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cine

Dry Martina

sábado, 24 de noviembre de 2018

Por Ascanio Cavallo
Agenda
El Mercurio




¡Por Dios que es conservador el cine de Che Sandoval! Todos los esfuerzos puestos en que no lo parezca -tres escenas de sexo, diálogos sobre la frigidez y el celo, un par de pitos fumados con ahínco- son demasiado visibles y exponen con nitidez esa ansiedad por la pareja justa y el orden familiar que ya era notoria en Soy mucho mejor que voh.

Martina (Antonella Costa), una cantante argentina cuya madre fue mucho más famosa, se encuentra en un momento de crisis que se expresa principalmente en la frigidez (de ahí el dry del título), aunque parece ser que la falta de pareja sexual debe traducirse como una soledad más profunda. En ese punto aparece una joven Francisca (Geraldine Neary, también conocida como Dindi Jane), convencida de que es su hermana, porque su padre (Patricio Contreras) habría tenido una aventura con la madre cantante.

A Martina no le interesa la historia de Francisca, pero sí su novio César (Pedro Campos), que reactiva su deseo erótico. Tanto, que viaja a Santiago para buscarlo, empeño en el que se reencontrará con Francisca y su obsesión por ser su hermana, por integrarla a una familia que le parece incompleta y por darle un padre sustituto. El esfuerzo de Francisca es el camino hacia un orden patriarcal. El caso es que a César no le interesa Martina y la película sugiere que deja de interesarle totalmente después de saber sobre su adolescencia casi ninfómana. Hay cierta diferencia de edad entre ambos (Martina es mayor), pero esto carece de relevancia: lo que importa es la pasada promiscuidad de ella. Los celos del nuevo novio de Francisca -un personaje poco armado- son un eco del mismo reclamo.

Pareja, familia, fidelidad, patriarcado: estos son los tópicos subterráneos de Dry Martina , por mucho que sus protagonistas eviten manifestarlos en los momentos en que razonan con cierta lucidez. La cámara en mano que usa Sandoval reproduce el estado permanente de ligero mareo, como de resaca continua, en que viven los personajes cuando no están bebiendo o fumando marihuana. Hay coherencia entre Dry Martina y los dos largos anteriores de Sandoval. Solo que los perdedores masculinos son sustituidos por una perdedora femenina, un cambio de eje que tiene su atrevimiento. Pero eso hace más visible el sustrato conservador: ni decir que Martina resulta harto más castigada que el adolescente Javier y que el depredador "Naza". Quizá también por eso las costuras son más notorias: una mejor ejecución visual con una estructura más deshilvanada.

DRY MARTINADirección : Che Sandoval.Con : Antonella Costa, Geraldine Neary, Pedro Campos, Álvaro Espinoza, Patricio Contreras, Martín García Garabal.95 minutos.

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