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Juan José Ossa, el negociador del Gobierno en el paro de Gendarmería

"Uno no se debe perder: hay que garantizar el orden público y mantener el diálogo"

domingo, 11 de noviembre de 2018

Lilian Olivares
Nacional
El Mercurio

Subsecretario de Justicia dice que un buen negociador "tiene que ser creíble y no blufear ", y cuenta su vínculo con los ministros Larraín y Chadwick.



El descendiente de cuatro Presidentes, hijo del abogado Juan Luis Ossa Bulnes y de la historiadora Lucía Santa Cruz, está almorzando pollo con papas fritas en su oficina. Y lo condimenta con ketchup.

-¿Qué diría su madre si lo viera?

(Es que la historiadora no solo es intelectual y directora de empresas, sino también gourmet , autora del libro de cocina "La buena mano").

Juan José Ossa, el subsecretario de Justicia, el gran negociador en el conflicto en Gendarmería, que después de cuatro tensos días de paro concluyó el viernes con la firma de un protocolo de acuerdo, responde:

-Le voy a mandar una selfie.

Y acomoda en primer plano la salsa roja para captar la imagen, mientras comenta: "Ella me ha dicho que para las hamburguesas y las papas fritas el ketchup está súper autorizado".

Es la parte lúdica e informal del abogado de 37 años (casado, tres hijos), Master in Law de la London School of Economics and Political Science y ex director del Sernac.

Experto litigante que emigró de los más importantes estudios de abogado al servicio público, estuvo 45 horas sin dormir en los últimos dos días de la movilización de los funcionarios del servicio penitenciario, negociando, cerrando el acuerdo y siguiendo con su trabajo de rutina en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

La coordinación que no se conocía

Si bien la litigación es lo suyo, había intervenido en negociaciones de arbitraje con muchas contrapartes. Pero una negociación con gremios tan grandes, fue su primera vez.

Y le correspondió estar a cargo en su calidad de jefe de los servicios dependientes del Ministerio, donde Gendarmería es el más numeroso, con 20 mil funcionarios.

-¿Qué le llamó la atención de lo que significa negociar con Gendarmería?

-En general, un negociador o un jefe de servicio puede tener la tentación de querer dividir a los gremios, cosa que no es muy difícil. Sin embargo, yo soy de la idea contraria, porque uno negocia, al final al final, con un solo ente. Que tienen matices, diferencias, intereses comunes, pero permite negociar una sola vez. Entonces, lo que me llamó la atención fue la unidad que existía entre los gremios en el buen sentido. Porque si bien eso les da más fuerza, al mismo tiempo les da más legitimidad tanto a las demandas como al contenido del acuerdo.

-¿Qué papel jugó el director interino de Gendarmería, el coronel Christian Alveal, que es funcionario uniformado de carrera ahí?

-El coronel Alveal nunca se perdió respecto a cuál era su rol, como director nacional. Tuvo un comportamiento muy institucional, en el sentido de participar en las conversaciones por el lado del Estado. Y yo creo que a su vez contribuyó mucho su conocimiento de las personas y de lo que es Gendarmería. Él estaba en perfecta coordinación con el general inspector Christian Franzani (director nacional de Orden y Seguridad de Carabineros), con el Ministerio del Interior y con el Ministerio de Justicia, que éramos básicamente quienes estábamos en forma diaria coordinados, algunos monitoreando y otros encabezando la situación.

Dice que el Gobierno nunca quiso romper el diálogo, y que siempre hubo canales de información desde que partió el paro el lunes de la semana pasada. Pero las horas "chúcaras" comenzaron el miércoles. Esa noche el Frente de Trabajadores Penitenciarios llamó a sus bases a acuartelarse en las unidades penales a lo largo de todo el país y al inicio de una "huelga de hambre" en un penal -que en los hechos consistía en no ir al casino-, y a la hora cero se retomó la negociación, en secreto.

-N osotros recibimos, a pesar de las señales públicas de radicalización, también algunas señales de diálogo por parte de los gremios. Ambas partes terminamos aproximándonos para juntarnos ese miércoles en la noche a trabajar intensamente desde la medianoche a las 6:10 de la mañana, en la Dirección Nacional de Gendarmería.

