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"La centroizquierda habla mucho de pobreza e igualdad, pero aquí ya no basta con buenos discursos, intenciones o ideologías"

domingo, 21 de octubre de 2018

M. Soledad Vial y W. Díaz.
El_Mercurio

Presidente Sebastián Piñera, tras presentar esta semana proyecto Compromiso País. El Mandatario aborda el significado político del proyecto público-privado que anunció esta semana para derrotar la pobreza, define el rol que espera de los privados y marca posiciones frente a aspectos controvertidos de la agenda, como la irrupción de Jair Bolsonaro, el proyecto Aula Segura, la reciente salida del segundo hombre del Ejército y los cambios que planea realizar en el CDE.

En su mesa de trabajo hay un plato de frutas servido, lápices, decenas de documentos, blocks y algunos libros, como "La Democracia asediada", el texto que escribió Mauricio Rojas antes de abandonar el Ministerio de Cultura, en agosto. De las turbulencias políticas de esos días poco queda. Quizás lo sugiera la forma en que el Presidente Sebastián Piñera se desenvuelve por el segundo piso de La Moneda: camina relatando anécdotas de algunos de sus antecesores, como Manuel Blanco Encalada, y cuenta que la sala en que realiza sus reuniones es la misma que ocupaba Patricio Aylwin.

Con encuestas que sitúan su popularidad por sobre el 50%, Piñera continúa el recorrido por la casa de Gobierno. Muestra de buen humor el salón que volvió a pintar de color blanco hueso tras regresar a La Moneda -que reemplazó el tono verde manzana que se utilizó en las dos administraciones de Michelle Bachelet- antes de sentarse en una pequeña mesa de trabajo situada en un rincón de su oficina. En ocasiones saca una calculadora HP-12 C -la misma que usaba en la U. de Harvard, en los 70- y aborda el significado político de un proyecto clave de su administración, que presentó esta semana: Compromiso País.

Se trata de una alianza público-privada para enfrentar la pobreza, que incluye a ministros, académicos, dirigentes sociales y empresarios, como Bernardo Matte, y representantes del grupo Luksic. Todos ellos fueron convocados a 16 mesas de trabajo, reunidas por el Ministerio de Desarrollo Social en torno a las principales carencias de pobreza multidimensional y estructuradas en base a ofertas de programas sociales y la visión de más de 50 organizaciones.

"El sello de nuestro segundo mandato es transformar a Chile en un país desarrollado, sin pobreza, con igualdad de oportunidades y con mayor justicia social dentro de los próximos 10 a 12 años. Ese desarrollo es mucho más que crecimiento. Por eso hemos hablado de un desarrollo integral , inclusivo, sustentable, integral, no es solo desarrollo material... Dentro de ese sello de nuestro gobierno, la misión para la cual fuimos elegidos, Compromiso País es fundamental. Hay una razón muy simple. Si bien los principales instrumentos, motores para el desarrollo del país y de las personas son la calidad de la educación, la cantidad y la calidad de los empleos y el fortalecimiento de la familia, mucha gente no está conectada a este tren del desarrollo porque pertenece a un grupo de vulnerabilidad muy especial", afirma.

Los grupos se encargarán de resolver, entre otras cosas, la situación de las personas que no tienen agua potable, las mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, los menores del Sename y la dependencia a las drogas, entre múltiples factores. "Vimos el resultado de la Casen (2017), que mostró la evolución de la pobreza y la desigualdad durante los últimos años del gobierno anterior. ¿Qué nos mostró? Que la capacidad de reducir la pobreza en Chile se había reducido significativamente, que la pobreza multidimensional estaba estancada y que la desigualdad había aumentado", dice.

-¿Cuánto arriesga al elevar las expectativas frente a deudas históricas del país, como la deserción escolar de 70 mil jóvenes?

-Siempre está este conflicto y esta paradoja. Cuando uno elabora un proyecto hay algunos que dicen: "Presidente, no ponga metas demasiado ambiciosas. Para qué, ponga una meta razonable, que sepa que va a cumplir, porque así queda bien". Otros dicen que si no ponemos metas ambiciosas no vamos a ser capaces de exigir y sacar lo mejor de cada uno. En nuestro primer gobierno propuse la meta de un millón de empleos, no de forma improvisada y arbitraria, hicimos todos los estudios. Algunos decían: "Pongamos la mitad, 500 mil". Opté por el camino de lo que podíamos ser capaces bajo exigencia: de esa manera tenía la certeza de que íbamos a estar permanentemente bajo presión, con sentido de urgencia, poniendo lo mejor de nosotros, no perdiendo ni un minuto. Siempre hay este contraste entre poner metas ambiciosas y generar expectativas y compromisos. Hay que buscar el justo equilibrio.

-¿Cree que un peligro de acercarse a esta forma de hacer políticas públicas pasa, entre otras cosas, porque el proyecto no logre institucionalizarse apropiadamente?

