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Llegada de inmigrantes revoluciona el mundo de la cosmética, y la inclusión se instala como desafío:

Mayor diversidad de tonos de piel impulsa cambios en industrias como la belleza

lunes, 12 de noviembre de 2018

Valentina González
Nacional
El Mercurio

Marcas locales de maquillaje están reformulando sus productos para ampliar las opciones a las nuevas clientas, que hoy tienen pocas alternativas adecuadas.



Entre risas y con algo de resignación, Vanessa Jn Baptiste -una de las fundadoras del concurso Miss Haití en Chile- confiesa: "¡Siento que no hay maquillaje para mí!". "Te dan lo más parecido que tienen, pero no es lo mismo", dice.

Lo que frustra a la mujer es la dificultad que ha tenido para encontrar en el país productos para maquillar su rostro, en colores adecuados para ella. Bases, correctores y polvos buscan unificar o realzar los tonos, por lo que su pigmentación pretende, muchas veces, emular el color de la piel; el mismo que hoy, más que nunca antes en Chile, es mucho más diverso.

Marcas como las estadounidenses MAC y Urban Decay ofrecen amplias gamas con tonos apropiados para las más pálidas y las más oscuras, pero también con precios más elevados que las líneas locales que se pueden comprar en farmacias y supermercados. "Es todo un tema", afirma Jn Baptiste.

Nuevas clientas

Según las estimaciones del Gobierno, hay unas 165 mil personas haitianas, más de 145 mil colombianas y unas 9 mil dominicanas. Estas son solo algunas de las comunidades que han traído a Chile una variedad a la que las marcas locales, históricamente, no se habían enfrentado.

Sin embargo, algunas ya anticipan cambios. Es el caso de Pamela Grant, que hoy tiene varios productos para la piel en solo tres o cuatro tonos. El brand manager, Manuel Figueroa detalla que están "en un proceso de reajuste de sus tonos. Nuestra consumidora cambió, no es que las personas de tez más oscura vengan por un tiempo a Chile, luego vayan a migrar nuevamente, y lo consideremos solo como una tendencia. Es algo que está en la realidad chilena y que probablemente se mantendrá".

Petrizzio -que tiene unos tres tonos por tipo de base, actualmente- también avanzará en esa dirección. "Estamos trabajando en incorporar nuevos tonos para la piel", señalan desde la marca. Añaden que, en los últimos años, los cambios demográficos asociados a la inmigración han sido un factor para lanzar productos más osados: "En general, la chilena es sobria para maquillarse, usa tonos tierra para los ojos y los labios en colores clásicos (...) La tendencia ha ido cambiando con la llegada de latinoamericanas (de otros países). Hoy nuestras sombras de ojos, esmaltes y labiales incluyen una gran variedad de colores; las personas se atreven a ocuparlos".

No más "visón" ni "champaña"

También hay giros en el mundo del vestuario, específicamente en prendas que buscan abrigar y pasar inadvertidas, como las panties o medias. Paz Macera, gerenta de productos y diseño de Monarch, asegura que este cambio responde a un nuevo paradigma: "Uno hablaba del 'tono piel' y hasta los niños en los colegios tomaban el color clarito del lápiz. Pero hoy la realidad es completamente distinta. La gama de tonos de piel se abrió y es un abanico amplísimo, y eso lo traspasamos al tema de los tonos de las panties ".

"El color clarito, al que podemos llamarle 'antílope', 'visón' o 'champaña', que era el clásico de chilena, ya no es el tono masivo", explica Macera sobre el análisis que tienen en torno a la demanda de sus productos. "Estamos en todo un proceso de desarrollo de tonos que todavía no salen al comercio. A lo mejor, de cuatro 'tonos piel' vamos a tener que pasar a siete", explica.

Desde la próxima temporada, además, bautizarán de modo distinto los colores: "Estamos llamándolos con números, para no asociarlos a nada y que sea mucho más universal".

Publicitariamente, aún estudian cómo dar a conocer estos cambios. "Hay que ver cómo lo transmitimos de manera natural, no forzada, porque finalmente es la nueva realidad del país (...) Tenemos que ir haciendo una transición de lo que es la publicidad para lo que hacemos ahora, a lo que va a pasar quizás de aquí a unos 10 años más. Es un respeto a todos los colores, al final", concluye Macera.

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