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Oceana investigó la desmembrada costa al sur del peligroso golfo de Penas:

Corales fríos y abundancia de crustáceos halló expedición a una inexplorada reserva austral

jueves, 01 de noviembre de 2018

Richard García
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

En las aguas de Katalalixar, en la comuna de Tortel, los investigadores observaron una importante población de delfines y campos de algas intactos. Y los sorprendió la presencia de coipos.



No es sencillo llegar a la reserva nacional Katalalixar, situada entre el golfo de Penas y el límite entre las regiones de Aysén y Magallanes.

Solo se puede hacer por los canales interiores y en una embarcación pequeña, por la escasa profundidad de sus aguas. Alcanzarla por mar es casi imposible, porque la costa al sur del temible golfo es prácticamente impenetrable por la presencia de pequeños arrecifes y roqueríos.

De ahí que la expedición realizada por Oceana, con el apoyo de Conaf, científicos de la U. de Magallanes y el Instituto de la Patagonia, sea inédita. "No había ningún dato sobre esta zona", asegura el biólogo Matthias Gorny, director científico de Oceana.

Existía la creencia de que el golfo de Penas constituía una especie de barrera geográfica para la mayoría de las especies que se encuentran hacia el norte, pero lo que encontraron es una mezcla de especies magallánicas con las de los canales australes.

"Vimos muchos corales de aguas frías, enormes bancos que no se ven en los fiordos más próximos a Chiloé, donde han sido eliminados en gran parte por el impacto de las salmoneras. Están intactos y cubren enormes extensiones", detalla. Estos corales son refugio de una importante biodiversidad, incluyendo corales látigo y coloridos caracoles sin concha, conocidos como nudibranquios.

Les sorprendió encontrarse con ciertas especies, como un cangrejo conocido como araña de mar. "Normalmente vive entre 300 y 500 metros de profundidad, pero nosotros la filmamos a 40 metros de la superficie", dice. Además, pudieron observar a 12 de una vez, lo que, para Gorny, es todo un hito, si se considera que en los últimos 30 años se han capturado 50 individuos en toda la Patagonia.

De ahí que el especialista crea que esta área costera del Pacífico Austral es una importante zona de crianza para la especie y también para otros crustáceos como el langostino. "Es impresionante. He trabajado en distintos proyectos sobre langostinos en Chile y nunca había visto tanta abundancia. En el canal Castillo vimos una alfombra de camarones, como 100, uno encima de otro". Estos animales son un alimento fundamental para lobos marinos y delfines.

"Hay una abundancia, tanto del delfín austral como del chileno. Cuando buceábamos no se mostraban temerosos, sino que se acercaban con curiosidad para ver lo que estábamos haciendo", agrega Gorny.

Para la expedición emplearon lanchas pesqueras y a los lugares de más difícil acceso llegaron en zódiac.

Sobre el mar

El monitoreo también incluyó algunas islas de la superficie, trabajo que estuvo a cargo del biólogo de Conaf Raúl Pereda.

"Lo que más nos llamó la atención fue un cráneo de coipo que encontramos en la isla Torpedo, en la desembocadura del canal Octubre", cuenta el científico. No se sabía que la distribución del roedor acuático llegara tan al sur y casi en pleno océano.

Observaron también una variedad de aves, incluyendo carancas, caranchos, chucaos, cormoranes, jotes, patos quetro y gaviotas.

En cuanto a la vegetación, a medida que las islas se acercan a la costa esta va disminuyendo de tamaño, y los grandes cipreses y coihues dan paso a los más achaparrados tepúes.

También les sorprendió la abundancia de líquenes y hongos. Tanto, que Pereda efectuará este mes una expedición especial para estudiarlos en detalle.

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