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Primera encuesta de Datafolha, de cara a la segunda vuelta del 28 de octubre en Brasil:

Bolsonaro ganaría el balotaje con 58% de los votos válidos y aventaja por 16 puntos a Haddad

jueves, 11 de octubre de 2018

Jean Palou Egoaguirre
Internacional
El Mercurio

En busca de recuperar terreno, el candidato del PT se ha alejado de Lula da Silva y ha emplazado a su rival a debatir con él.



Jair Bolsonaro ha confirmado su favoritismo en la primera encuesta, de cara a la segunda vuelta presidencial que se realizará el próximo 28 de octubre en Brasil.

Según un sondeo de la firma Datafolha, el candidato ultraderechista obtendría en el balotaje el 58% de los votos válidos -excluyendo votos blancos, nulos e indecisos-, superando por 16 puntos porcentuales al izquierdista Fernando Haddad (42%). La diferencia entre ambos es prácticamente la misma que la registrada en la primera vuelta del domingo (17 puntos), cuando el diputado del Partido Social Liberal (PSL) consiguió el 46% de los votos válidos, frente al 29% del aspirante del Partido de los Trabajadores (PT), lo que demuestra que ambos se han repartido el apoyo de quienes apoyaron a candidatos que quedaron fuera de competencia.

La encuesta, que se realizó este miércoles con entrevistas a 3.235 personas y un margen de error de +-2 puntos porcentuales, reveló que Bolsonaro obtendría el 49% de los votos totales (sube siete puntos respecto de la primera vuelta), mientras que Haddad alcanza el 36% (sube nueve puntos). Los blancos y nulos llegan al 8%, en tanto que -en una muestra de la polarización y creciente tensión de la campaña presidencial- los indecisos llegan a apenas el 6% de los consultados.

El estudio ratificó las principales tendencias que se registraron en la primera vuelta en relación a la distribución territorial del voto -Bolsonaro solo pierde en el noreste de Brasil- y las preferencias por género: el ex capitán del Ejército se impone entre las mujeres (42%-39%), pero sobre todo entre los hombres (57%-33%). Y tiene una abrumadora ventaja entre los votantes evangélicos, con 60% de respaldo frente a 26% que prefiere a Haddad.

Respecto de cómo migraron los votos de los perdedores en la primera vuelta, el 58% de quienes votaron por el centroizquierdista Ciro Gomes -quien el domingo quedó tercero, con el 12,4% de los sufragios- dijeron que ahora apoyarán a Haddad, en tanto el 19% optará por Bolsonaro. Entre los electores de Geraldo Alckmin, del centroderechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien el domingo se alzó con el 4,7% de los votos, el 42% afirmó que le dará su sufragio a Bolsonaro y el 30% a Haddad.

Hasta ahora, el PDT de Gomes, el Partido Socialista Brasileño (PSB), y el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) le han dado su apoyo oficial a Haddad para el balotaje, mientras que Bolsonaro solo ha recibido el respaldo del Partido Laborista Brasileño (PTB). Otros cincos partidos se sumaron ayer a la decisión que anunció previamente el PSDB -uno de los partidos más tradicionales del país y que gobernó entre 1995 y 2002- de permanecer neutrales en la segunda vuelta.

"La encuestra de Datafolha muestra que todavía está repicando lo que pasó el domingo. Solamente pasaron tres días de la primera vuelta y la campaña de la segunda vuelta aún no empezó, pero de todas maneras el sondeo demuestra que en el arranque del balotaje hay posiciones de los dos lados muy consolidadas", comentó a este diario Eduardo Grin, analista político de la Fundación Getulio Vargas. "Tenemos una reproducción de un conjunto de clivajes que ya estaban representados en la primera vuelta: socioeconómicos, por género, regionales y religiosos. Empezamos la segunda vuelta con un país muy dividido; son dos partes de Brasil que no dialogan", estimó.

