crear algo más, hacer encuentros- recalca.

En algunos casos, sus historias, a primera vista, parecen simples: los trazados aparentan ser espontáneos e intuitivos, pero tras ellos hay narraciones reflexivas que revelan experiencias duras, difíciles y conmovedoras.

-No somos solo dibujantes. Yo aprendí a digitalizar mis trabajos, editar, imprimir, encuadernar y distribuir lo que hago. Es más que autopublicarse. Somos personas multidisciplinarias y en constante aprendizaje. Pero también soy consciente de que sucede porque nacimos en una época donde es más fácil acceder a nuevas tecnologías y herramientas- dice Toto Duarte.

***

Sus referentes son variadas. Van desde la historietista e ilustradora colombo-ecuatoriana "Power Paola" a contemporáneas como Denisse Valdenegro -a cargo de la serie "Oficinismo"-, Carola Josefa y Rebeca Peña, a las reconocidas chilenas Marcela Trujillo y Sol Díaz, autoras de "La polola" -el podcast nacional dedicado a la difusión de este arte- y parte del grupo gestor tras la revista "Brígida" -que reúne el trabajo de destacadas comiqueras chilenas y en el cual están involucradas además Isabel Molina, periodista, y Patricia Aguilera, diseñadora, ilustradora y socia fundadora de "PLOP! Galería", un espacio que se ha transformado en clave para la difusión de estos nuevos talentos.

Estos últimos hitos, eventos, instancias, los consideran fundamentales a la hora de explicar su popularidad.

-En términos de producción y calidad sus trabajos son ejemplos que nos han alentado a dibujar y crear- dice Sofía Flores sobre la generación de ilustradoras chilenas que la antecede.

Pero no creen que hoy necesariamente sean más las ilustradoras.

-Yo creo que tiene que ver más con algo generacional y con la época en la que estamos, que permite que hoy sea más visible lo que hacemos. Estoy segura de que más personas de las que creemos tienen diarios de vida, libretas donde escriben y dibujan sin ser dibujantes dedicados. Es una forma de liberación que trasciende cualquier oficio- dice Constanza Salazar.

En el pasado, Constanza se especializó en grabado, pero al egresar se dedicó a la serigrafía. Su mamá era parvularia y fue la primera en enseñarle a dibujar. Años después, mientras estuvo en la universidad, asistió al taller de dibujo del académico de la Universidad de Chile Gabriel Iñaki Uribarri.

-Aprendí a sacar carácter y a perder el miedo. Fue un entrenamiento duro, pero muy necesario. Siento que dibujé tanto casi como para olvidarlo todo. Me refiero que volví a ser un niño con el dibujo. Un niño que tuvo que madurar para volver al comienzo, no sé si me explico- insiste.

Catalina Cartagena dice que dibuja formalmente desde 2013. A la par de sus estudios universitarios, participó en ferias de ilustraciones y en convocatorias para estar en fanzines o exposiciones. Con el tiempo, terminó organizando ella ferias y haciendo fanzines. Hoy dibuja porque cree que tiene cosas que debe contar a otros, pero también contarse a sí misma.

-Me ayuda a ordenarme en mi interior- dice.

Sus dibujos son acerca de los temas que a ella le importan, pensamientos que se le cruzan por la cabeza, que cree que deben hablarse, porque le aprobleman a ella, porque, dice, le hubiera gustado leerlos de alguien en algún momento. Catalina Cartagena habla de las mujeres, de los cuerpos, de los sueños, del amor y de los perros.

-En el último tiempo he indagado mucho en la pena y en la ansiedad. Al vivirlas también te das cuenta de la poca información real de esto y si yo puedo ayudar un poco en la conciencia de la salud mental, siento que debo (hacerlo)- dice.

Sofía Flores incursionó en el cómic en 2012. Se interesó por el formato cuando empezó a aburrirse de Arte, al mismo tiempo que empezó a leer blogs donde sus autores subían sus historietas. Entonces descubrió el cómic de autor y quiso aprenderlo.

-La razón por la que me dedico a dibujar es porque es mi lenguaje, es la forma en la que me comunico con las personas. Dibujar me ayuda a entender cómo vivo- dice Sofía.

A Toto Duarte, quien desde el 2015 ha realizado asistencia en dirección de arte, elaboración de maquetas y piezas en miniatura, y montajes de escenarios para producciones de animación stop motion , le cuesta decir si se dedica al dibujo exclusivamente. Dice que esto, más bien, sucede por períodos. Sus historias en su mayoría cuentan conversaciones que tuvo o vivió, cosas que experimentó, que pensó y que sintió.

-Hay momentos en que paso estaciones sin hacerlo, hago otras cosas para existir y luego me veo un par de meses dibujando sin parar. Me gusta hacerlo, me da gusto revisar libretas y verme- dice.

El trabajo autobiográfico de Toto Duarte es particularmente destacado por sus contemporáneas por apelar a corporalidades y a identidades sexuales no binarias.

-Hace poco más de un año dibujé una tira de tres páginas donde hablo de cómo ha sido habitar un cuerpo intersexual y la cantidad de personas que me escribieron agradeciendo y contando sus experiencias fue maravilloso -dice.

Toto Duarte dice que dibujar es un refugio, es un espacio de intimidad y reflexión. También piensa en la coyuntura.

