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Expresidente Ricardo Lagos, al abordar la reforma tributaria y previsional:

"Hay espacio para buscar áreas de consenso. A punta de guerrillas, de mi lado y el suyo, no hacemos un país grande"

domingo, 11 de noviembre de 2018


Reportajes
El Mercurio

Es crítico de los pilares que sostienen los proyectos para cambiar el sistema de impuestos y pensiones, pero ve que el Gobierno y la oposición pueden poner nuevas fichas sobre el tablero para destrabar la discusión. En su tránsito por el debate económico sugiere signos de estancamiento y sobreexpectativas. En lo político, piensa que la izquierda no ha procesado la nueva realidad del país. Paula Coddou y Waldo Díaz



A ratos parece una intersección de los mundos de Ricardo Lagos. En el primer piso de su fundación Democracia y Desarrollo, en una estantería y enmarcadas en la pared, están las condecoraciones que recibió durante la Presidencia. Al frente, sus diplomas, de la U. de Chile, de Duke, de su master y doctorado; el decreto de cuando firmó como ministro de Educación; hay monedas recordatorias. En el segundo piso, en su oficina personal, está su escritorio, el enorme óleo de Gracia Barrios con la bandera chilena y, en una esquina, un cuadro más pequeño de fondo rojo, donde se ve a un grupo de personas alrededor de una mesa.

-¿Sabe quién es la del fondo?

Un trazo infantil, casi una mancha, no ayuda mucho a distinguir.

-¡Yoko Ono! -dice satisfecho.

Era 1998, la habían invitado a Chile y estaba comiendo, entre otros, con Lagos, Luisa Durán y el hombre que pintó la obra: Bororo.

-Pensamos que sería un éxito la visita. Le habíamos armado varias actividades y estaba entusiasmada. ¡Pero el día después de su llegada tomaron preso a Pinochet! -se ríe el expresidente.

Lagos Escobar es un buen conversador. Cuenta historias de Tony Blair, Jiang Zemin y los encuentros que ha sostenido en los últimos años con Xi Jinping.

En su oficina, de corbata y sin chaqueta, habla de todo. El haber llegado a La Moneda, el paso de los años o el mirar más a la distancia el poder quizás han suavizado su fuerte carácter. Aunque el vozarrón es el mismo del hombre que le levantó el dedo a Pinochet hace 30 años, sus juicios son reposados.

-Esta semana se dio a conocer el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de septiembre, que anotó un 2,3%.

-(Interrumpe) Malito, discreto.

-¿Qué factores, a su juicio, influyeron en esta caída del crecimiento y cuáles pueden ser sus efectos políticos?

-Tal vez lo que ocurrió fue, no quiero decir exceso, pero sí una satisfacción con la elección del Presidente Piñera por parte del mundo empresarial especialmente, la posibilidad de reanudar rápidamente la corriente de inversión que se veía dificultada en el período anterior. Al comienzo efectivamente hubo un esfuerzo en materia de inversión, pero después como que se fue apagando. No tengo claras las razones. Pueden ser internacionales, de que algunos quieran tener mayor liquidez porque no saben lo que viene en el futuro. Lo otro seria decir, bueno, a lo mejor les habría gustado mayor claridad en algunos ámbitos, estoy pensando en el de infraestructura. Ha habido avances, pero queda mucho en ese sentido. Y tal vez un poco de ruido con algunas reformas que se han querido hacer y el que no ha habido una debida, llamémoslo así, correspondencia, armonía entre gobierno y oposición sobre algunos temas. Es allí donde siento que falta más. El Presidente ha sido generoso tratando de buscar puntos de acuerdo, como lo de ayer (Mesa del Acuerdo Nacional por el Desarrollo Integral). Pero, por otra parte, uno podría decir que en temas sensibles no se ha visto un nivel de apertura similar.

-Hacia la oposición.

