May rechaza renunciar, pese a deserciones en su gabinete y amenaza de censura por el Brexit
viernes, 16 de noviembre de 2018
Jean Palou Egoaguirre
Internacional
El Mercurio
"El liderazgo consiste en tomar las decisiones correctas, no las decisiones fáciles", afirmó la mandataria, bajo fuerte presión interna.
Bajo una creciente amenaza de rebelión interna, la Primera Ministra británica, Theresa May, defendió con tesón el acuerdo preliminar sobre el Brexit y descartó dar un paso al costado, luego de enfrentar la renuncia de varios miembros de su gobierno y un pedido de censura en el Parlamento impulsado desde de las propias filas de su Partido Conservador. La presión es enorme, y aún no está claro si la líder tory logrará aferrarse a su cargo. Apenas 12 horas después de que May anunció triunfante el miércoles que su gabinete aprobó los términos del acuerdo para la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), una serie de dimisiones en cadena demostró ayer la fuerte división dentro de su gobierno sobre el proyecto. El golpe más duro fue la renuncia de quien capitaneaba las negociaciones del Brexit, el ministro para la salida de la UE, Dominic Raab, quien explicó que "por conciencia" no puede apoyar una propuesta que "no se reconcilia con las promesas" que realizó la administración y que pone en peligro la unidad del país. Dejaron también sus cargos la ministra del Trabajo, Esther McVey; el secretario de Estado para Irlanda del Norte, Shailesh Vara, y la secretaria de Estado para el Brexit, Suella Braverman. Y, según medios locales, todavía se espera que se sumen otros funcionarios. En este ambiente tenso, sin lograr disimular el desorden en su gabinete, May compareció ayer ante la Cámara de los Comunes para defender su propuesta de Brexit. En el Parlamento -donde el proyecto debe recorrer un difícil camino para ser ratificado-, el mensaje de la Primera Ministra fue claro: los términos que plantea el borrador de 585 páginas del pacto "técnico" acordado con Bruselas son los únicos que aseguran una salida ordenada del Reino Unido de la UE a partir del 29 de marzo de 2019. "Podemos decidir salir sin acuerdo. Podemos arriesgarnos a que no haya un Brexit. O podemos elegir unirnos y respaldar el mejor acuerdo posible. Este acuerdo", enfatizó May ante la Cámara Baja. Pero si lo que quería era buscar apoyos, lo que siguió fue un aluvión de críticas, tanto de la oposición laborista como de diputados oficialistas. El acuerdo es rechazado tanto por quienes se oponen a la salida del Reino Unido de la UE como por los defensores de un "Brexit duro"; estos últimos cuestionan que el plan no definió de manera categórica la fecha de salida del mercado común y la unión aduanera, en su esfuerzo por evitar el retorno de una frontera en Irlanda, amenaza la integridad territorial del país y es muy perjudicial en relación a la llamada "factura del Brexit". "Tras dos años de negociaciones torpes, el gobierno alcanzó un acuerdo torpe que infringe las propias líneas rojas de la Primera Ministra y que no cumple con nuestras seis demandas", dijo el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn. "El gobierno no puede llevar al Parlamento este acuerdo a medio cocinar que rechazaron tanto el ministro para el Brexit como su predecesor", añadió, refiriéndose a la dimisión de ayer de Dominic Raab, y de David Davis en julio. "Este gobierno está sumido en el caos". Voto de no confianza La situación de May se complicaría aún más. Poco después del áspero debate en la Cámara de los Comunes, que se extendió por tres horas, el diputado Jacob Rees-Mogg, líder del grupo European Research Group -que cuenta con unos 50 parlamentarios euroescépticos-, presentó una carta ante el Comité 1922 del Partido Conservador, encargado de supervisar el proceso de elección del líder de la formación, pidiendo un voto de no confianza para la Primera Ministra. "Lamentablemente, el proyecto presentado al Parlamento ha resultado ser peor de lo que anticipábamos y