Dos horas y media después de terminada la reunión negociadora con los gremios, el jueves se produjo el momento de mayor tensión a las puertas de la unidad que hacía de cuartel general del paro, al lado del Centro de Justicia. Con una tranquilidad que dicen que es una de sus fortalezas negociadoras, comenta:

-Los momentos de tensión que se producen en este tipo de situaciones siempre son preocupantes. Y uno en ese sentido no se debe perder: Hay que estar súper conscientes del orden público y garantizarlo, pero a la vez mantener el diálogo. Había señales, sobre todo esa noche, que estábamos hablando un lenguaje común (se había enterado de lo mínimo aceptable por la contraparte). Y a pesar de los lenguajes que a veces se usan en este tipo de situaciones, a pesar de los roces, en las reuniones nunca perdimos la compostura entre nosotros. Jamás hubo descalificaciones. Yo les dije a los gremios, en la primera reunión, que podíamos llegar o no a acuerdo, pero que había dos cosas que nunca iban a ocurrir: que les faltara a la verdad y que les faltara el respeto. Creo que genuinamente generamos confianza entre nosotros. Lo que no quiere decir que estuviéramos de acuerdo con algunas expresiones en los momentos de mayor radicalización.

-¿Usted estuvo siempre encima del tema de seguridad?

-Por supuesto, porque existía una preocupación muy global por parte del ministerio del Interior, de Carabineros, de Gendarmería, del poder judicial, de todos los actores, sobre el funcionamiento de los tribunales y, en general, la justicia. No alcanzó a colapsar el sistema de recepción de imputados. Obviamente al Gobierno le importaban muchísimo los derechos de esos imputados (que quedaron en una zona de tránsito en el Centro de Justicia, porque el frente gremial impedía que los trasladaran a las cárceles). Y eso imprime un sentido de urgencia que nos llevó a actuar en el momento oportuno, para sacarlos de ahí.

-¿Y no era una contradicción que estuvieran todos preocupados de los derechos de los imputados, y que los carabineros estuvieran abocados a estas tareas en vez de estar resguardando la seguridad en el resto de la ciudad?

-Por eso nosotros dijimos que debía velarse por el control de la delincuencia, pero también por los derechos de los imputados, primero porque son personas. El diálogo, que siempre estuvo abierto, estaba en nuestras manos, y el orden público siempre fue una gran preocupación del ministerio del Interior. Lo manejó muy bien, porque fue un trabajo de contención que evitó el conflicto (entre gendarmes y carabineros) y permitió desahogar la situación que existía con los imputados.

-¿Pero qué tipo de contención?, porque lo que vimos fue que estuvieron a punto de enfrentarse Carabineros con Gendarmería...

-Fue un enfrentamiento que no ocurrió, y creo que ahí el rol de Carabineros fue muy relevante.

"El Presidente lo ve como una inversión"

Cuenta que el mandatario jugó un rol clave en la mejor oferta que se hizo a los trabajadores.

-El Presidente siempre ha entendido que el rol del gendarme es muy importante, que la institucionalidad de Gendarmería requería ajustes y cambios muy relevantes para que cumplieran correctamente el rol que se esperaba en la custodia y la reinserción social. El Presidente ve en eso una inversión. Ve en la rehabilitación de las personas una inversión desde el punto de vista del derecho a una nueva oportunidad, y también desde la perspectiva de la seguridad pública. Porque eso permite disminuir la reincidencia y eso significa reducir la cantidad de delitos. Entonces el análisis presupuestario que uno hace en estos contextos también tiene una mirada amplia, como la del Presidente en estas materias.

-¿Cuánto tardaron en convencerlo?

-Él analizó en forma muy detallada los números, y yo me atrevería a decir que la última reunión debe haber durado alrededor de una hora.

-Haber terminado el conflicto en cuatro días, ¿le abre otras oportunidades políticas interesantes?

-La verdad es que fue un paro muy corto. Piense lo que duró el paro en el primer gobierno de Bachelet, 28 o 29 días. Esto fue un conflicto en el cual se zanjaron como nunca antes aspectos muy sentidos de la carrera funcionaria de los gendarmes con un paro de por medio que duró poco tiempo. Asumiendo que todos los paros son ilegales, al final el resultado es muy exitoso.

-¿Y le abre nuevas oportunidades? -Creo que el rol del subsecretario de Justicia en general abre o cierra puertas políticas, porque es un cargo muy complejo en el cual uno siempre puede querer volver a la vida civil.

-¿Se le ha pasado eso por la mente?

-Lo único que se me ha pasado por la mente es terminar estos cuatro años como subsecretario de Justicia. No tengo aspiraciones políticas definidas cuando recién va un año del Gobierno.

¿BUEN ALUMNO?

''Los ministros Hernán Larraín y Andrés Chadwick fueron mis profesores de Derecho Constitucional. Habría que preguntarles a ellos si fui buen alumno, y ver si tienen la misma opinión".

EL CONFLICTO

''El Presidente ve en la rehabilitación de las personas una inversión desde el punto de vista del derecho a una nueva oportunidad, y también desde la perspectiva de la seguridad pública"

SEGURIDAD

''El diálogo estaba en nuestras manos, y el orden público siempre fue una gran preocupación del Ministerio del Interior. Lo manejó muy bien, porque evitó el conflicto (entre gendarmes y carabineros)".

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