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El ministro de Economía, ex superintendente de Valores y Seguros entre 1990 y 1994, Hugo Lavados, cuenta que desde esa época se definieron los criterios para aplicar sanciones. Y desde entonces lo único que ha cambiado es la tecnología que permite una mejor fiscalización, aunque ahora debería intensificarse la idea de que los actores se autorregulen, dice.
En esta versión para Economía y Negocios Online, la autoridad cuenta cómo era la situación en los primeros años en que se formó la SVS.
¿Se relaciona con la competitividad de un país su buena regulación financiera? Se lo pregunto por las sanciones de la SVS tanto por uso de información privilegiada como por no respetar el deber de abstención.
“En general, la competitividad y todos los índices internacionales de competitividad muestra como un tema la calidad de las instituciones, las facilidades de la creación de empresas, la estabilidad macroeconómica, y también los distintos comportamientos y calidad de la regulación, dentro de lo cual está el sector financiero. Esto involucra a muchos otros rubros, porque el sector financiero es el lubricante de toda la economía”.
¿Ha habido una evolución desde que usted ejerció el cargo de superintendente hasta hoy?
“Durante el período en que yo fui superintendente, salió por primera vez la definición por ley de qué es información privilegiada, y su tipificación como delito. Cuando llegué a la superintendencia, no tenía computador en mi oficina, así que difícilmente iba a haber un buen procesamiento de datos. En eso se ha avanzado mucho. Los superintendentes que posteriormente estuvieron, como Álvaro Clarke, Alejandro Ferreiro y Guillermo Larraín, en este tema han tenido una dedicación para avanzar más”.
Es decir, ¿no es que haya habido un cambio de política?
No. Cuando discutíamos este tema con la entonces diputada (hoy senadora) Evelyn Matthei, esto lo analizamos; el entonces senador Sebastián Piñera fue uno de quienes estuvo de acuerdo con la definición de información privilegiada. Eso muestra que no es reciente el tema. Lo que hay es más preocupación y más facilidades para investigar”.
¿Y eso es por presión pública?
“Es por razones tecnológicas, con un tema que es imposible de avanzar más si no existe conciencia en los actores privados. Una de las comisionadas de la Securities & Exchange Commission, (Mary) Shapiro, que vino a Chile, era la vicepresidenta y firmamos un convenio de cooperación. Dos o tres años después de ser comisionada fue contratada por Nasdaq para hacerse cargo de la parte de regulación e enforcement, de obligar a cumplir las normas de la bolsa. Ahí lo que llamamos autorregulación se cumplía”.
La autorregulación que se pide hoy.
“La Bolsa tenía su departamento de hacer cumplir las normas de la misma bolsa. Aquí es imposible que tengamos un regulador que sea un Gran Hermano, como en la novela de Orwell, que puede investigar todo. Eso no es posible, es ineficiente. Una regulación omnipresente es lo más caro que puede haber, porque los costos son infinitos. La única posibilidad de tener mercados eficientes, en este sentido, cuando los mercados son imperfectos por asimetrías de información, es tener una muy fuerte autorregulación. Pero con convencimiento, no por encima”.