Fondos Mutuos
Lo que comenzó como un problema aparentemente relacionado sólo con las hipotecas de alto riesgo ("subprime") en los Estados Unidos se ha extendido a los mercados financieros de otros países prósperos, y a las economías emergentes. En realidad, la crisis inmobiliaria era la punta del témpano financiero, y su derrumbe no fue el causante, sino el reflejo de las debilidades de un mercado crediticio que se había extendido demasiado rápido y sin suficiente control. Después de un año, la crisis se ha profundizado y ha afectado en forma general a prácticamente todos los mercados. Ello ha ido en contra de la percepción de invulnerabilidad que aún se percibe en nuestros países.
Algunos números pueden ilustrar mejor que una larga descripción la gravedad de la situación: En los últimos doce meses, en EE.UU. el índice Dow Jones cayó 16%; los índices continentales europeos bajó 22%; el Bovespa de Brasil, 22% del máximo de los últimos meses, y la bolsa china cayó 30% de su máximo en noviembre. Pero esto no es todo. Después del boom de las materias primas, causado por una fuga desde los activos financieros, el precio del petróleo ha caído 20% y el de los productos primarios en general en 15% en un mes. El dólar de EE.UU. vale 11% menos en términos del euro que hace un año. Todos estos datos muestran una situación muy difícil, aunque compleja de resumir.
La crisis se ha visto reflejada en una caída en la actividad económica, aunque aún no reflejada en los datos de PIB. Con un mercado de crédito en retirada, el mayor desempleo en EE.UU. en casi cinco años, las ventas de inmuebles se han derrumbado, y las ventas minoristas están anémicas.
La situación en Europa no es mejor. Todo ello afecta a nuestros países por menores precios de las materias primas, menores exportaciones, y menores valores de remesas de trabajadores. Es probable que la situación en EE.UU. no se deteriore mucho más. Sin embargo, aún queda largo camino por recorrer. Esperemos que no tengamos que llegar al segundo aniversario de la crisis subprime para haber salido de esta crítica situación.
"La crisis inmobiliaria era la punta del témpano financiero y su derrumbe no fue el causante, sino el reflejo".