no cumple con las promesas que se hicieron al país", escribió. De este modo, el proceso para intentar censurar a May ya está en marcha. Se requiere que 48 diputados conservadores escriban peticiones similares a la de Rees-Mogg para desafiar su liderazgo. Según la prensa británica, varios ya lo hicieron discretamente, y se especula que pronto podría alcanzarse ese número. La líder tory sería derrocada si 158 de sus 315 legisladores votan en su contra. Rees-Mogg, en todo caso, rechazó postularse él como líder del Partido Conservador, y puso sobre la mesa los nombres de los exministros del Brexit renunciados -Davis y Raab- y el del excanciller Boris Johnson, todos los cuales tuvieron discrepancias con May. Pero la Primera Ministra no cederá tan fácilmente. En medio de una alta expectación, anoche convocó a una conferencia de prensa en su residencia en Downing Street, en la que despejó las especulaciones sobre una eventual renuncia. "El liderazgo consiste en tomar las decisiones correctas, no las decisiones fáciles", subrayó, en relación con el desafío de Rees-Mogg. Y fiel a su legendaria tozudez, remarcó: "¿Voy a llevar esto a cabo? ¡Sí!". "Creo con cada fibra de mi ser que el rumbo que he marcado es el correcto para nuestro país", insistió May al defender el acuerdo de divorcio con la UE. Y reiteró que el escenario es impredecible si no se aprueba en el Parlamento: "Nadie sabe con certeza las consecuencias que se derivarán", dijo, descartando la opción de un segundo referéndum sobre el Brexit. Sus declaraciones no parecen haber convencido al partido norirlandés DUP, cuyos diez diputados le son indispensables para tener una mayoría absoluta. El DUP votará contra el texto en el Parlamento a no ser que May sea reemplazada, informó el Daily Telegraph ayer en la noche. "Si Boris ataca..." En el Reino Unido se siguen con atención estos hechos como si fuera una serie televisiva de drama político, a la espera del giro argumental. "Este ha sido probablemente el día más dramático en la política británica en muchos años. Y eso que ha habido varios desde el voto del Brexit en 2016", resumió Nicholas Allen, director del departamento de Política de la London University. "Las renuncias del gabinete indudablemente han sido un golpe mayor a la autoridad de May, y su presentación en el Parlamento ha sido casi tortuosa. Pero ella sigue peleando, y salió a la ofensiva con su poderosa declaración de prensa por la noche", comentó el académico, quien enumera los ingredientes de la teleserie del momento: "El gobierno está dividido. Los partidos están divididos. El Parlamento está dividido. La gente está dividida. Es una receta para el caos". El politólogo Peter Taylor-Gooby, de la Kent University, también hace sus pronósticos sobre el futuro de May. "La renuncia de estos ministros definitivamente es un gran golpe, pero la Primera Ministra todavía puede sobrevivir si no hay más deserciones de alto perfil", opinó el experto, quien sigue con especial atención la posible rebelión en su partido. "Rees-Mogg hace un montón de ruido, pero él no es tan importante. A quien hay que ver es a Boris Johnson, que ha estado muy silencioso. May está hoy bajo amenaza, pero hasta ahora probablemente sobreviva. Pero si Boris ataca, ella se va". 25 de noviembre se celebrará una cumbre del Consejo Europeo, en la que los líderes de los 27 países que seguirán en la UE deberán votar el acuerdo preliminar sobre el Brexit. 55% de los británicos quiere un segundo referéndum sobre el Brexit, reveló un sondeo de la cadena Sky News. En el estudio, el 54% de los encuestados prefiere que se suspenda la salida de la UE, el 32% quiere que el país rompa con Bruselas sin un pacto y el 14% respalda el acuerdo presentado por May. 1,69% cayó la cotización de la libra esterlina ayer en relación con el dólar (1,28 dólares), en medio de la incertidumbre por la renuncia de ministros del gabinete de May. La libra también registró su mayor baja diaria contra el euro desde junio de 2016.
