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Fueron identificados como posibles sospechosos 15 hombres:

Nuevas pistas sobre la presunta muerte de periodista vinculan el caso al príncipe saudita

jueves, 18 de octubre de 2018

Nicolás García de Val
Internacional
El Mercurio

Pese a las negativas de Riad, medios turcos e internacionales han ligado la desaparición con Mohammed bin Salman.



Cada vez con más fuerza, los detalles que se filtran de las investigaciones sobre la desaparición del periodista saudita Jamal Khashoggi, hace dos semanas en el consulado de Arabia Saudita en Estambul, apuntan al círculo del príncipe Mohammed bin Salman. El caso complica al heredero, que era la esperanza reformadora del reino conservador.

Las autoridades turcas registraron ayer la residencia del cónsul saudita, Mohammed al Otaibi, en busca de nuevas pistas. Mientras, en los medios oficiales se repetían las versiones que identifican a varios sospechosos de la desaparición de Khashoggi -muy crítico del príncipe heredero- con la familia real y el ejército. Son 15 hombres, que llegaron a Turquía el mismo 2 de octubre cuando desapareció el periodista, y que habrían estado en el consulado durante ese día.

The New York Times mostró que uno de ellos, Maher Abdulaziz Mutreb, era un acompañante frecuente del príncipe, al que se había visto bajar del mismo avión y hacerle guardia durante algunas visitas oficiales. Otros escoltas como Muhammed Saad Alzahrani y Thaar Ghaleb Alharb, también aparecen entre los sospechosos (ver infografía).

Ese diario, que cita a un alto funcionario de Turquía, añade que estos hombres estaban esperando a Khashoggi cuando llegó al consulado saudita, alrededor de las 13:15 horas. Otros medios dicen que no estaban todos ahí. Según la versión recogida por The New York Times, apenas el periodista entró a la oficina del cónsul, los agentes comenzaron a golpearlo y torturarlo. Le habrían cortado los dedos de la mano; después lo habrían degollado y descuartizado, mientras escuchaban música, de acuerdo con la prensa oficial turca.

En un momento, el cónsul habría protestado, según los relatos: "Hagan esto afuera, me van a meter en problemas". "Si quiere vivir cuando regrese a Arabia, mejor cállese", le respondió uno de los hombres, de acuerdo con el reporte del medio Yeni Safak. Ese diario asegura que Al Otaibi abandonó el país el martes. Khashoggi habría muerto en minutos y los sospechosos habrían dejado el lugar en dos horas, según las transcripciones.

El contenido de los audios fue difundido por la prensa el mismo día en que el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, llegó a Ankara para reunirse con el Presidente turco Recep Tayyip Erdogan, y con el ministro de Relaciones Exteriores, Mevlüt Çavusoglu, quien describió el diálogo como "fructífero". Pompeo llegó a Turquía tras su paso por Arabia Saudita el martes, donde aseguró que Riad -que tiene un millonario contrato de armas con EE.UU.- se comprometió a investigar.

El reino niega las acusaciones sobre su participación en el caso, pero la desaparición amenaza con echar por tierra la imagen de reformista que ha intentado proyectar el príncipe Mohammed, desde que se convirtió en heredero al trono hace apenas 16 meses.

En ese tiempo, el líder saudita ha impulsado un plan de cambios en un país famoso por su conservadurismo religioso y social, en el marco de su programa Visión 2030. Hoy, el gigante del petróleo está enfocado en las energías renovables, ha abierto las puertas a las mujeres en algunas áreas que antes estaban prohibidas -como las Fuerzas Armadas y conducir automóviles- y le ha declarado la guerra a la corrupción. Asimismo, el príncipe ha manifestado su intención de abrir a la bolsa la petrolera estatal Aramco. Eso estaba previsto para este año, pero -según Bloomberg- se concretaría finalmente en 2021. "El proceso que está impulsando Arabia Saudita es increíblemente ambicioso y son tal vez las reformas más importantes que se han realizado en la región a la fecha", dijo a "El Mercurio" Becca Wasser, analista para Medio Oriente de la Rand Corporation.

Sin embargo, estos cambios han ido acompañados de una fuerte represión a grupos de defensa de los DD.HH. y contra las mujeres, una participación directa en la guerra de Yemen; y de una purga de decenas de miembros de la familia real y grandes empresarios, que fue descrito por el gobierno saudita como un gran operativo anticorrupción.

Esa purga tuvo su episodio más recordado en noviembre del año pasado, cuando decenas de personalidades políticas y de empresarios -incluyendo al multimillonario príncipe Al Walid bin Talal- fueron detenidos en el Hotel Ritz, de Riad. El hecho fue interpretado por algunos como una muestra del interés del príncipe Mohammed por combatir la corrupción, pero por otros como una maniobra para consolidar su poder en el país.

La influencia saudita como uno de los principales compradores de armas y segundo productor de petróleo a nivel mundial había minimizado los roces con Occidente, pero la desaparición de Khashoggi ha acrecentado la presión internacional.

No es el caso del gobierno estadounidense, que insiste en darle al reino el beneficio de la duda. "Son un aliado y un comprador tremendo, no solo de equipos militares", dijo el Presidente Donald Trump ayer al subrayar su defensa de Riad. "Quiero saber qué sucedió, de quién es la culpa, y probablemente lo sabremos antes de que acabe la semana", agregó.

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