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Propuesta de investigadores en revista Science:

Un arca de Noé de microbios benéficos podría cuidar la salud de la humanidad

lunes, 08 de octubre de 2018

Paula Leighton N.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

Un banco mundial de microorganismos que habitan en el cuerpo humano permitiría a futuro reintroducirlos a pacientes para prevenir o tratar enfermedades.



Una diversidad de microbios nunca expuestos a antibióticos, ni mermados por dietas basadas en alimentos procesados u otras agresiones propias de la vida moderna está amenazada de extinción. Rescatarla es urgente para proteger la salud futura de la humanidad.

Así lo plantea en la última edición de la revista Science un grupo de investigadores de universidades estadounidenses encabezado por la doctora María Gloria Domínguez Bello, académica de los departamentos de Microbiología y de Antropología de la U. de Rutgers-New Brunswick.

Crisis global

El argumento es contundente: "Estamos enfrentando una creciente crisis global de salud, que requiere que capturemos y preservemos la diversidad de la microbiota humana mientras todavía existe", dice Domínguez.

Se refiere así a los billones de microbios benéficos que habitan en nuestro sistema digestivo, piel y otras partes del cuerpo y que han colonizado a nuestra especie durante al menos 20 mil años de evolución.

"Ellos nos ayudan a digerir alimentos, fortalecen nuestro sistema inmune y nos protegen contra gérmenes invasores. Pero en un puñado de generaciones hemos visto una abrumadora pérdida de esta diversidad microbiana, asociada a una alza mundial en desórdenes inmunes y de otro tipo", agrega la microbióloga.

Los investigadores comparan esta pérdida con el cambio climático, dada su relevancia para el futuro de la humanidad.

Su propuesta es crear un biobanco global para conservar y proteger microorganismos recolectados entre personas que vivan en condiciones lo más naturales posibles. Por ejemplo, habitantes de recónditos rincones de África o tribus aisladas de la Amazonía, cuya microbiota preserva una enorme diversidad.

Sería una especie de arca de Noé de microbios beneficiosos, comparan los investigadores, quienes sostienen que, además de servir de respaldo para investigaciones de microbiota humana, "algún día se podrían prevenir enfermedades reintroduciendo microbios perdidos".

Para la doctora Sylvia Cruchet, investigadora del INTA, se trata de "una propuesta interesante que, de llegar a ser una realidad, podría tener varias aplicaciones en el ser humano, en algunas patologías que dependen de una flora intestinal adecuada".

Entre ellas, hoy se analiza su rol en desórdenes como asma, obesidad, alergias, infecciones y enfermedades autoinmunes, entre otros.

"Hoy ya trata la infección refractaria por Clostridium difficile trasplantando materia fecal de un paciente sano", ejemplifica la doctora Ana María Agar, inmunóloga de la Clínica Alemana y directora del primer Curso Internacional de Probióticos en la Práctica Clínica, realizado hace unos días en Santiago. La especialista destaca que ya están en uso probióticos -bacterias y levaduras vivas- "en gastroenterología, para estimular la inmunidad, tratar alergias, prevenir caries y patologías periodontales o reconstituir la microbiota de la zona urogenital tras infecciones urinarias y vulvovaginales". Un banco de microbios podría abrir estas y otras opciones.

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