Era esperado y se confirmó. Las 15 economías que componen la Eurozona sufrieron su primera contracción del Producto Interno Bruto (PIB) en conjunto, el que cayó a -0,2% en el segundo trimestre. De repetirse otra cifra negativa al tercer trimestre de 2008, la Zona Euro estaría técnicamente en recesión, es decir, más de dos trimestres de crecimiento negativo.
Ayer, tanto Alemania, como Francia y España reportaron cifras que no alegraron a nadie. España se escapó de la contracción y creció un tibio 0,1% en el segundo trimestre, mientras que Francia retrocedió 0,3% y Alemania dio la sorpresa, al anotar -0,5% en su PIB trimestral.
El consumo ha estado débil, la inflación le sigue quitando disponibilidad a los hogares, y por el lado del empleo ya se empezó a notar una fuerte moderación del trabajo en Alemania en el segundo semestre. Tampoco hay que descartar que en el segundo semestre Alemania pueda destruir empleo, explicó a "El Mercurio" Francisco Vidal, analista de Zona Euro de Intermoney Valores, en Madrid.
Sobre la base de este escenario, el consumo debería permanecer débil, aunque juega a favor la probabilidad de que los commodities sigan cayendo de precio. "Si esto continúa, vamos a ver una ligera recuperación. Pero en ningún caso estaríamos hablando de una recuperación importante" aseguró Vidal.
Humilde expectativa
"Estancamiento o ligerísimo crecimiento del lado del consumo" para el segundo semestre, advirtió el hombre de Intermoney, quien agregó que desde esta perspectiva, consumo e inversión podrían seguir con un escenario complicado en la segunda mitad del año, e incluso se puede esperar que las cosas estén un poco peor a lo esperado.
Es difícil en este momento evaluar si Europa va a caer en una recesión, aseguró el analista internacional de Idea Global en Nueva York, Enrique Álvarez. "Pero hay que tener en cuenta que Europa no solamente está afectada por una dinámica local que varía de país a país, sino que está muy afectada por la parte exportadora", explicó. Las exportaciones han sido dañadas por la fortaleza que ha tenido el euro por largo tiempo. Y a todo, se suman los países afectados por la crisis crediticia, incluyendo a Inglaterra, aún cuando no forma parte de la Eurozona.
Inflación marcó su máximo desde 1991 en EE.UU.
Tras anotar un alza de 0,8 en el mes de julio, la inflación de Estados Unidos ya acumula un incremento de 5,6% durante los últimos 12 meses, llegando así a su máximo en 17 años.
Los altos precios de los alimentos, así como el alto nivel en el precio de combustibles, fueron las razones esgrimidas por el Departamento del Trabajo, que lleva la cuenta del alza de precios en ese país.
La inflación de 0,8 de julio estuvo muy por sobre lo que proyectaban los expertos (en torno al 0,4%), y muy cerca del nivel de junio, cuando registró 1,1% (el mayor avance anual para este índice en 26 años).
Aunque la energía y los alimentos fueron los principales responsables del alza, el índice de inflación subyacente anotó también una importante alza de 0,3% mensual, con lo que ya acumula 2,5% en los últimos 12 meses.
La crisis financiera se expande
Esta vez Estados Unidos no se escapó del alza mundial de precios. Primero fue su desaceleración, la que se expandió a la economía mundial -que partió en ese mercado financiero, y que ahora contagia a economías europeas, con consecuencias hasta en Japón (ver nota superior)-, pero además se suma al largo listado de países que están experimentando fuertes incrementos de precios, como está sucediendo en Latinoamérica.
Ello porque la crisis financiera se traspasó a la economía real de las personas y así se dispersó por todo el mundo.
Ante la cifra, los economistas especulaban que lo más probable es que ahora la Reserva Federal (la Fed, o banco central de ese país) mantenga su tasa de política monetaria en torno al 2% y no continúe con los recortes de incentivo al ritmo de esa economía debido al aún latente peligro de recesión.
Ayer también se entregaron los datos semanales de empleo en Estados Unidos. Las solicitudes por el seguro de desempleo disminuyeron en 10.000 personas (desde 460.000 a 450.000), cifra que a simple vista aparece como positiva pero decepcionante para los economistas, quienes esperaban que tales cifras cayeran bastante más, hasta bajar a 435.000 solicitudes.