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Entrevista Autor de dos trilogías históricas:

Santiago Posteguillo: "La historia oficial ha olvidado a las mujeres"

domingo, 11 de noviembre de 2018

ANDRÉS SEOANE El Cultural / Derechos reservados
Revista de Libros
El Mercurio

El exitoso narrador explica las claves de Yo, Julia , la novela sobre el ascenso de la mujer más poderosa de toda la historia del Imperio romano, con la que obtuvo el Premio Planeta 2018. El libro llega este jueves a Chile.



Más de un millón 300 mil lectores avalan su obra, una reconstrucción vibrante y documentada de la historia de Roma a través de grandes personajes por los que la literatura había pasado de puntillas. Profesor de literatura en la Universidad Jaume I de Castellón, Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) se inició en el mundo literario en 2006, cuando comenzó la exitosa trilogía Africanus , donde desgrana la política y la sociedad de la Roma republicana a través de las figuras de los militares y estadistas Publio Cornelio Escipión y Aníbal. A estas novelas, tildadas de auténtico fenómeno y merecedoras de grandes elogios por parte de los expertos, le seguiría su segunda trilogía, centrada en el emperador Trajano y finalizada en 2016.

Su nuevo protagonista es la emperatriz Julia Domna (170-217), mujer de Septimio Severo, cuya fuerza y determinación por alcanzar el poder le han otorgado a Posteguillo el Premio Planeta más femenino de todos los tiempos. ¿Cómo esta mujer logró consolidar una dinastía en un Imperio romano convulso y al borde de la guerra civil, un mundo dominado constantemente por hombres? A esta pregunta responde el autor en Yo, Julia (Editorial Planeta, 704 páginas), la historia del ascenso de una mujer inteligente y ambiciosa que supone una reivindicación de "las grandes mujeres que la historiografía masculina ha orillado o directamente olvidado".

-¿Sigue la mujer apartada del poder igual que hace mil 800 años?

-Sí, no lo dudes. Pensemos que en la época de la Roma imperial la mujer tenía la posibilidad de abortar, de divorciarse y de retener y gestionar la fortuna familiar. Pero no dejaba de ser un mundo machista, como el de hoy. Julia llegó a ser la mujer más poderosa de toda la historia del Imperio romano. Pero lo hizo sin renunciar a su lado femenino, a enamorarse apasionadamente de su marido, a tener hijos... Fue esposa y madre además de una mujer influyente en su mundo, y en esa lucha por compaginar todo hay aspectos muy extrapolables a las mujeres de hoy día.

-Después de dos trilogías protagonizadas por hombres, ¿por qué decidió escribir sobre una mujer?

-He añadido paulatinamente personajes femeninos en mis novelas, a medida que he dejado de seguir rígidamente las fuentes clásicas, donde apenas aparecen. Cada vez me fui interesando más por ellas sin dejar de ser fiel a mi estilo. En esa evolución el cuerpo me estaba pidiendo una protagonista, porque pienso que en la búsqueda de igualdad actual, esta visión feminista no debe mirar solo al presente o al futuro, sino también al pasado. No se trata de construir un falso igualitarismo, sino de releer la historia y observar a las mujeres de relevancia de las que no se ha hablado. No inventármelas, sino encontrarlas y contarlas. Y cuando encontré a Julia, me extasié.

-Salvando las distancias que debemos tener para mirar el pasado, ¿las estrategias de Julia para conseguir y conservar el poder resistirían el juicio moral de hoy?