-Claro. Si usted define temas que sabemos que son complejos, como una reforma tributaria, y al final (la oposición) sabe que la reforma es la que le dijeron ahí y esa es la que es... O el tema de las pensiones.

-¿Cree que el Gobierno se enfrenta a un problema de expectativas económicas? En la campaña, el Presidente puso el foco en la recuperación del crecimiento económico, el empleo.

-Hubo una estrategia a partir del programa de entender lo que la ciudadanía esperaba y, en ese sentido, cuando habla de los sectores medios, de las mujeres, con motivo de estas reformas, está conectando bien con lo que el país espera. El problema que veo es que en el escenario nacional esperábamos estar boyantes, para decirlo en términos simples. Usted puede decir, mire lo que pasa en el mundo, hay razones. Para serle franco, me hubiera gustado que hubiera perseverado más en la búsqueda de acuerdos sobre estos temas que se sabe difíciles. Porque si algo podría decirse de la reforma de la Presidenta Bachelet es que ella sabía que tenía mayoría (en el Congreso) y la iba a aplicar, y lo hizo, no obstante lo cual fue necesario hacer acuerdos para tener un sistema tributario no integrado. Bueno, el primer tema que mandó (este gobierno) al Parlamento fue el tributario. Creo que no hubo trabajo previo suficiente.

-El Ejecutivo ha planteado que la reforma apunta precisamente a otorgar una justicia tributaria, al incentivar el crecimiento, el emprendimiento, el ahorro o el empleo.

-Yo, con la mayor buena voluntad, trato de ver el lado lleno del vaso, pero el vaso se me achica. Es positivo lo que dice relación con el impuesto a las facturas electrónicas, ahí hay modernización. Lo que ocurre es que hay dudas sobre la recaudación, y más grave, la integración (del sistema tributario) favorece al 0,1% de las industrias del país. Esa es la verdad. Eso genera un tema difícil para el Parlamento: volver a un sistema regresivo para un país que ya tiene un nivel de desigualdad en términos de ingresos. Una vez dije que en Chile tiene que hacerse una reforma tributaria, pero que pediría una sola cosa: que el famoso Gini (coeficiente para medir la desigualdad) cambiara antes y después del impuesto.

"Hay espacio para decir hagamos un esfuerzo"

-¿La oposición le ha negado la sal y el agua al Gobierno, como planteó el Presidente Piñera?

-Creo que exageró un poquito. La oposición en algunas cosas ha sido un poco dura. Pero también el temor que ha habido es que últimamente se plantea la batería de argumentos después de presentar la ley, pero cuando usted comenzó con toda la batería es porque quiere ganar anticipadamente la batalla comunicacional, y eso no funciona. Ni siquiera funcionó en el Aula Segura; al final terminaron haciendo lo que había que hacer. Algo parecido está pasando ahora con el tema previsional. ¿Conoce alguna institución del sistema capitalista en donde el que pone la plata no la maneja? Yo no conozco, salvo la AFP. Ese es un primer tema que está ahí, porque lo que estamos viendo en "No más AFP" en el fondo es una pérdida de legitimidad de esa institución, que se suponía iba a dar buenas pensiones, y no fue así. Y si no hubiera sido porque la Presidenta Bachelet hizo el Pilar Solidario, dónde estaríamos. Me gustaría que si vamos a hablar en serio, sea posible hacer el horizonte de en cuánto tiempo queremos llegar -no importa que después no lleguemos- al 18 o 20% (de ahorro individual), porque es realista.

-¿Le concede algo a esta reforma? ¿Que las pensiones básicas solidarias crezcan o que haya subsidios para la clase media?

