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De la guerra comercial al caso Khashoggi: las tensiones que marcarán la cumbre del G20

domingo, 25 de noviembre de 2018

Nicolás García de Val
Internacional
El Mercurio

La disputa entre Estados Unidos y China estará en el centro de la cita, pero varios de los asistentes tienen otras discusiones abiertas entre ellos.



Los líderes de las principales economías del mundo se verán las caras en Argentina en la cumbre del G20. Un grupo que nació como mecanismo para resolver crisis financieras, y que ahora enfrentará su reunión más agitada de los últimos tiempos, con el comercio como gran tema.

La guerra arancelaria entre EE.UU. y China promete ser el principal foco de tensión y podría hacer que esta reunión sea incluso más compleja que la del año pasado, cuando un recién llegado Donald Trump puso en duda, por primera vez, que se pudiera firmar un pacto final entre todos los presentes.

Rusia, Turquía y Arabia Saudita son algunos de los países que prometen estar en el centro de la polémica de la cita planetaria. Estos son algunos de los principales frentes abiertos:

Proteccionismo contra libre comercio

En sus casi dos años, Trump ha mantenido relaciones tensas con prácticamente todos los aliados y rivales históricos de su país -varios de los cuales asistirán a la cumbre del G20-, pero con ninguno de ellos han sido tan complejas como con China.

En un principio se mostraban cercanos, pero el proteccionismo del Presidente estadounidense -graficado en su famoso lema de "America First" ("Estados Unidos primero")- no tardó en enfrentarlo a su par chino, Xi Jinping, quien ha intentado mostrarse como un defensor del libre comercio. Las sospechas de EE.UU. de que Beijing financia ataques cibernéticos para robarle tecnología también han dificultado las relaciones.

La tensión fue crítica este año cuando Trump impuso aranceles al acero y aluminio de varios países y estableció nuevas tasas a las importaciones chinas por valor de US$ 250.000 millones. "Y tenemos otros US$ 267.000 millones si queremos", dijo hace poco el estadounidense. Si concreta, las tarifas superarían el total de todos los productos chinos importados a EE.UU. el año pasado (unos US$ 400.000 millones).

El gigante asiático respondió imponiendo sus propios aranceles a productos norteamericanos por unos US$ 110.000 millones.

"La reunión entre Trump y Xi será un episodio central de la cumbre debido a las repercusiones que un acuerdo entre ellos puede tener para la economía mundial. Creo que llegarán a algún tipo de acuerdo, aunque es incierto que se implemente", dijo a "El Mercurio" Ye Yu, experta del Shanghai Institute for International Studies.

La cumbre del APEC dio un atisbo de lo que podría ser la cita en Argentina. Sin mencionar a EE.UU., Xi se lanzó contra las tendencias proteccionistas que "ponen obstáculos" al libre comercio y a la globalización, mientras que el Vicepresidente estadounidense, Mike Pence -quien asistió en reemplazo de Trump-, prometió que su país no va a ceder en su política arancelaria, amenazó con duplicar los impuestos a las importaciones chinas y cuestionó el principal proyecto de infraestructura de Beijing -la Nueva Ruta de la Seda-, llamándolo "diplomacia de chequera".

Para evitar disputas, el comunicado final no tendría referencias explícitas al proteccionismo, según un borrador del acuerdo al que tuvo acceso el Financial Times.

Cara a cara con Putin

La cita con el Presidente ruso, Vladimir Putin, es la otra gran reunión de Trump en el G20. Después de la cumbre de Helsinki del 16 de julio, donde el estadounidense prácticamente exculpó a Moscú de la supuesta intervención rusa en las presidenciales de 2016 -de lo que luego se retractó, alegando que "se expresó mal"-, Trump llega a Buenos Aires con el fantasma de la "trama rusa" rondándolo.

Washington ha impuesto varias rondas de sanciones contra Moscú -por su intervención en Ucrania, la anexión de Crimea en 2014 y por la injerencia electoral-, pero, de todas formas, Trump ha sido cuestionado en su país por su aparente suavidad ante Putin. Eso ha potenciado los rumores sobre una posible colusión entre los rusos y su campaña presidencial de 2016. En ese contexto, una reunión entre ambos podría traerle problemas internos al estadounidense.

