domingo, 17 de agosto de 2008
Claudia Ramírez y Marcela Vélez
Economía y Negocios Domingo
Los dos pisos de oficinas en el Golf se redujeron a un pequeño cuarto de reuniones en el mismo edificio. A pesar de que están vendiendo la casa familiar de San Damián, no descartan echar a andar nuevos proyectos. Pero hoy la principal ocupación es su defensa legal.
Ya no hay miércoles de golf para Alejandro Contin padre. La compleja situación financiera y judicial que atraviesa su familia lo ha obligado a concentrarse en otros temas. También quedaron atrás las exitosas regatas de sus hijos Antonio y Alejandro en el yate Mitsubishi-Alfa.
Desde que el 23 de abril la Bolsa de Comercio suspendió las operaciones de la corredora Alfa, propiedad de Alejandro Contin Naranjo, la rutina de la familia cambió. Después de todo, tres de los cuatro hijos de la pareja formada por Alejandro Contin y Mirtha González trabajaban en la firma.
Primero se concentraron en la venta de su activo más valioso, casi el 10% de la AFP Provida, en busca de recursos para pagar los US$ 80 millones que adeudaban a los bancos. Pero los Contin no pudieron evitar la quiebra.
Ahora no sólo el padre del clan enfrenta acciones judiciales; sus hijos Alejandro y Antonio también son investigados en las tres acusaciones que enfrenta el grupo: por uso indebido de custodias, por falsificación de sus balances y posible quiebra fraudulenta.
La caída de Alfa y la investigación sobre la sociedad de Inversiones Fox, también de la familia, han obligado a los Contin a una exposición pública a la que no están acostumbrados, pese a haber controlado la séptima corredora del mercado.
Comenzar de cero
Ahora la rutina se reparte entre reuniones y diligencias judiciales. De ocupar 400 metros cuadrados en el edificio Metrópolis, en el sector de El Golf, en oficinas valoradas en US$ 1 millón, las operaciones de la familia quedaron reducidas a un pequeño cuarto en el mismo edificio.
Es lo único que mantienen por ahora, aunque sólo en una pequeña porción, por ser parte de un leasing. Allí se ha visto regresar a algunos de los trabajadores que antes se desempeñaban en la corredora.
En una versión mucho más reducida de los dos pisos que antes ocupaban entre Alfa e Inversiones Fox, siguen operando otros negocios más pequeños. "Ellos están viviendo del negocio de factoring y de la corredora de la Bolsa de Productos, pero les cerraron las líneas de crédito y como era de esperarse no les va bien", explica un cercano a la familia.
Debido a la quiebra de la corredora, los Contin se han visto obligados a poner en venta bienes familiares como la casa donde crecieron, ubicada en San Damián, en el sector oriente de Santiago. Y esperan poder conservar el departamento de Pucón, que -dicen testigos- tiene un valor sentimental, porque es un punto de reunión del matrimonio Contin-González con sus hijos.
Sin embargo, sería otra de las propiedades familiares a la que podrían recurrir para solventar el pago de abogados e iniciar alguno de los nuevos proyectos en mente.
Antonio Contín, ex gerente general de Alfa, acompaña a Alejandro padre en todas las reuniones con los abogados y al interior de la familia, el hijo menor, Antonio, también ha hecho lo propio, después de su regreso a la casa paterna, tras pasar un tiempo viviendo solo.
La principal estrategia de la defensa es demostrar que todo fue producto de una mala apuesta. "Aquí hay que destacar algo muy importante. Se respondió por todas las operaciones de bolsa. Cada cliente recibió sus acciones, no faltó ni una sola. Este no es un caso de que una empresa quebró porque se llevaron la plata. Aquí los únicos perjudicados son los miembros de la familia Contin", insiste el abogado Luis Gutiérrez.
Un cercano a Contin dice que lo que más preocupa al padre es la responsabilidad penal o civil que pudiera recaer en sus hijos. "No quiere que por un mal negocio en el que él tuvo la principal responsabilidad puedan verse afectados sus hijos", dice.
