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Ex contralor general Arturo Aylwin se refiere a conflicto que afecta al ente fiscalizador:

"Aparece absurdo que el subcontralor sea una república independiente del contralor"

jueves, 18 de octubre de 2018

Pamela Gutiérrez
Nacional
El Mercurio

A su juicio, la Contraloría está regida por dos normas que son contradictorias, pero que "siempre entendimos" que el subcontralor era de confianza de su superior.



El ex contralor general Arturo Aylwin está completamente al día del conflicto que vive el ente fiscalizador, y que tiene como protagonistas al jefe de la institución, Jorge Bermúdez, y a la exsubcontralora Dorothy Pérez, quien logró que la Corte de Apelaciones acogiera su recurso de protección y ordenara su reintegro al cargo.

El abogado lideró el órgano de control entre 1997 y 2002. Sucedió en su momento a Osvaldo Iturriaga, quien estuvo en el puesto desde 1978. Además, fue subcontralor de este último y propuesto para el cargo máximo por el presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Aylwin, de 91 años, recuerda la relación que tuvo con su entonces mano derecha, Jorge Reyes: "Contó con mi confianza en todo mi período de contralor, hasta que cumplí 75 años (2002) y trabajamos muy armónicamente. Yo delegaba permanentemente algunas tareas en el subcontralor y, a veces, las delegaba en otros jefes. Pero el subcontralor era mi apoyo inmediato, directo".

Así lo grafica el abogado a "El Mercurio" en su casa de La Reina. En una de las habitaciones hay una foto de su hermano, el fallecido expresidente Patricio Aylwin, de su época de mandatario.

Acerca del conflicto entre Bermúdez y Pérez, advierte que el problema radica en que "hay dos normas contradictorias" que rigen a la Contraloría. Una, dice, que establece que todos los funcionarios son de la confianza del contralor, incluido el subcontralor. Y la otra, advierte, es que "en la dictadura dejaron subsistente otro artículo, que dice que el contralor y el subcontralor eran inamovibles y que solo pueden ser removidos en la misma forma como son removidos los miembros de los tribunales superiores de justicia, a través de un procedimiento especial, que es el juicio de amovilidad. Quedaron las dos normas contrapuestas y ninguna ha sido modificada".

Para Aylwin, el hecho de que todos los funcionarios sean de confianza del contralor, "hasta el último auxiliar, es atentatorio contra la carrera funcionaria".

Sin embargo, plantea, en el caso del subcontralor se tenía entendido que "era de confianza, porque es el colaborador inmediato del contralor. Una de las misiones principales del subcontralor, de acuerdo con la ley, es realizar las tareas que le encomienda el contralor, actuar como juez de cuentas y ser el subrogante natural del contralor. Todo eso queda absolutamente destruido, se produce una situación insostenible, si el subcontralor pasa a ser una potencia inamovible frente al contralor".

Agrega: "Si nos atenemos a una interpretación muy formal, se puede llegar a la conclusión, como lo ha dispuesto la Corte de Apelaciones, de que el subcontralor está amparado por esta especie de fuero y que solo puede ser removido igual que un ministro de la Corte Suprema o de Apelaciones. Siempre entendimos que esa norma tendía a proteger tanto al contralor como al subcontralor frente a acusaciones que podían hacer terceros, pero que dentro de una organización jerárquica como la Contraloría, aparece absurdo que el subcontralor sea una república independiente del contralor, destruyendo la esencia de lo que es una institución que es evidentemente jerarquizada".

El análisis de Aylwin va más allá: "Imagínese que el contralor actúe de acuerdo con una línea y el subcontralor conforme a otra. ¿Cómo podría ser posible eso? Y si el contralor quiere delegar funciones en el subcontralor y no le tiene confianza, va a tener que delegar en otro funcionario, en otro jefe de más abajo, lo que rompe absolutamente con la jerarquía".

-Si la Corte Suprema ratifica este fallo de la Corte de Apelaciones, ¿lo que correspondería es que el contralor renuncie?

"No, no hay ninguna obligación, pero se crea una situación realmente insostenible para el contralor, para la Contraloría y, digamos las cosas como son, también para el país, porque la Contraloría es una institución demasiado importante como para que esté sometida a estos vaivenes. Yo no recuerdo, en la historia de la Contraloría, que hayamos tenido una cosa semejante".

Sostiene que, de llegar a darse el caso que la Suprema ratificara el fallo, "sería el único servicio público en el país que estaría en esta situación. Es tan absurdo como que, por ejemplo, un subsecretario no fuera de la confianza del ministro. ¿Se imagina a un ministro cuyo subsecretario sea república independiente y haga lo que quiera? Y si el ministro dice: 'Usted no es de mi confianza', le pide al Presidente de la República que se vaya, y el (funcionario) le diga: 'No, yo le respondo solo al Presidente de la República'. ¡Eso nunca se ha dado!".

-Se ve preocupado.

"¡Tremendamente preocupado! Lo encuentro una película del absurdo".

"La Contraloría es una institución demasiado importante como para que esté sometida a estos vaivenes. Yo no recuerdo, en la historia de la Contraloría, que hayamos tenido una cosa semejante".
ARTURO AYLWIN AZÓCAR

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