En este contexto, Grin señala que Haddad "lo tiene muy difícil": "La única manera que tiene para disminuir la diferencia con Bolsonaro es quitarle votos del propio Bolsonaro, los que están muy consolidados. El sentimiento antipetista sigue siendo alto en la segunda vuelta, y sigue siendo el elemento más relevante para dificultar el crecimiento de Haddad".

Consciente de este efecto adverso, y en una carrera contra el tiempo antes del balotaje, Haddad ha comenzado una operación para disociarse de la imagen de Lula da Silva: ayer se supo que el candidato izquierdista ya no visitará más a su mentor en la cárcel de Curitiba -como lo hizo cada lunes durante la campaña de la primera vuelta-, y el logotipo de su propaganda electoral modificó el tradicional color rojo del PT para basarse ahora en los colores de la bandera de Brasil -verde, amarillo y azul-, los mismos que ocupa la iconografía de su rival.

"Debatimos en la enfermería"

Haddad, por otro lado, ha salido a la ofensiva y ha sido reiterativo en acusar a Bolsonaro de tratar de evitarlo, luego que uno de sus médicos señalara ayer que el candidato ultraderechista, que aún se recupera de una puñalada que sufrió durante un mitin a comienzos de septiembre, no está físicamente apto para hacer campaña y no podría participar en el primer debate entre ambos contendores contemplado para este jueves. "Nosotros queremos debatir", replicó el petista, durante una conferencia con la prensa extranjera. "Hago lo que él quiera para debatir. Voy a cualquier ambiente, el que él quiera, el más cómodo. Hablo con la voz calmada, modero la voz", bromeó. "En cualquier ambiente, con asistencia médica o con enfermería", añadió.

Ya más serio, Haddad insistió en su punto: "Nadie puede ser elegido sin presentar sus propuestas al pueblo (...) En un debate no te puedes acobardar; tiene que hacer frente. Las actitudes cobardes en las redes sociales no son posibles en un debate cara a cara", afirmó, refiriéndose a la proliferación de noticias falsas y a los insultos que Bolsonaro lanza por internet, la plataforma principal de su campaña electoral desde el atentado en su contra.

Bolsonaro -quien según versiones de la prensa local ahora está más concentrado en la formación de sus equipos para gobernar que de la campaña- no ha participado en los últimos debates, pero sí ha dado un par de entrevistas exclusivas con canales de televisión que le son favorables.

En la última de ellas, el martes en la cadena Bandeirantes, el candidato del Partido Social Liberal (PSL) realizó algunas rectificaciones sobre su programa económico que provocaron nerviosismo en los mercados -que cerraron ayer a la baja-, a diferencia del entusiasmo que mostraron el día después de su triunfo en la primera vuelta. "¿Vamos a privatizar para capitales de cualquier lugar del mundo? China no está comprando en Brasil, China está comprando Brasil. ¿Vamos a dejar nuestra energía en manos chinas?", declaró, poniendo en duda las privatizaciones en el sector energético y desatando el desplome de las acciones de Eletrobras. Además, el excapitán del Ejército dejó en suspenso la reforma al sistema de pensiones, crucial en el esfuerzo por reducir el enorme déficit presupuestario de Brasil.

La propia realización de estas entrevistas, así como la reacción negativa que provocaron sus declaraciones en televisión, han aumentado las especulaciones respecto de las verdaderas razones de Bolsonaro para no participar en un debate con Haddad.

"Es muy probable que Bolsonaro, por cuenta de su desprecio de la democracia y el alto apoyo que tiene, no crea que sea necesario exponerse en un debate con Haddad, sobre todo si no puede tener respuestas creíbles en la parte económica o si quedan en evidencia sus contradicciones", afirmó Grin, quien recalcó que el candidato ultraderechista ha preferido exponer en las redes sociales o en entrevistas pactadas sus puntos de vista "sin que nadie lo contradiga, sin preguntas ni réplicas que le puedan causar perjuicio".

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