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Informe regional de la ONU sobre Gestión de Residuos:

Chile es el mayor productor de basura electrónica por persona en América Latina

miércoles, 10 de octubre de 2018

Richard García
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Las razones son un alto poder adquisitivo y menor costo de los dispositivos. En la región se produce un kilo de basura por habitante al día, la mitad que en los países de la OCDE.



Sobre once kilos de basura electrónica por habitante producirá este año Chile, según una proyección de Naciones Unidas presentada en el informe Perspectiva de la Gestión de Residuos en América Latina y el Caribe. Eso transforma a nuestro país en el principal generador per cápita de estos residuos a nivel regional, superando a países como Brasil y México.

El documento, que ayer fue dado a conocer por el organismo internacional, da cuenta de la situación del manejo de los desechos urbanos y presenta casos exitosos para enfrentar el problema.

Según los datos, en Latinoamérica se generan 541 mil toneladas diarias de residuos, lo que equivale, en promedio, a un kilo por persona. En los países de la OCDE es el doble. "La tasa de generación de basura en la región es menor que la de la población china o india, pero a medida que ha ido aumentando la capacidad adquisitiva y un mayor ingreso, ha ido en aumento", dice Jordi Pon, coordinador regional sobre químicos y residuos de la oficina para América Latina y el Caribe de ONU Medio Ambiente.

El tema de la basura electrónica es una preocupación creciente a nivel regional y local. "Es un residuo más complejo porque en ocasiones está asociado con sustancias peligrosas que requieren un tratamiento especial", afirma Pon, quien reconoce que a nivel regional no son muchos los centros especializados dedicados a ello.

Responsabilidad

En el caso chileno, la alta generación de este tipo de desechos que muestra el informe está relacionada con el nivel de desarrollo alcanzado por el país, dice el ingeniero ambiental de la Usach Luis Díaz. También hay un tema de mercado, porque el costo de muchos de estos artefactos es muy bajo. "Esto habla bien de nuestro nivel socioeconómico, pero no muy bien de nuestra responsabilidad ambiental", dice.

Justamente por eso los artículos electrónicos son uno de los elementos prioritarios de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), destaca Guillermo González, jefe de la Oficina de Economía Circular del Ministerio de Medio Ambiente. "Hoy una empresa pone en el mercado un producto, el consumidor lo adquiere y lo usa hasta que se transforma en residuo, y el único responsable de él es quien lo compró y el municipio", precisa.

Ahora la ley dice que el fabricante o importador tendrá la obligación de organizar y financiar la recolección y valorización de tales productos una vez que cese su vida útil. La norma fue aprobada en 2016, pero le correspondió al actual gobierno hacerse cargo de su reglamentación.

Según González, la idea es que una vez que se cree un mercado de reciclaje, este a la larga también se haga cargo de los residuos que no alcanza a cubrir la ley.

A nivel regional, la tasa de reciclaje en promedio apenas llega a 10% -que es también el porcentaje a nivel nacional- y el resto de la basura no recibe tratamiento alguno. Para Pon, se trata uno de los mayores desafíos, ya que al menos 50% de los desechos corresponden a basura orgánica que podría reciclarse a través de compostaje u otras alternativas.

"Hoy la mayoría de los residuos llega a instalaciones que están debidamente preparadas para una disposición final. Ahora el desafío es pasar a una segunda fase, que es donde entra la economía circular", sostiene González. En ese sentido, ya no se trata solo de asegurar que los residuos lleguen a un relleno sanitario, sino que ojalá simplemente no lleguen y se aprovechen antes. "Ojalá podamos extraer el valor que está contenido en los distintos tipos de residuos", dice.

Al respecto, el informe destaca el caso de la comuna capitalina de La Pintana. Allí se desarrolla desde hace 20 años un programa comunal de residuos en origen. El mayor porcentaje (56%) corresponde a desechos vegetales, que son recolectados tres veces por semana y llevados a una planta de tratamiento comunal.

Más allá de las iniciativas individuales, la clave es la educación. González cita como ejemplo la bolsita de té que combina varios residuos: un envase individual de plástico o papel, la bolsita de té, el té, el hilo, el papel de la etiqueta y el corchete. "En otros países se dan el tiempo para separar todos esos componentes y los depositan en bolsas distintas. Aquí se va directo al tacho de la basura".

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