-En estos tiempos la voz de las mujeres y otras corporalidades e identidades sexuales no binarias se están manifestando y despojándose de los roles otorgados desde siempre. Por siglos la historia ha sido registrada y archivada en su mayoría por varones. Es de ellos de quienes tenemos más información en todas las áreas: ciencias, artes, política, filosofía...Y, por lo tanto, a quienes consideramos seres creadores y pensantes. Con esto quiero decir que seguro existieron mujeres que dibujaban, escribían, hacían cómic, solo que nadie les prestó atención y, por esa razón, no hubo registro de ellas. Lo bueno es que de a poco eso está cambiando.

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Constanza Salazar siempre ha escrito y dibujado lo que le pasa. Cuando decidió que su obra trataría sobre el proceso que enfrentó por el cáncer de su mamá y su pérdida, junto con todas las sensaciones en torno a concebir su muerte, se encontró con libretas llenas de cosas que había hecho cuando su mamá estaba enferma y después de su muerte.

-Con la editora tuvimos que ordenarlo para que fuera una historia más lineal, porque claramente en ese caos de recuerdos no lo era y lo adaptamos al formato libro- dice Constanza sobre la producción de su libro "No se trata de mí". En él, acudiendo a la ironía, reflexiona sobre las tradiciones y ritos que supone la muerte de un cercano (como, por ejemplo, tener que comprar un ataúd y una franja de tierra para el entierro) en momentos de introspección y tristeza.

-A veces me es más fácil escribir que llevar a cabo un dibujo que represente eso que quiero. Es muy difícil aterrizar las ideas y que el resultado me deje conforme. Por eso "No se trata de mí" tiene mucho texto de puño y letra -dice.

En 2015, Catalina, Sofía y Toto inclusive tuvieron una pequeña editorial juntas -Galope Ediciones-, de fanzines y libros. Con ella, editaron a amigas ilustradoras, publicaron fanzines y participaron en diversos encuentros en Chile, pero también en Argentina y Brasil.

Para todas fue una muy buena experiencia, pero a la que decidieron darle cierre en 2017, después de que pasado el tiempo, tuvieran distintas visiones y opiniones respecto de formas de hacer las cosas.

-Galope para mí fue un período de aprender a andar. Yo había tenido experiencias previas, pero con Galope aprendí a sistematizar los procesos de conformación de una publicación. No fue sencillo, pero hicimos más de quince publicaciones, de autoras mujeres en su mayoría. Todas las publicaciones eran pensadas y visionadas con amor, prestando mucha atención a los detalles- dice Toto Duarte, quien junto a este proyecto publicó "Saudade de un Astronauta" (2015) y "Algo dentro se vuelve Azul" (2016).

-Éramos muy chicas aún en ese tiempo y no supimos llevar bien las decisiones y nuestros papeles en la editorial, y sobre todo preferimos mantener la amistad- agrega Cartagena.

Hoy, de hecho, son en cierto modo críticas de las editoriales.

-Creo que las editoriales aún están demasiado mediadas por el sistema de ventas- dice Sofía Flores. Por eso no ha sido este el espacio en el que han decidido poner sus esfuerzos. Creen que deberían existir más revistas de cómics, más podcasts o más sitios web especializados. Por eso, además del internet, las ferias independientes se han convertido en las mejores vitrinas para mostrar lo que hacen.

-Creo que la generación anterior estaba recién formando el camino sin los medios que tenemos ahora. Hoy es más fácil editar un fanzine en tu casa o imprimirlo en "July" -dice Constanza Salazar refiriéndose a una "picada" clásica de los fanzineros, reconocida por su calidad y los precios accesibles de impresión, que está ubicada a poca distancia del metro Ñuble.

Pero llevar su intimidad al papel no siempre es fácil. Reconocen el pudor, la vergüenza, de poner a disposición de su obra su mundo más íntimo, su privacidad. También reconocen las dificultades de "imponer" un estilo gráfico. Constanza Salazar, por ejemplo, dice que a sus profesores en la universidad no les gustaba el trabajo que ella hacía.

-Y lo entiendo perfectamente, uno no le puede gustar a todo el mundo- aclara.

Creen que esto radica en que se continúa creyendo que existen solo dos criterios para hablar de estilos gráficos: el buen dibujo o el mal dibujo.

-Y yo no quiero que me juzguen por la manera en que dibujo- dice Sofía Flores.

A pesar de que las ilustradoras reconocen que no es nada de fácil vivir de esto siendo independiente, hay algo que las mantiene ahí.

Constanza Salazar confiesa:

-A ratos es muy desgastante y agotador, realmente. Muchos ilustradores hacen su camino trabajando para grandes marcas y así se pueden mantener, pero a mí me genera un poco de ruido eso. Quizás tiene que ver con lo expuesto que a ratos puede ser. Siento que me cuesta encajar o que me siento un poco fuera de mí. Me pasó algo similar con el libro. Y lo relaciono con el pudor... Con el pudor de contar una historia tan personal, pero no por el contenido de la historia en sí, sino porque siento que es algo que no me hace muy diferente al resto. Muchas personas viven duelos todo el tiempo, yo no soy especial por eso, solo creo que pude dibujarlo- dice.

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