La reciente decisión de EE.UU. de abandonar el tratado de desarme nuclear (INF) firmado en 1987 suma tensiones a la cita. Para Trump, el tratado es "obsoleto". Para Putin, la salida provocará una "carrera armamentista".

Divisiones en la UE

El Presidente francés Emmanuel Macron y la Canciller alemana Angela Merkel han defendido la idea de fortalecer los lazos de la Unión Europea (UE), incluso planteando la posibilidad de crear un ejército comunitario, pero el bloque llega a la reunión del G20 dividido por la amenaza del populismo y presionado por la inminente salida de Reino Unido, su segunda mayor economía.

Durante la cumbre, los ojos estarán puestos en lo que haga el Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, cuyo gobierno populista acaba de aprobar un presupuesto expansivo para 2019 que aumenta el gasto en asistencia social, reduce la edad de jubilación y eleva el déficit, lo que desató una disputa con el resto de la UE por el incumplimiento de las normas del organismo.

La Comisión Europea ha amenazado con aplicar sanciones, pero Roma -que ha chocado antes con la UE en temas como migración- se ha mantenido firme en su postura de no cambiar su propuesta.

La sombra del Brexit también podría aparecer en la cumbre. La Primera Ministra británica, Theresa May, acaba de lograr que su gabinete y los otros miembros de la UE aprueben su proyecto de acuerdo de divorcio con Bruselas, pero ha recibido críticas entre los parlamentarios, incluso los de su partido, que amenazan con sacarla del gobierno.

La muerte de Khashoggi

Turquía y Arabia Saudita son otros de los países que llegan enfrentados a la cumbre y la recién confirmada asistencia del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, podría complicar la situación.

El Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mantiene un tono cordial hacia el rey, Salman bin Abdulaziz, pero ha acusado al príncipe Mohammed de ordenar el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, quien desapareció luego de ingresar al consulado saudita en Estambul el 2 de octubre.

Riad -que ha cambiado varias veces su versión- lo niega, pero Ankara dice tener pruebas que vinculan al heredero con el presunto asesinato.

A medida que la prensa turca entregaba detalles del episodio, el caso Khashoggi generó revuelo mundial y una creciente presión internacional sobre Riad para que dijera lo que realmente ocurrió. Países como Alemania y Canadá incluso llegaron a poner en duda la continuidad de sus contratos de armas con el reino, y sus líderes estarán presentes en la cita en Buenos Aires.

En la vereda contraria estará Trump, quien, pese a emitir sanciones contra los sauditas que resulten responsables, ha manifestado que no dejará que el caso ponga en riesgo su alianza estratégica con el reino y los millonarios acuerdos militares. "Podría ser que el príncipe heredero tuviera conocimiento de este trágico evento. En cualquier caso, nuestra relación es con el Reino de Arabia Saudita. Ha sido un gran aliado en nuestra lucha tan importante contra Irán", dijo el jueves en un comunicado.

La incógnita de Brasil y México

Las elecciones presidenciales en Brasil y México de este año marcaron un cambio radical de gobierno para estos países y abrieron una incógnita sobre el futuro de las dos principales economías de América Latina, cuyos líderes asistirán a la cumbre del G20.

El Presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro (extrema derecha), quien asumirá el 1 de enero, ha enviado mensajes contradictorios desde las elecciones en las que derrotó al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), tras 13 años en el poder.

Por un lado, ha lanzado consignas proteccionistas y contra la expansión de Beijing en el país -"China no está comprando en Brasil, sino que está comprando Brasil", fue una de sus frases de campaña-, pero, por el otro, nombró a Paulo Guedes, un liberal ortodoxo, como su ministro de Economía.

Algo similar ocurre con el Presidente electo mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). El futuro mandatario, que asumirá el 1 de diciembre, se comprometió a lograr un crecimiento de 2,5% en 2019 (este año el Fondo Monetario Internacional proyecta un 2,2%), pero su triunfo -la primera vez que la izquierda llega a la Presidencia por la vía electoral en el país- tiene a los mercados y empresarios preocupados ante las medidas que pueda tomar.

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