-No, y creo que así debe ser, porque eso implica que hemos evolucionado moralmente. Julia estaba rodeada de senadores que se dedicaban a asesinar y traicionar, y controlaban una policía secreta. En ese contexto no puedes pretender negociar en plan moralista, tienes que ser igual. Y por eso ella tiene la misma determinación que sus oponentes. Ellos van a muerte, y ella también. Si hay que hacer una intriga para envenenar a alguien, se hace. Si hay que montar una batalla campal o declarar una guerra, se monta... Por eso terminará siendo, además de esposa y madre de emperadores, madre del senado, madre de los ejércitos y madre de la patria. Además, fue conocida como la emperatriz filósofa, porque se rodeaba de intelectuales, lo cual es una gran muestra de persona inteligente y sin complejos de inferioridad. Quiere estar con gente brillante. De hecho, uno de ellos es el narrador de la novela, el famoso médico Galeno, que sirvió a cuatro emperadores.

Posteguillo decide depositar el peso de la narración en este testigo que comienza a contar la historia de Julia desde un desinterés que pronto se convierte en admiración por la emperatriz. "Al contrario que en Yo, Claudio , novela a la que hago un guiño, Julia no tenía tiempo para contar su historia, estaba actuando para influir y controlar su mundo. Por eso introduzco a Galeno, que además es un personaje de una capacidad intelectual muy sobresaliente y puede hacer unas valoraciones de Julia que no puede hacer cualquiera". Como suele ocurrir en sus novelas, este personaje le sirve también al autor para dar mayor profundidad a una trama donde los espectaculares avances médicos de la época tendrán también su peso.

Y, por supuesto, como narrador que empezó escribiendo novela negra, el misterio y el suspense también tienen su papel en Yo, Julia . "El misterio se despliega en la búsqueda de Galeno de unos libros secretos de la época del Egipto ptolemaico, en la que le ayudará la emperatriz", explica Posteguillo.

Por su parte, el suspense nace de los afanes de Julia para consolidarse en el trono. "Hay unos límites en el ascenso al poder, y Julia tiene un problema: que es joven e impulsiva. En Roma se gana o se muere. O muere alguien que tú quieres. Ese es el punto de suspense. Hay momentos en que Julia no sabe si lo va a perder todo", adelanta el escritor.

-¿Habrá más libros sobre Julia Domna, o se detendrá aquí?

-Este libro se ocupa de cinco años potentísimos de la historia de Roma, entre el 192 y el 197. Es un período especialmente convulso, pues tras la muerte de Cómodo, cinco hombres muy ambiciosos se posicionan para sucederle y se declaran emperadores a lo largo del Imperio, de Britania a Siria. Fue un "Juego de Tronos" total, una especie de "Risk" donde ganas o mueres. Y Julia ganó porque calibró mejor que todos ellos la importancia del juego. Un hombre puede conquistar un imperio, pero solo una mujer puede forjar una dinastía. Sí, la historia de Julia da para mucho más, ya veremos.

-¿Qué paralelismos ve con esa época y qué mujer de hoy sería equivalente a Julia?

-Para empezar, la naturaleza humana no ha cambiado en estos siglos, y por ello, salvando la parte sangrienta, la lucha por el poder era igual en los tiempos de la antigua Roma que hoy. Me sigue interesando contar la historia de Roma porque es un espejo donde podemos encontrar muchos modelos para la actualidad. A ver si tenemos la capacidad de escoger el mejor modelo, el menos doloroso. En cuanto a mujeres fuertes, Julia sería una Margaret Thatcher o una Angela Merkel, una mujer fuerte y segura con las riendas del poder.

-¿Por qué dio ese salto de Escipión (s. III a. C.) hasta Trajano (s. II d. C.)? ¿Volverá a ocuparse de algún período anterior?

-En narrativa, la analepsis, el flash back , siempre es posible, y hay personajes inmensos que no he tratado. De momento he seguido la idea de tomar personajes que no se habían novelado mucho: Escipión, Trajano, Julia Domna... Es verdad que hay alguno que despunta, como Julio César, que es el gran personaje. Nunca me he aventurado a abordarlo porque no encontraba la forma de contar un César complementario a toda la bibliografía existente, desde lo clásico hasta la estupenda heptalogía de Colleen McCullough, pasando por Shakespeare. Pero no lo descarto.

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