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Nuevo volumen Rescate del legado de un coleccionista adelantado

Isabel Cruz: "Este arte fue visto como una expresión anacrónica"

domingo, 18 de noviembre de 2018

Maureen Lennon Zaninovic
Artes y Letras
El Mercurio

La destacada historiadora chilena es autora del volumen "Arte Colonial Americano" (Ediciones UC), que pone en valor el valioso acervo artístico que entregó en comodato a esta casa de estudios la Fundación Gandarillas Infante.



Desde temprana edad, Joaquín Gandarillas (1930-2004) se interesó por el coleccionismo. Su residencia, ubicada en las cercanías del Parque Forestal, pasó a ser un improvisado y valioso acopio de la pasión que cruzó prácticamente toda su vida. En ese lugar depositó 639 obras de arte colonial, entre las que se incluyen pinturas, platería, muebles, esculturas y adornos.

Es sabido que, si bien estudió agronomía, su interés por el coleccionismo y en particular el arte barroco hispanoamericano ejerció tal grado de influjo que lo llevó también a ser miembro del directorio y posteriormente director del Museo Colonial de San Francisco, todo ello de manera ad honorem . Tras su muerte, su familia creó la Fundación Gandarillas Infante y entregó en comodato su valiosísimo tesoro pictórico y escultórico a la Universidad Católica, que desde 2014 se ha ocupado de investigarlo y exhibirlo en su Centro de Extensión. En julio y agosto, en uno de los puntos altos del 130.o aniversario de esta casa de estudios, una selección de piezas de esta colección se presentó en el Museo Nacional de Bellas Artes (la exposición terminó siendo una de las más visitadas del 2018 de la pinacoteca santiaguina: convocó alrededor de 68 mil espectadores).

Sumándose a este empeño por difundir y conservar este legado del coleccionista, Ediciones UC acaba de publicar "Arte Colonial Americano. Colección Joaquín Gandarillas Infante". Se trata de un cuidado volumen bilingüe, de 300 páginas, con textos de la destacada historiadora del arte Isabel Cruz de Amenábar, docente además del Instituto de Historia de la Universidad de los Andes y quien fue designada por la propia Fundación Gandarillas como curadora e investigadora de este acervo que -desde hace cuatro años- se ha podido mostrar a través de diversas exhibiciones temáticas (hasta el 26 de enero, por ejemplo, el Centro de Extensión UC expone "Flores sagradas en la pintura virreinal").

"Esta obra es fruto de un completo equipo dirigido por Angélica Zegers -quien tuvo a su cargo la edición- y Alejandra Lührs que se preocupó de la dirección de arte y de que el resultado visual fuera realmente hermoso", advierte a "Artes y Letras" Isabel Cruz de Amenábar.

Lührs, quien en la última década ha liderado elogiadas museografías, entre otras "De Flandes a los Andes. Glorias de Alejandro Farnesio e Imperio español en América", complementa que el diseño del libro "está enfocado a destacar la belleza del arte colonial, pero centrándose en los detalles. La riqueza de colores, posiciones, ritmo y situaciones que a simple vista se pierden, se logran destacar y poner en valor en este formato".

Isabel Cruz de Amenábar comenta que es un privilegio "curar esta colección que conozco desde hace varios años". La historiadora añade que Gandarillas adquirió bastantes piezas en Chile, Perú y en Buenos Aires, ya que esta última ciudad fue un destacado centro de venta de arte colonial, en especial en la década del 60 y 70. "Él fue un adelantado porque empezó a recolectar arte colonial cuando la élite chilena coleccionaba arte francés. Durante mucho tiempo el arte colonial fue visto como una expresión anacrónica, como un arte restringido. Joaquín formó su colección movido por un espíritu patrimonial, pero también con una mirada muy nueva sobre todo por los temas que eligió y las imágenes muy peculiares de su colección. Estamos ante figuras originales: no son imágenes europeizantes. La advocación a la Virgen María, por ejemplo, se suele representar con pendientes, joyas, flores y colores vivos. ¡Son mestizas! Hoy el mundo barroco sigue tiene teniendo vigencia, a través del arte y las fiestas. Hay toda una revalorización y la colección es un excelente exponente de este mundo", dice Cruz.

