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Nombramiento podría ser la próxima semana:

La división del bloque opositor para definir al candidato de la Suprema

domingo, 14 de octubre de 2018

Nicolás Guzmán y Andrés López
Reportajes
El Mercurio

Algunos ya hablan de dos bandos en la centroizquierda. Uno, liderado por los senadores Francisco Huenchumilla (DC) y Felipe Harboe (PPD), que apoya la designación del juez Mauricio Silva. Otro, encabezado por Girardi (PPD), que respalda a Javier Moya.



El martes, en una de las oficinas del Congreso en Valparaíso, se realizó una reservada reunión en torno a la propuesta que deberá entregar el Gobierno para definir al ministro de la Corte Suprema que reemplazará al juez Carlos Cerda.

En el encuentro participó un grupo de parlamentarios -liderado por el presidente de la comisión de Constitución, Francisco Huenchumilla (DC), y el también miembro de esa instancia, Felipe Harboe (PPD)- junto a representantes del Ministerio de Justicia. "Ya tenemos un nombre que genera consenso: Mauricio Silva", fue el mensaje de los senadores.

La negociación había comenzado hace dos meses, cuando el pleno del máximo tribunal dio a conocer la quina de magistrados de la que saldría quien podría llenar la vacante que dejó el ministro Cerda, a fines de junio. Se trataba de los jueces Mauricio Silva Cancino, Javier Moya Cuadra, Dobra Lusic Nadal, Roberto Contreras Olivares y Julio Miranda Lillo.

En el intertanto, Ángela Vivanco resultó elegida en el Senado para llenar el cupo que dejó el juez Patricio Silva, en medio de una amplia controversia por la decisión del PS de echar pie atrás en su respaldo inicial a la abogada y su posterior rechazo a la designación.

Tratativas en el Congreso

El 4 de septiembre, los senadores opositores de la comisión de Constitución comenzaron a discutir qué postulante podría representar de mejor manera las ideas más afines a la centroizquierda. Era el turno del bloque. Así lo indicaba una regla no escrita en el Congreso: A Vivanco se le reconocía su cercanía con la centroderecha y había sido la última designación en el máximo tribunal. Las alternativas que entonces tomaron más fuerza fueron las de Lusic, Moya y Silva.

Las opciones de Moya y Silva se consolidaron con el paso de las semanas y, al igual como ocurrió en la votación de Vivanco, dividen hoy a la oposición.

La promoción de Moya, un reconocido masón, ha enfrentado obstáculos de algunos parlamentarios de oposición, donde se señala que se ha inhabilitado en casos vinculados a la violación de derechos humanos, argumentando una suerte de conflicto de interés. Según ha comentado el ex ministro Sergio Bitar a algunos parlamentarios, el juez fue preso político durante el régimen militar.

En ese escenario, explica un sector de la ex Nueva Mayoría, quien mejor representaría sus posiciones sería Silva.

Un juez reservado

Al interior del poder judicial coinciden en que Silva es un juez de carácter reservado y que su momento más complejo ocurrió en 2004, cuando el pleno de la Corte Suprema le aplicó una anotación en su hoja de vida por no tramitar una querella del entonces senador Jovino Novoa (UDI) contra Gema Bueno en el marco del caso Spiniak.

A Silva, sin embargo, se le adjudica un criterio en materia de derechos humanos: no aplicar prescripción, ni media prescripción, ni amnistía. "Por este motivo, entre otros, algunos parlamentarios lo ven como una buena carta", dice un senador.

El principal aliado de Silva en el máximo tribunal, señalan sus cercanos, es su actual presidente, Haroldo Brito.

El rol de Girardi

Siete de marzo de 2014. "Es importante que exista una Corte Suprema, hoy simbolizada por Sergio Muñoz, que se pone en el lado de los más débiles y de los excluidos", dijo el senador Guido Girardi (PPD) mientras realizaba un brindis en una cena que organizó en su casa, para homenajear a quien asumiría la presidencia de la Corte Suprema.

Fue un evento concurrido. Participaron quienes serían próximamente secretarios de Estado de Michelle Bachelet, además de seis ministros que integraban la Suprema.

Cuatro años después, Girardi está enfocado en que sea el juez Javier Moya la carta de la centroizquierda. No está solo. También comparten su opinión Jorge Soria (PPD), Alejandro Navarro (País Progresista) y parlamentarios independientes y uno del PS.

Pero la disputa no ha sido fácil.

Por su lado, Harboe y Huenchumilla cuentan con el respaldo de la bancada de la DC, parte de los socialistas, algunos PPD e independientes. Otros, como Ricardo Lagos Weber (PPD), señalan en privado que respaldarán a quien genere más empatía en la oposición.

En este contexto, Girardi ha conversado con casi todos los senadores y cuenta con el apoyo del exministro Bitar, quien, si bien no es parlamentario, aún es un referente en el PPD.

En sus contactos con parlamentarios de oposición y oficialistas, Bitar ha comentado la buena imagen de Moya, a quien conoció como ministro titular de la Corte de Apelaciones de Arica, mientras se desempeñaba en los 90 como senador por esa región. También explica que el padre de Moya fue en algún momento cercano a Salvador Allende.

Diálogo opositor

En medio de esta controversia, Girardi se reunió el martes y viernes de esta semana con Harboe y Huenchumilla.

Algunas versiones de los críticos de Girardi apuntan a que, de una manera indirecta, les habría sugerido a sus interlocutores una nueva alternativa, funcional a ambas partes: instar al Gobierno para que Silva y Moya sean los próximos dos magistrados en la Suprema. Bajo la administración del Presidente Sebastián Piñera se designará un total de ocho integrantes del máximo tribunal.

Dicha posición, sin embargo, ha sido descartada hasta ahora en privado por personeros del Ejecutivo.

En La Moneda señalan que la designación del próximo supremo se adoptará la próxima semana, al regreso de la gira del Presidente por Europa. Será él, en conjunto con los ministros Andrés Chadwick (Interior) y Hernán Larraín (Justicia), quien tome la decisión.

PS, fuera de la negociación

En todas estas tratativas el más perjudicado, dicen al interior de la centroizquierda, ha sido el Partido Socialista, que estaría prácticamente aislado de las conversaciones.

La Moneda, de hecho, ha reconocido que no hay interés de dialogar con la colectividad la designación del próximo supremo luego de desconocer su acuerdo para apoyar a Vivanco.

Esta habría sido también una razón por la cual el representante del PS en la comisión de Constitución, Alfonso De Urresti, tampoco estaría participando activamente del debate. En la práctica, los socialistas están a la espera de la definición que tome la mayoría opositora.

Lo concreto es que la propuesta del Gobierno para el nuevo ministro de la Corte Suprema es inminente. Y, de ingresarse el próximo miércoles en la comisión de Constitución de la Cámara Alta, será el propio Huenchumilla quien pida una sesión especial a corto plazo, para someterlo a votación. Si será Moya o Silva, es una interrogante que aún se mantiene.

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