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Negociación colectiva: flexibilidad laboral organizada y de consenso

sábado, 30 de agosto de 2008

EDUARDO VERGARA B., Director Asuntos del Sur, Estudiante MPA, Sciences, Po, París.
Economía y Negocios Online, El Mercurio

Empresas dinámicas junto con trabajadores fortalecidos son requisitos fundamentales para mejorar la competitividad y productividad".








Finalmente, el Gobierno anunció que despachará una iniciativa para implementar mayor flexibilidad laboral. Esta propuesta traerá importantes cambios a la regulación de la negociación colectiva, herramienta imprescindible en la relación empleado-empleador.

Porque las empresas y el sector privado están en constante evolución y adecuan sus prácticas a los escenarios del mercado, debemos dotar de similares herramientas a nuestros trabajadores. Empresas dinámicas junto con trabajadores fortalecidos son requisitos fundamentales para mejorar la competitividad y productividad. Está claro que gracias a los avances en la producción y la tecnología, los métodos de negociación han cambiado, por lo que este tipo de instancias también deben evolucionar.

Aparte de los conocidos beneficios que genera la negociación colectiva, ésta también resuelve de manera natural temas conflictivos como la flexibilidad laboral y la discriminación salarial. Una negociación eficiente podría reducir la brecha salarial entre chilenas y chilenos que llega al 47%. Además, el fortalecimiento sindical ayudaría a que éstos terminen su dependencia de los sectores políticos para influenciar a la empresa por medio de presiones o iniciativas legislativas innecesarias.

La negociación colectiva requiere modernización y mayor calidad. La tarea es crear dinámicas de comunicación descentralizada que reduzcan conflictos y entreguen a los empleados la pertenencia que da nacimiento a una flexibilidad laboral organizada y fruto del consenso. En otras palabras, alejarse de la horizontalidad convencional y generar organizaciones nucleares y representativas.

Por el momento, la iniciativa se enfoca en áreas que van desde la capacitación hasta la delineación de nuevos requisitos de negociación. Se propone entregar mayor protagonismo y poder a los sindicatos; terminar con los obstáculos creados por la presencia de múltiples razones sociales dentro de una empresa; y se estudia, finalmente, exigir la entrega del 30% de las utilidades de la empresa a sus trabajadores de manera más equitativa.

Sin embargo, es importante evitar que estas iniciativas causen nuevos obstáculos para el crecimiento y el desarrollo. Por ejemplo, es necesario evitar negociaciones salariales excesivas que limiten el crecimiento de ciertas industrias; y que grupos no sindicados queden al margen de las negociaciones. Este último es el caso de los trabajadores agrícolas, que hoy siguen recibiendo salarios indignos y muchas veces enfrentan la violación de sus derechos. El miedo a perder el trabajo los silencia, y la falta de instancias de negociación los mantiene al margen del diálogo.

Por sobre las bondades de este proyecto, es necesario que el sector privado demuestre modernidad e impulse mecanismos de participación y representatividad para sus trabajadores. Es momento de terminar con el miedo a la negociación colectiva, y asumir que ésta puede no sólo mejorar la competitividad y el desarrollo empresarial, sino que también ayudar a que nuestros trabajadores tengan una vida mejor y condiciones laborales más justas.

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