La investigadora se explaya en este aspecto y explica que en las primeras páginas del libro desarrolló el proceso de valoración del arte virreinal, "porque la leyenda negra española -apoyada por la historiografía anglosajona que siempre la vio como rival- proyectó una imagen de un mundo totalmente atrasado, feudal, el oscurantismo más absoluto presente en todas las provincias y reinos de España. Obviamente esta leyenda negra provocó un descrédito del arte que se había producido durante el período de dominio español en América. Fue un proceso largo, especialmente en Chile, poder retomar el valor de ese arte".

Isabel Cruz de Amenábar añade que, "como es de público conocimiento, algunos cuadros han sido reclamados por Perú, pero nuestro país -recién en 2014- ratificó la Convención Unesco contra el tráfico ilícito de bienes culturales, que data de 1970. Por otra parte, en los siglo XIX y comienzos del XX era común que estas obras circularan por todo el continente".

Jaime Gandarillas Infante, secretario de la Fundación Gandarillas, confirma a "Artes y Letras" que hay "tres obras reclamadas por Perú, pero nosotros como familia nos hemos encargado de enfatizar que este es un patrimonio nacional que está en comodato en la UC. Es un patrimonio sin fines de lucro y que esperamos pueda ser apreciado por muchas más personas".

Sale a la luz

La autora de "Arte Colonial Americano. Colección Joaquín Gandarillas Infante " considera que en este proceso de valorización fue clave el aporte de la "Exposición del Coloniaje", organizada en 1873 por el entonces intendente Benjamín Vicuña Mackenna y que enfrentó "los prejuicios y las dudas imperantes acerca de la calidad de las manifestaciones propias del período hispano en América, consideradas peyorativamente oscurantistas y sujetas a ciertas ideologías nacionalistas". A juicio de la experta, lentamente el arte virreinal cobra presencia en el panorama cultural chileno y en esta valorización también fue fundamental la formación del Museo Colonial de San Francisco, en 1969.

-¿Se aprecia una calidad pareja en esta Colección Gandarillas?

"Hay casos notables. La pintura es de muy buena calidad. En imaginería encontramos piezas bien valiosas como el medallón del Niño Jesús Triunfante, atribuido a un seguidor de Bernardo Bitti S.J., pero también hay otros ejemplos más populares, de menor calidad técnica, como una serie de nacimientos y figuritas de santos. La colección de Vírgenes Inmaculadas es fantástica. Yo diría que esta es una colección mariana, porque Joaquín Gandarillas era muy mariano y acá brilla María en sus diferentes advocaciones, entre otras Copacabana, Cocharcas y del Carmen. Estas pinturas son un reflejo notable de los seguidores de Diego Quispe Tito y de Basilio de Santa Cruz. En cada una de estas obras sorprende el detalle, la técnica, la belleza, porque la hermosura, el candor y la frescura de la imagen son algo muy propio de este arte, en contraposición al realismo que se desarrollaba en Europa en ese período. En cuanto a la serie de Sagrada Familia hay imágenes de gran ternura que recogen lo mejor de la escuela italiana, la influencia de Leonardo Da Vinci y la pintura flamenca, con una cantidad impresionante de plantas, flores y frutas. Hay detalles surrealistas y muchas joyas: la Virgen aparece como una reina. Estamos también en una época muy mariana, ya que desde la Edad Media se viene desarrollando una mariología muy fuerte y España fue un gran promotor de la causa de la Inmaculada Concepción en sus colonias -aunque el dogma se decretó en 1854- y esto se aprecia en la colección".

-La exposición reciente en el Museo de Bellas Artes concitó a alrededor de 68 mil personas. ¿A qué atribuye ese éxito?

"Eso nos demuestra que el público busca reencontrarse con sus raíces cristianas y también goza estas obras porque representan un arte bello, donde lo religioso está presentado de una manera muy atractiva. Es un arte con tanta pureza espiritual que no provoca rechazo. Es un arte que conquista, que no apela a una respuesta intelectual, sino a una contemplación a través de motivos muy simples, sencillos, pero presentados con mucha belleza, con mucho candor, con mucha fe y eso es un valor, sobre todo en el mundo de hoy, donde todo se cuestiona y se debate".

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