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La inflación aún acecha

sábado, 30 de agosto de 2008

Tulio Vera
Economía y Negocios Online, El Mercurio

Por varias razones, festejar el fin de la inflación parece algo prematuro. Los precios de las materias primas siguen estando a niveles históricamente muy altos.










Ha pasado más de un año desde el inicio de la crisis y los mercados siguen inestables. Aunque el fantasma de "stagflation" (recesión con inflación) sigue rondando, la caída reciente en el precio de las materias primas y sus posibles efectos sobre la inflación han dado motivos a algunos inversores para ser más optimistas. Sin embargo, este optimismo puede ser algo prematuro.

El drástico repunte de la inflación a lo largo del último año se desató a raíz del sobrecalentamiento de la economía global, sobre todo en las economías emergentes, llevando a un fuerte aumento de la demanda por las materias primas, en particular los alimentos y la energía. En los países emergentes, los bancos centrales emprendieron un ciclo de alza de tasas, pero éste no ha sido el caso en los países más desarrollados (particularmente en EE.UU.). El reciente revés de los precios de las materias primas, que desde los máximos de principios de julio han caído en torno a un 17% (-21% para el petróleo, -16% para el cobre), ha reducido la preocupación por la inflación.

Si bien esto último se puede ver como algo positivo, no es más que el reflejo de que la crisis económica iniciada en Estados Unidos ya ha contagiado a otros países y que la economía global que crecía demasiado rápido se está empezando a desacelerar.

Pero es más. Por varias razones, festejar el fin de la inflación parece algo prematuro. Los precios de las materias primas siguen estando a niveles históricamente muy altos. Sólo han retrocedido hasta los niveles de marzo donde parecen haberse estabilizado en los últimos días. Es prematuro pensar que el "superciclo" de commodities se ha acabado cuando el gran motor de la economía emergente, China, sigue creciendo a un ritmo elevado y exportando inflación. Además, en gran parte del mundo recién se están empezando a ver los efectos secundarios sobre la inflación de años de altos precios de las materias primas ("efectos secundarios" se refiere a la transmisión de la inflación en alimentos y energía al resto de los precios en la economía). En EE.UU., por ejemplo, a pesar de que se podrían dar las primeras señales de que la inflación se está difundiendo al resto de la economía (los precios mayoristas en julio subieron a un ritmo de 9,8% con respecto a julio de 2007), la Reserva Federal sigue más preocupada por el crecimiento, por lo que no se atreve a iniciar un ciclo alcista de tasas.

A nivel de los mercados internacionales, la respuesta al cambio en la dinámica entre inflación y crecimiento ha sido más variada. Mientras que la caída de los precios de las materias primas alivió las presiones vendedoras de meses anteriores en las bolsas americanas y europeas, las bolsas emergentes, en particular las que están más ligadas al ciclo de las materias primas como son Brasil y Rusia, entre otras, han pasado por un período muy turbulento. Además, aquellos inversores que habían apostado fuertemente por commodities -que hasta hace poco había sido una de las pocas inversiones financieras rentables durante 2008- han sufrido pérdidas significativas.

Desde este punto de vista y en el momento actual, resaltan dos incógnitas importantes para los mercados que van a seguir generando mucha volatilidad: ¿Cuánto de la apuesta especulativa en materias primas se ha revertido? y ¿es suficiente el enfriamiento en las economías del G3 para reducir el riesgo inflacionario?

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