-La vida está llena de riesgos... Por supuesto que el riesgo institucional existe. Me acuerdo que durante nuestro primer gobierno, cuando empezamos a diseñar el programa Elige Vivir Sano, mucha gente nos dijo lo mismo. Y logramos crear un programa Elige Vivir Sano, que después lo transformamos en un proyecto de ley que garantizó una mayor coordinación entre todas estas instituciones públicas y los resultados fueron muy fecundos.

-Existen otras experiencias internacionales en que hay asociaciones con la sociedad civil. Está el caso de David Cameron, donde, sin embargo, su programa Big Society fue muy criticado. ¿Cómo evitar lo que le pasó con Cameron?

-Estudiamos muchas experiencias que se habían realizado en otros países. Una de ellas es el famoso concepto del BIG Society, que era una sociedad comprometida con la meta, no solamente el gobierno; ese era el gran mensaje de David Cameron. Lo conversé muchas veces con él. También vimos el modelo brasileño de Bolsa Familia, que terminó siendo muy asistencialista: ayudaba a satisfacer necesidades, pero no creaba capacidades para que esas personas fueran más autónomas. Vimos el modelo de Nueva Zelandia; me tocó conversarlo largo con la Primera Ministra cuando nos reunimos en Nueva York. Y finamente sacamos lo que creíamos que era lo mejor de todos y desarrollamos nuestro propio programa.

-¿Un "chilean way"?

-A propósito de "Chilean way", conversando con el Presidente Obama después del rescate de los mineros, él me dijo: "¿Sabe cómo se dice ahora, en Estados Unidos, hacer las cosas bien? The chilean way".

-Se está poniendo bien alta la vara...

-Eso es una anécdota; estoy absolutamente consciente de que este es un desafío difícil, exigente y lleno de riesgos, que requiere mucha convicción y compromiso y que involucra a mucha gente, pero es el instrumento más poderoso que tenemos para que todos los chilenos se puedan incorporar a este país que avanza hacia el desarrollo.

El rol del ministro Moreno

-¿Cómo se tomó las críticas del presidente de América Solidaria, Benito Baranda, que forma parte del proyecto?

-Entiendo que Benito Baranda dijo que lo habían malinterpretado; que no era lo que había querido decir y un ministro me dijo que lo había llamado para excusarse. Creo que él puede ser un gran aporte y no quiero centrarme en eso.

-Pero Baranda habló incluso de "farándula política" por la forma cómo se lanzó el proyecto.

-Benito Baranda es parte del comité ejecutivo del proyecto. Más que comentarlo, contaré por qué escogimos el actual Parque Víctor Jara para lanzar el proyecto. Es un lugar que era el ex Zanjón de la Aguada, símbolo de pobreza, de marginalidad, de vulnerabilidad y que muestra cómo las cosas pueden cambiar para mejor. Invitamos a las personas directamente involucradas con el proyecto como los diez ministros, los representantes de empresarios, la academia y del mundo social. En forma muy sobria y simple, sin ninguna parafernalia, dimos a conocer el proyecto Compromiso País.

Si Benito Baranda dijo lo que dicen que dijo, es una crítica apresurada e injusta.

-¿Este proyecto es una idea del ministro Moreno?

-No, como ministro de Desarrollo Social, el ministro Moreno juega un rol muy importante, pero es un proyecto del Gobierno, era parte de nuestro programa de gobierno.

-¿Estaba en el programa de gobierno?

-Obviamente que el programa de gobierno es un resumen; en el capítulo que dijimos que le íbamos a cambiar el nombre al ministerio por Desarrollo Social y Familia, estábamos diciendo que queríamos que se preocupara de las personas y del grupo familiar.

-El ministro Moreno es visto como una potencial carta presidencial. ¿Cree que ese factor alienta críticas e interpretaciones políticas que se hacen al proyecto?

-En Europa fuimos con los senadores y diputados a Waterloo, un barrio de Bruselas, y les leí una frase de Napoleón bien notable. Decía: "En la mochila de cada mariscal está siempre un bastón de emperador". Hay muchas personas que legítimamente aspiran a ser Presidente de la República, como diputados, senadores, ministros. Por supuesto que hay ministros que pueden tener aspiraciones presidenciales y es perfectamente legítimo; ahora, que pretendan utilizar su ministerio en beneficio de una candidatura presidencial es algo que jamás voy a aceptar. Eso desvirtúa el sentido y el compromiso de un gobierno con todos los chilenos.

"No gobierno para los empresarios"

El Presidente pasó de una agenda de los grandes acuerdos con el mundo político, en el arranque de su gobierno, a la que acaba de anunciar, que incluye una alianza política y empresarial para enfrentar la superación de la pobreza. El filósofo Guy Sorman, en una conferencia que realizó en 2010 en La Moneda, había animado a la centroderecha a entregar justicia social, pero con instrumentos diferentes a la izquierda.

