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Felipe Ramírez, quien enseña bajo esta modalidad, fue elegido el mejor docente de Chile hace unos días:

La educación hospitalaria está en busca de más recursos, especializaciones y reconocimiento

lunes, 22 de octubre de 2018

Margherita Cordano
Educación
El Mercurio

En los establecimientos complica que la subvención dependa de la asistencia de sus alumnos, que debido a distintas condiciones de salud siempre es muy variada. Además, se pide que este sistema se aborde más en las escuelas de Pedagogía.



Hace una semana, Felipe Ramírez fue nombrado el mejor profesor del país en la ceremonia de premiación del Global Teacher Prize Chile. El concurso destaca la labor de profesores que por su dedicación, entusiasmo y efectividad sobresalen en su labor, que en el caso de Ramírez está dedicada a la educación hospitalaria.

Hace poco más de ocho años, este profesor de Arte llegó hasta la Escuela Hospitalaria de Puerto Montt, establecimiento donde hoy ejerce como director.

Tras recibir el Global Teacher Prize, Ramírez dijo estar contento por la visibilidad que el premio puede traer a la educación hospitalaria. "Se pone en valor la labor de colegas que hoy están en las aulas dando lo mejor de sí, en un trabajo que tantas veces es silencioso", dijo entonces.

"En general nos conocen las personas que trabajan directamente con nosotros en los centros de salud, quienes han recibido nuestro servicio educativo o quienes son familiares de niños que han pasado por estas escuelas", especifica el profesor. "Hay desde quienes piensan que se trata de escuelas para los hijos de los funcionarios, que es un voluntariado para venir a entretener a los niños, que no tiene formalidad o que no es oficial para la promoción escolar", agrega.

Reinserción

En Chile las escuelas y aulas hospitalarias son 46. En ellas enseñan 288 docentes en total y el Ministerio de Educación calcula que existe una cobertura mensual de aproximadamente 2.500 estudiantes (ver cifras).

"Es una atención educativa compensatoria mientras el paciente-estudiante se encuentre en tratamiento que le impida asistir a su colegio", dice Fabiola Pastor, profesora del multinivel de 4° a 6° básico del colegio oncológico Dr. Sótero del Río, de la Fundación Nuestros Hijos.

"El estudiante recibe la educación que necesita y en la forma que requiera, pudiendo ser atendido en sala cama de hospital, domicilio, o aula-colegio hospitalario", agrega esta profesora, quien dice que uno de los objetivos fundamentales de la pedagogía hospitalaria es que el estudiante, una vez finalizado su tratamiento médico, se reinserte en su escuela de origen, algo que no siempre es fácil. "Muchas veces se pierde el contacto durante el proceso de enfermedad. Los docentes del colegio al que irá el educando tienen muy poca información acerca de la enfermedad, del contexto educativo hospitalario, estableciendo altas expectativas y exigencias, generando en el estudiante ciertas dificultades de adaptación".

Por tener colegios de origen, los niños en escuelas hospitalarias -que siguen los planes y programas del Mineduc- no rinden el Simce. A los establecimientos "sí se les aplica el Sistema Nacional de Evaluación del Desempeño, al igual que las escuelas especiales", explica el jefe de la División de Educación General del ministerio, José Palma.

A propósito de escuelas especiales, la subvención mensual de los establecimientos hospitalarios es de 173 mil pesos por estudiante. "Una escuela básica con jornada completa recibe aproximadamente 73 mil pesos por niño, sin considerar cosas adicionales como la subvención escolar preferencial", dice Palma.

"Se paga por asistencia y la asistencia aquí es muy variable, a veces hay muchos niños y no damos abasto, otras veces muy pocos. Se requiere una base distinta", cree Felipe Ramírez. "A nuestros estudiantes no les podemos pedir materiales; ningún niño llega con la mochila del colegio al hospital, la escuela hospitalaria debe proveer todos los insumos y la gran mayoría no pueden ser reutilizados por temas de infecciones cruzadas, lo que implica un gran gasto".

Salud mental

No es solo la población general la que no conoce mucho sobre las aulas hospitalarias: el tema pocas veces se trata en las escuelas de Pedagogía. "Hasta el minuto (en Chile) no hay una formación específica para la gente que trabaja en educación hospitalaria", comenta Monserrat Pérez-Cueto, quien supervisa las aulas hospitalarias de la zona norte del país, que suman ocho establecimientos.

"Ha habido un incremento gigante (de matrícula) por salud mental. Niños que llegan por fobia escolar, depresión, intentos de suicidio. Esa parte es compleja y estamos tratando de especializarnos, de aprender más, porque es un trabajo bastante especial y distinto", plantea Pérez-Cueto, quien tiene un magíster en Pedagogía Hospitalaria de la Universidad de Barcelona.

La resiliencia y la capacidad de adaptación son claves. "Muchas veces uno puede tener una clase planificada, pero cuando el niño no se siente bien por los medicamentos o porque su estado de ánimo está bajo, hay que modificar la actividad que se tenía planeada. A veces simplemente uno se queda acompañando", dice.

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