-Por supuesto. Por ejemplo, las veces que el Presidente insiste, y con razón, en que van a mejorar las pensiones más bajas, especialmente pensando en los sectores medios, que normalmente no son considerados, o el tema de la mujer. Todo el Pilar Solidario es un tremendo esfuerzo. Entonces, a partir de los planteamientos que ha hecho el Presidente, hay espacio para buscar áreas de consenso. A punta de guerrillas, de mi lado y el suyo, no hacemos un país grande. Porque, si no, la legitimidad de la institución que tenemos para nuestro sistema de seguridad social empieza a estar muy afectada. Aquí tenemos dos temas en donde hay espacio para decir hagamos un esfuerzo.

"Se puede hacer algo más"

-¿Hay condiciones para ese debate con una oposición fragmentada y una DC disminuida?

-Esa es la ventaja que tiene el Presidente...

-¿Por qué?

-Ventaja, en el sentido de que él puede intentar ordenar también aquello. Lo que hizo, por ejemplo, con el tema de las 100 medidas (Mesa del Acuerdo Nacional por el Desarrollo Integral) es muy importante. Esa foto en que está un Foxley y una Soledad Alvear son gestos importantes y llegaron a un conjunto de temas sustantivos que valen la pena.

-Vale decir, a partir de un incierto panorama económico externo, es hora de que gobierno y oposición se sienten a explorar en qué puntos coinciden.

-Yo creo. Aunque pueden poner puntos nuevos que a lo mejor ayudan a destrabar. El Presidente está comenzando, tiene un buen y largo camino por delante. Ha tenido éxitos. Mire el escenario internacional, dígame dónde estaríamos si no nos hubiera ido como nos fue (en La Haya). Y en buena hora, porque teníamos la razón y estamos contentos. Entonces hay una claridad muy grande en lo que el Presidente plantea y a partir de eso se puede hacer algo más.

-Para los consensos todas las partes tienen que ceder.

-Lógico, pero también puede poner fichas nuevas, que no estén en lado y lado. Con fichas nuevas me refiero a ideas nuevas, cosas nuevas. ¿Usted estaría dispuesto a repensar el tema previsional si yo digo que todo mayor de 75 años tiene remedio gratis?

-¿La relación entre la oposición y el Gobierno influye en el devenir de la economía?

-Diría que este ambiente un poquito tenso entre gobierno y oposición influye.

La economía debilucha que acusó Bachelet: "No corresponde"

-Se ha generado un debate en términos de cuándo se generó el deterioro económico del país, si en 2010, bajo la administración de Piñera, o en 2017, con Bachelet en La Moneda. Hay agencias como Moody's que dicen el 2010. Otras, como Standard & Poor, apuntan a 2017. ¿Qué opina usted?

-El 2006 el endeudamiento del sector público debe haber sido del 6%. Llegó la crisis del 2008, pero ahí todavía teníamos el sistema del ajuste estructural, y se pudo enfrentar la crisis con lo que estaba ahorrado. Fue después de ese momento en que empezó -no obstante el precio del cobre elevado que había a partir del (año) 2010 en adelante- un endeudamiento mayor por parte del sector público. Si a mí me dicen elige entre el 2015 y el 2017, diría no, esto comenzó de antes. No nos fuimos dando cuenta porque cuando usted está al lado de otros países que están endeudados más del 100% del PIB, estamos todavía en jauja. Pero ya el actual gobierno tuvo que decir: mire, si mejora el riesgo país en las agencias crediticias internacionales, va a ser para el fin del período, no ahora. Lo concreto es que tenemos una situación que no es a la que estábamos acostumbrados. Estábamos acostumbrados a que nos mejoraran la nota y no a que la empeoráramos, y ahora la hemos empeorado. Entonces tratemos de no seguir empeorando.

-¿Y usted concuerda con la expresidenta Bachelet cuando dijo que en este gobierno había muchos anuncios, pero no los resultados prometidos, y que veía una economía "debilucha"?

-Bueno (silencio)... cuando hay comentarios así, yo... Si tengo soluciones para ese comentario se lo digo al Presidente, pero para callado (sonríe). Pero no corresponde. Porque uno no está en la lucha cotidiana.

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