"Conozco mucho a Guy Sorman; soy amigo, pero más que buscar herramientas distintas a la izquierda, diferenciarme de la izquierda, mi motivación es hacer lo mejor para Chile, es proponer herramientas eficaces para incorporar a todos los chilenos al tren de desarrollo. Si coincido con la izquierda, como coincido en algunas materias, y si no, impulsamos nuestras propias ideas", dice el Jefe de Estado.

-Buena parte de los analistas plantean que el gobierno de Michelle Bachelet y la Nueva Mayoría estuvo marcado por su distancia con el mundo privado, lo que incluyó el fin de concesiones y el ajuste a las subvenciones escolares. ¿El proyecto Compromiso País quiere contrastar esa lógica de centroizquierda?

-La izquierda tiene una confusión: en lugar de que el Estado haga todo, nuestro enfoque es hacerlo con dirección del Estado y contribución de la sociedad civil y privados. Hay una diferencia muy grande. "Compromiso País" busca una alianza estratégica público-privada en un tema noble como subir a todos los chilenos al carro del progreso... No me cabe duda que algunos van a criticar este proyecto antes de conocerlo; están predeterminados, pero estoy seguro de que la inmensa mayoría entiende la importancia, la nobleza de este compromiso por hacer un país más justo, inclusivo y con mayores oportunidades.

La centroizquierda habla mucho de pobreza, igualdad, pero aquí ya no basta con buenos discursos, buenas intenciones o las ideologías. Además de compromiso y voluntad política, importa la capacidad para diseñar instrumentos que logren resultados. ¿No les llama la atención que cuando la pobreza y la desigualdad se han estancado o crecido haya sido en gobiernos con Presidenta socialista? ¿Y que hayan disminuido en gobiernos de centroderecha que he tenido el honor de presidir?

-¿Cree que el país ya superó las desconfianza que instalaron casos como La Polar, la colusión de farmacias o la del confort? ¿Ve un aprendizaje en el mundo empresarial?

-La libre competencia da justificación económica y moral a la economía social de mercado; le permite ser eficiente y también beneficiar a los consumidores y mejorar su vida. Esos dos pilares se quiebran cuando hay monopolio; por eso durante nuestro primer gobierno hicimos una profunda reforma a la institucionalidad antimonopolios; le pusimos dientes a la Fiscalía Nacional Económica y pudo identificar, perseguir y condenar a muchos grupos que se comportaban en forma monopólica.

Aprecio y agradezco que los empresarios participen en esto con tanta voluntad y entusiasmo, ¿por qué lo están haciendo? Probablemente haya múltiples razones; comprender su compromiso con un país más justo, que eso también lo hace más estable, más seguro y mejor para todos. Lo importante es que están ahí colaborando y falta que hagan su aporte grande, generoso.

-Romper con el estereotipo de que los empresarios no se pueden involucrar en políticas públicas, que solo representan la codicia.

-A veces el Estado se comporta como el perro del hortelano; no es capaz de resolver estos problemas sociales y tampoco permite que el sector privado colabore. Yo prefiero que el Estado se comprometa, haga un aporte mayor y, bajo su conducción, comprometa al sector privado para que complemente ese esfuerzo. Por eso, las mesas de trabajo están todas presididas por un ministro que le responde directamente a este Presidente.

-¿Cómo se les ponen metas a los privados en este proyecto?

-Ese es un gran desafío porque lo que nosotros esperamos de los privados es que nos hagan un aporte en muchos frentes distintos. Por de pronto, en su capacidad de gestión, pero también queremos que aporten recursos. Hay una parte de esto que, más que imponer, tiene que convencer, motivar, convocar.

-Y en lo personal, ¿usted también cambió su relación con el mundo empresarial, que no siempre ha sido fácil?

-En mi vida he tenido tres grandes vocaciones, la académica, la emprendedora y el servicio público que ha sido mi gran vocación de vida. Como Presidente no gobierno para los empresarios, gobierno para todos los chilenos, pero el país necesita del aporte de los empresarios y no soy "anti empresario". Si creían que íbamos a hacer un gobierno para los empresarios, se equivocaron desde el primer día, porque nuestro gobierno creó condiciones para que todo el mundo pudiera desarrollar sus talentos y la economía chilena creciera 5,3%, creara 1 millón de empleos y las empresas pudieran desarrollarse y aprovechar su potencial. En nuestro primer gobierno y en este estamos preocupados de todos los chilenos, pero con un cariño especial por los más pobres, por la clase media vulnerable, por los que más necesitan ayuda.

"Como Presidente no gobierno para los empresarios, gobierno para todos los chilenos, pero el país necesita del aporte de los empresarios y no soy "antiempresario".

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