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Inteligencia Emocional: La neurociencia le dio la razón a tu mamá

martes, 13 de noviembre de 2018

Economía y Negocios Online


Patricio del Sol G. PhD Stanford University

La inteligencia emocional es una de las habilidades claves para construir una exitosa estrategia de desarrollo personal y profesional. En su nuevo libro (How Emotions Are Made: The Secret Life of the Brain) la neurocientífica Lisa Feldman Barrett reporta recientes descubrimientos científicos sobre cómo el cerebro construye las emociones.

Uno de estos es que lo que nosotros sentimos como emociones coincide con lo que se siente cuando la red interoceptiva está regulando el presupuesto corporal.

La red interoceptiva controla el cuerpo, asigna sus recursos energéticos, controla su temperatura, los latidos del corazón, el uso de glucosa; detecta daños en los tejidos, estiramiento de los músculos y otras afecciones corporales. Y al mismo tiempo representa las sensaciones internas que esta actividad genera.

Tus sentimientos afectivos, de placer o disgusto, de calma o agitación, son simples resúmenes del estado presupuestario de tu cuerpo. ¿Está sobregirado? ¿Necesita un depósito, y si es así, qué tan desesperadamente?

Otro de los descubrimientos es que el cerebro funciona haciendo predicciones de lo que está sucediendo en el entorno, y sobre cuál es la mejor forma de responder para mantenerse vivo y bien. Con sus billones de neuronas comunicándose entre sí, el cerebro simula millones de millones de predicciones o conjeturas por segundo, sin nunca detenerse.

El cerebro basa sus predicciones principalmente en la experiencia pasada y mínimos fragmentos de información recibidos a través de los 5 sentidos (vista, sonido, olfato, gusto y tacto) y también de los sentimientos generados por la red interoceptiva. El cerebro emite predicciones y las actualiza contrastándolas con información adicional sensorial del contexto y de tu cuerpo.

Un tercer descubrimiento científico es que las emociones (rabia, miedo, placer, disgusto, sorpresa, calma, agitación, tristeza, felicidad) no tienen una huella digital biológica que las identifique universalmente. En cambio, las emociones son conceptos culturales inventados por el hombre para nombrar las sensaciones internas representadas por la red interoceptiva, conceptos que se convierten en reales solo porque las personas están de acuerdo que son reales.

Estos hallazgos de la neurociencia sugieren las siguientes dos grandes recomendaciones para liderar mejor las emociones propias y las de los otros.
La primera es que para desarrollar inteligencia emocional debes mantener el presupuesto corporal en buen estado. Debes ayudar al cerebro, en particular a la red interoceptiva, a hacer buenas predicciones y así mantener el presupuesto corporal bien equilibrado.

La recomendación práctica es similar a lo que te aconsejaba tu mamá: dormir suficientemente, comer sano, hacer ejercicio, meditar, tejer, leer una buena novela o ver una película, etc.

Lo que se siente como emoción es igual a la sensación que emite la red interoceptiva en su trabajo de equilibrar el presupuesto corporal. El descuido de tu presupuesto corporal afecta tu inteligencia emocional, porque terminas reaccionando a emociones, sin darte cuenta de que solo reflejan desequilibrios presupuestarios.

La segunda recomendación es ampliar el lenguaje, segmentando y distinguiendo muchas emociones lo más granularmente posible.

Es difícil saber cómo reaccionar si los únicos dos conceptos de emoción que manejas son "sentirse bien" y "sentirse mal". Más fácil será si, en contraste, puedes distinguir conceptos más finos dentro de "sentirse bien": feliz, vencedor, satisfecho, alegre, emocionado, relajado, contento, ilusionado, inspirado, entusiasmado, correspondido, orgulloso, enamorado o agradecido. Y muchos grados de grises dentro del concepto “sentirse mal": enojado, celoso, melancólico, indispuesto, alarmado, arrepentido, malhumorado, mortificado, resentido, inquieto, temeroso, aterrado, asustado, traicionado, envidioso, herido o manipulado.

Ampliar el vocabulario de las emociones manejando más conceptos mejora tu inteligencia emocional, porque te permite elegir la reacción más correcta a cada emoción, en relación a ti mismo, tu familia, tus amigos, en la empresa y en todo tipo de situaciones sociales.

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