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Novedad editorial Un reconocimiento a su labor en los distintos periódicos de la cadena:

Libro rescata el estrecho vínculo de Lukas con Valparaíso

domingo, 28 de octubre de 2018

Maureen Lennon Zaninovic
Homenaje
El Mercurio

Ya está en librerías "Lukas en El Mercurio de Valparaíso": un contundente volumen que recoge una selección de su trabajo al interior de esta casa periodística, ilustraciones publicitarias y de diversas locaciones del puerto, además de íntimas fotografías familiares.



"Suena el teléfono con llamados para los niños o para preguntar por la salud de Renzo. Hay visitas, algunas especialmente emotivas, como la de monseñor Emilio Tagle, quien hace algunos días ofició una misa en la pieza del enfermo. María Teresa, la esposa, se da tiempo para administrar los medicamentos, servir cafecito a las visitas, ir a la iglesia, ocuparse de los hijos mayores...".

El 2 de agosto de 1987, en una entrañable entrevista concedida para El Mercurio de Valparaíso -a pocos meses de su partida- los periodistas Germán Carmona, Julio Hurtado y Gastón Gauché rescataron el ambiente familiar y las que terminarían siendo las últimas reflexiones públicas del inolvidable Renzo Antonio Giovanni Pecchenino Raggi (Lukas), en torno al devenir del puerto, la economía, el patrimonio y aspectos trascendentales como la muerte y su creencia en Dios.

Entre otras impresiones, el genial dibujante nacido en Ottone (Italia), en 1934, elogia los cerros Alegre y Concepción; las viejas casonas de Gran Bretaña, en Playa Ancha, y profundiza en lo que debe hacer el habitante de Valparaíso para mejorar su entorno. "La riqueza de una ciudad está en sus pequeñas cosas: el balcón florido, el vecino que uno conoce y saluda, el olor de los berlines que salía del desaparecido Café Vienés. Si el vecino quiere ayudar a su ciudad tiene que cuidar esas cosas que le dan atractivo, tradición y vida. No debe ocurrir como actualmente, en que muchos ocupan la ciudad como quien usa la pieza de un hotel, sin dejar huellas", señaló Lukas en esta conversación para el diario porteño. Junto con ello también trasluce una profunda mirada sobre el humor y que -a su juicio- es "una indefinible manera de mirar el mundo" y nos habla del "interior de las personas, vale decir, del alma de ellas".

La transcripción íntegra de esta entrevista es uno de los numerosos atractivos que recoge la reciente publicación "Lukas en El Mercurio de Valparaíso". Se trata de una edición de lujo, con tapa dura y abundante material gráfico rescatado del riquísimo archivo que posee el legendario periódico de la V Región. El volumen fue lanzando oficialmente el pasado martes, en la sede porteña del Duoc UC y contó-entre otros presentadores- con Carlos Vergara, actual director de El Mercurio de Valparaíso.

"Si bien la Fundación Renzo Pecchenino-Lukas ha mantenido muy vigente su legado -una valiosa labor que sin duda cuesta en tiempos de redes sociales y de exceso de información-, sentimos que también era necesario hacer justicia y valorar el inmenso talento de este gran dibujante, el que nos regaló a varios diarios de nuestra cadena", señala Carlos Vergara a "Artes y Letras". El profesional añade que el trabajo de hurgar en el archivo del periódico porteño "fue una aventura, sobre todo porque no sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar. También agradecemos el aporte de uno de los hijos de Lukas, Giulio Pecchenino Lobos, quien nos ayudó a autentificar varios trabajos de este premio nacional de Periodismo; a Rubén Bastidas, su gran discípulo y sucesor, y a Marcela Küpfer, directora de la Estrella de Valparaíso. Otro aporte clave fue el del historiador Gonzalo Serrano, a quien le encargamos que contextualizara y pusiera en valor el trabajo de Lukas".

Giulio Pecchenino Lobos, presidente de la Fundación Renzo Pecchenino, solo tiene aplausos ante a esta novedad editorial. "Fue un regalo totalmente inesperado para la familia. Es una joya, un libro que consideramos de lujo y que no puede quedar escondido en la mesa de centro de un living. Es para revisarlo y gozarlo varias veces. Viene, además, a coronar un año que consideramos redondo porque en febrero conmemoramos los 30 años del fallecimiento de mi padre y en marzo inauguramos la nueva museografía de nuestra Casa Mirador en el Paseo Gervasoni". Añade que el creador de "Don Memorario" llegó al diario El Mercurio de Valparaíso en 1966, durante la dirección de Francisco Le Dantec. "Los 21 años que trabajó para esta cadena corresponden al 80 por ciento de toda su producción. En total fueron 28 mil dibujos e ilustraciones que hizo durante ese período, y si uno hace una división por días, la cifra te da un aproximado de cinco dibujos diarios ¡Es algo realmente impresionante!", afirma Pecchenino Lobos. El presidente de la Fundación Lukas concluye que en esta publicación se comprueba, por un lado, el cariño entrañable de su padre hacia Valparaíso, pero también su notable capacidad de observación. "En su época no existían los drones y hoy uno ve sus ilustraciones, por ejemplo de la Plaza Sotomayor, y nos siguen impactando porque parece como si hubiera dibujado desde las alturas. Uno se pregunta cómo consiguió plasmar esa imagen".

