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Entrevista Nueva interpretación de la obra del pensador galo:

El vigente legado de Tocqueville y sus predicciones sobre las democracias

domingo, 07 de octubre de 2018

Marilú Ortiz de Rozas
Pensamiento
El Mercurio

Invitado por la Universidad Adolfo Ibáñez a la cátedra destinada al pensamiento de Alexis de Tocqueville, el sociólogo francés Éric Keslassy aporta una nueva mirada sobre este personaje, quien fuera, explica él, anteriormente presentado como más liberal de lo que realmente es. Si bien en el plano político su posición es completamente liberal, no lo es en el económico, pues su gran afán era luchar contra la desigualdad con ayuda del Estado.



Para Éric Keslassy, el renombrado pensador y político francés Alexis de Tocqueville (1805-1859) no era un hombre de extremos, sino de posiciones moderadas. Keslassy -actualmente docente del Instituto de Estudios Políticos de París- sostiene que el objetivo de su participación en Chile en la cátedra Alexis de Tocqueville de la Universidad Adolfo Ibáñez fue demostrar que Tocqueville no es tan liberal como se ha afirmado en los últimos años. "Grandes economistas como Hayek o Friedman, partidarios de un liberalismo muy radical, aportaron una visión de Tocqueville que no es concordante con lo que él escribió. Además, en Francia quien redescubrió a Tocqueville fue Raymond Aron, a comienzo de los años sesenta, y él retomó sus postulados para levantarse contra el comunismo, en plena Guerra Fría", comenta. Keslassy agrega que la conjunción de estas dos interpretaciones provocó una percepción errada de su pensamiento, pues si bien Tocqueville es liberal en el plano político, en el plano económico es mucho más complejo, y eso se descubre cuando uno lee el conjunto de su obra. "En dos palabras, él no cree en el mercado, no piensa que este por sí solo pueda resolver todos los problemas, no cree en 'la mano invisible' y piensa que el Estado sí debe asumir un rol, para luchar contra la pobreza, contra la inequidad".

En su libro "Alexis de Tocqueville. La democracia en América. Para una sociología de la democracia", el último de varios dedicados a dicho autor, Éric Keslassy comienza por aportar antecedentes personales y familiares. Para mostrar cómo un aristócrata francés -que se negaba a usar su título nobiliario, tras empaparse de los valores de la sociedad estadounidense que fue a estudiar-, cuyos padres estuvieron a punto de ser guillotinados durante la Revolución Francesa, se convirtió en ideólogo, promotor y profeta de la democracia. Tocqueville se sitúa "entre tradición y modernidad", precisa.

-¿Siguen vigentes los postulados de Tocqueville?

"Completamente. Lo que propone, que es de gran actualidad, es encontrar un justo medio entre libertad e igualdad. Y sostiene que cuando uno se aleja de ese punto central, comienzan los problemas".

-¿Él, por su historia familiar, teme a las revoluciones?

"Ciertamente, él tiene miedo de las masas y, de hecho, es una de las razones por las cuales quiere que nos hagamos cargo de la miseria. Tocqueville intuyó que si se dejaba al pueblo dividirse entre 'amos y esclavos' -usaba términos muy duros-, esto solo puede conducirnos a revoluciones. Él pensaba que la democracia era el mejor mecanismo para asegurar el equilibro entre la libertad y la igualdad; para tener un pueblo a la vez satisfecho con sus condiciones materiales de existencia y participando en la vida política. Mas, él también anuncia ciertos peligros dentro de la democracia: básicamente, temía que la gente se preocupara solamente de su bienestar material".

-¿Y qué propone para luchar contra esto?

"Creo que los remedios son un poco arcaicos, pues sostiene que la religión permite trabajar las ideas políticas. O la creación de asociaciones, que en Francia están desapareciendo".

Populismos e inmigración

El resurgimiento de populismos nacionalistas en el Viejo Continente genera actualmente desasosiego en la Unión Europea.

-¿Esto debilita la democracia?