Testigos del mar y del puerto

Francisco Javier Olea, destacado dibujante de este diario, fue uno de los presentadores de "Lukas en El Mercurio de Valparaíso". El artista explica a "Artes y Letras" que su aporte "está en la responsabilidad cultural y documental que asumió como dibujante, dejando registro de aspectos históricos de Santiago y especialmente de Valparaíso, donde retrató la sociedad desde el ciudadano más humilde hasta las altas alcurnias, nos mostró la riqueza arquitectónica y el paisaje con cariño pedagógico y nos logró introducir en sus dibujos convirtiéndonos en testigos del mar y del puerto". Olea profundiza en su análisis y valora su genio en la observación y el humor. "Con un tono sencillo pero agudo, aparentemente ingenuo pero crítico, abordó todo tipo de temas jugando con el lenguaje y las asociaciones que se dan solo en mentes despiertas e inquietas como la de Lukas. Se podrá discutir sobre los sesgos editoriales de algunas viñetas, incluso encontrarlas derechamente ofensivas, pero en el breve paso de Lukas por el mundo, el volumen y calidad de su obra no están en duda y es lo que lo engrandece y lo ubica dentro de los grandes maestros de las artes gráficas en Chile", dice Olea.

El historiador Gonzalo Serrano, director del Centro de Estudios Americanos de la Universidad Adolfo Ibáñez, considera que si uno compara el primer chiste, publicado un 18 de diciembre de 1966, con los últimos, de inicios de 1988, "la verdad es que no hay una mayor evolución y esto se explica porque a las personas les gustaba el estilo tradicional de Lukas. Es más, cuando empezó a dibujar para 'El Mercurio' de Santiago, cambió los escenarios del puerto por los de la capital, sin embargo, le pidieron que no lo hiciera, que los lectores querían ver a sus personajes en Valparaíso".

-¿De qué manera lo influyó entrar a la Escuela de Arquitectura de la UC de Valparaíso?

"Aquí me remito a lo que señala Allan Browne, quien destaca el rol que tuvo en esta tarea el director de la Escuela, Alberto Cruz Covarrubias, pionero en mandar a la calle a sus estudiantes con sus tableros y plumillas. Cruz Covarrubias habría inducido a sus alumnos a comprender la ciudad como un ser vivo, capaz de tener un destino y que debía ser estudiada y vivenciada por los jóvenes arquitectos, y la obra de Lukas tiene este sello, la de una ciudad en movimiento. Detrás de cada trabajo, hay intuición, talento, pero también, estudio. Donde mejor se ve reflejado esto es en las imágenes del Molo de Valparaíso imaginado por Lukas sin agua. Es maravilloso".

-¿Cómo se fue gestando, según las propias palabras del arquitecto Allan Browne, "una curiosa relación entre Pecchenino y Lukas"?

"Después de revisar una buena parte de su obra, creo que el genio de Lukas estaba presente en gran parte de su trabajo, sin embargo, en ciertos momentos, por ejemplo, la crisis durante la Unidad Popular, aparecía Pecchenino, el hombre de carne y hueso, que veía sus valores y su estabilidad amenazados y que, a través de un humor muy ácido, luchaba contra el marxismo. Asimismo, detrás de Don Memorario hay más de Pecchenino que de Lukas. El papá que juega con sus hijos, que se incomoda con la modernidad y al que le cuesta comprender a los jóvenes".

-¿Cómo fue la relación de Lukas con la política contingente?

"Él fue parte de una generación de caricaturistas que -durante la década del sesenta y acorde a los cambios de ese tiempo- se fue abanderizando y polarizando. Es significativo que la revista Topaze, luego de casi cuarenta años, haya desaparecido a inicios de los setenta por las divisiones internas. Los dibujantes dejaron de ser testigos imparciales y reírse de todo para, como señala Hernán Millas, transformarse en francotiradores del humor. En ese sentido, Lukas, siendo de derecha y trabajando en un medio como El Mercurio de Valparaíso, no tuvo problemas en condenar los excesos de la Unidad Popular. Lo interesante, y esto se puede ver en el libro, es que con mucha sutileza también fue crítico de medidas implementadas por el gobierno militar como el toque de queda, la militarización y medidas económicas con las que no estaba de acuerdo".

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