"Al respecto, las ideas de Tocqueville son muy interesantes, porque el auge de los populismos es provocado por el aumento de las desigualdades. Si uno mira las cifras, es chocante. Por ejemplo, en Francia, el economista Thomas Piketty demostró que el 1% más rico de la población paga, en proporción a sus ingresos, menos impuestos que el 40% más pobre. La clase media es quien paga más impuestos, y eso exaspera a gran parte del pueblo, que se repliega en posiciones extremas. En Francia, Marine Le Pen -extrema derecha- y Jean-Luc Mélenchon -extrema izquierda-, afirman que Europa es un problema, no una solución, y eso es peligroso. Claro, la Unión Europea ha cometido errores, es una institución tecnocrática, alejada de las personas, sin legitimidad política". "En Francia, Macron impidió que los populismos llegaran al poder, pero hoy gobiernan en Hungría, Polonia, Austria y, ahora, Italia. Hay una tensión muy fuerte actualmente entre estos países y los más anclados en lo que originalmente constituyó Europa, como Alemania o Francia. Pero en nuestro caso, si Macron fracasa, temo que sea nuestro turno de llegar al populismo, y eso sería muy grave".

-¿Qué otra profecía anunció Tocqueville respecto de la democracia que usted ha visto cumplirse?

"Él predice en 'La democracia en América' que los hombres estarán tan ocupados por sus asuntos económicos que podrían olvidarse de la importancia del debate político, de las virtudes cívicas. En Francia, hoy tenemos una tasa de abstención nunca vista. Desde comienzos de este siglo, la gente se retira de la vida política, y Tocqueville lo anticipó: 'la democracia se enfermará de sí misma', dijo. Desgraciadamente no logramos revertir el proceso, no logramos volver a llevar a la población a las urnas".

-Por otra parte, Tocqueville tomó como modelo la democracia estadounidense, ¿qué piensa usted de esta actualmente?

"La democracia estadounidense está contaminada por su Presidente".

-Tocqueville decía que los estadounidenses nacen democráticos mientras que los europeos llegan a serlo. ¿Esto es válido aún?

"No, la democracia estadounidense ya está instalada, y la fuerza inicial se perdió. Más encima hoy tienen a la cabeza del Estado a un empresario vulgar, que da una imagen deplorable de su democracia, y en esta la economía es lo central. Tocqueville decía que en Estados Unidos lo político era más importante que lo económico, pero esto se invirtió, desde Reagan, con Friedman soplando en sus oídos. La democracia estadounidense hoy sufre por eso".

Tercera vía

-En su libro usted sostiene que Tocqueville es un pensador ambivalente, ¿por qué?

"Porque no le gustan las posiciones extremas, él toma de cada polo las ideas que le parecen mejores. Por ejemplo, en el plano socioeconómico, no aprueba lo que hoy se llamaría 'indemnización por cesantía' permanente, porque teme que se desincentive el trabajo, pero no quiere tampoco que si alguien pierde su empleo, se quede sin nada. Propone entonces ayudar a las personas sin hacerles sentir que es permanente. No quiere un socialismo de Estado, pero tampoco entregar toda la confianza al mercado. En Europa se la llamó 'la tercera vía', y Tony Blair encarnó muy bien esta postura. Él puso en práctica las ideas de Tocqueville".

"Respecto del Estado, hay otro tema interesante, que concierne a los niños abandonados. En el siglo XIX, solo la Iglesia se ocupa de ellos, pero Tocqueville piensa que son responsabilidad del Estado. También opinaba que los obreros estaban mal remunerados y que el Estado debía solucionar eso. Se adelanta a la idea de 'salario mínimo'. Tocqueville piensa que el Estado tiene que socorrer a los niños, a los locos, a los viejos, a los enfermos, a todos los marginales. Esto es nuevo para la época, porque en Francia las leyes sociales se crean a fines del siglo XIX".

-Finalmente, ¿el legado de Tocqueville puede resumirse en promover la libertad política y combatir la desigualdad con la ayuda del Estado?

"Así es, subrayando que el mercado no resuelve todos los problemas, lo que es de gran actualidad. El tema es cíclico: no sé por qué volvemos a pensar que el mercado es la solución, como si no aprendiéramos de nuestros errores. Tocqueville lo comprendió, desde el comienzo. Y a Adam Smith, a Jean-Baptiste Say, a David Ricardo, que preconizaban confiar en el mercado, promover el libre intercambio y que el hombre es una mercancía, Tocqueville dice 'no'. En realidad, él no está contra una economía de mercado, sino contra una sociedad de mercado. Este es su legado".

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