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En Centro de arte contemporáneo Cerrillos :

Bienal Nacional de Escultura expone selección de lenguajes de la modernidad

domingo, 07 de octubre de 2018

CECILIA VALDÉS URRUTIA
Exposiciones
El Mercurio

Mas de 80 artistas integran la primera Bienal Nacional de Escultura, luego de 50 años, inaugurada ayer por la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés, y con la curatoría de Ernesto Muñoz. La gran exposición da cuenta de cómo la escultura vivió en el siglo XX la más radical revolución de su historia y que hoy llega a límites insospechados.



Una mirada que se inicia en la modernidad invita a un viaje por nuestra historia reciente y actual a través de más de 80 trabajos escultóricos que integran la Bienal Nacional de Escultura. "En este viaje seremos testigos de cómo ningún arte se relaciona tan directamente con nosotros como es la escultura: con los sucesos históricos y con nuestra identidad, con la sociedad y sus inquietudes. Y seremos espectadores de cómo la escultura sufre en el siglo XX la más radical revolución de su historia. Cambiaron los paradigmas y se transita hacia límites insospechados", señala la artista y presidenta de la Sociedad de Escultores de Chile, Laura Quezada, organizadora de la bienal.

La gran exposición "Desde la memoria histórica" -inaugurada ayer en el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, por la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés- empieza su periplo en aquella línea de escultores "representada por maestros como Tótila Albert, José Perotti y Lorenzo Domínguez, quienes buscaron liberar las formas de toda sumisión a la extrema objetividad -precisa el curador de la bienal, Ernesto Muñoz-. Y sigue con los eximios escultores Rosa Vicuña, Marta Colvin, Lily Garafulic y Samuel Román".

Los maestros, los que trabajan con la tierra, los figurativos y abstractos, los testimoniales y los que están insertos en un "Concepto extendido de la escultura", integran las principales secciones que se cruzan en esta bienal. La que agrupa y devela también proyectos que transitan hacia otras artes o disciplinas.

Están la mayoría de los nombres más destacados de hoy: Federico Assler, Francisco Gazitúa, Vicente Gajardo, Osvaldo Peña, las maestras Marta Colvin y Lily Garafulic. Los emblemáticos Claudio Girola o Patricio Court, llegando a autores tan genuinos como Pilar Ovalle, Zinnia Ramírez o Paola Vezzani y "jóvenes de las nuevas generaciones. Hay escultores de todo Chile", precisa Ernesto Muñoz.

Este era un proyecto largamente esperado, y solo 50 años después -no sin dificultades por falta de fondos- se pudo concretar gracias al apoyo del Ministerio de las Culturas, del Centro de Arte Cerrillos y de la Municipalidad de Lo Barnechea, donde se realizó esta semana el Concurso de esculturas de la Bienal, en el que resultaron ganadores Carlos Edwards, con el primer premio, y Pablo Jammet y Soledad Chadwick, con el segundo y tercero, respectivamente.

Maestros de la modernidad

La exposición no pretende ser definitiva ni incluir a todos los escultores, sino que entregar una mirada amplia, aunque particular, como es toda bienal. Se emplaza, además, en un sector que históricamente ha estado relacionado con este arte: en los años 60, Federico Assler instaló su primera obra en hormigón armado en una fábrica de la zona. Y Carlos Ortúzar -autor del monumento a Schneider- hizo una icónica escultura cinética, "Espigas del viento", para el espacio de la Fisa, hoy desaparecida. Y en esa misma ruta se instalaron obras del proyecto "Arte Industria", en los años 80. Hoy, el edificio moderno del Centro de Arte Cerrillos recibe al público con esculturas y escultores, al que puede llegarse en metro (Estación Cerrillos, línea 6).

La muestra parte cronológicamente, en el segundo piso, con los primeros modernos y una pieza de Tótila Albert , "El nacimiento del yo" (1958). En 1924, Albert creó una obra en homenaje al poeta Manuel Magallanes Moure, que instaló en el Parque Forestal. "Fue el primer momento que permite apreciar la llegada de la modernidad en este arte, a través de esa pieza con una forma muy pura y dibujos alrededor de ella. Después surgirán las miradas de Garafulic y Colvin hasta el virtuosismo de Egenau", señala el curador.

En el sector de los maestros de la modernidad está también José Perotti (1898-1956), el primer escultor en ganar el Premio Nacional de Arte. Y de Laura Rodig se exhibe un hermoso rostro en bronce de la Premio Nobel Gabriela Mistral, con quien viajó a México en 1923 invitadas por el gobierno de ese país. El escultor y fundador de la Escuela de Canteros, Samuel Román, Premio Nacional de Arte 1964 -autor de la famosa y premiada "Novia del viento"-, es otro de los maestros presentes. La muestra continúa con una pieza de Raúl Vargas -director de la Escuela de Bellas Artes en los años 60- hasta llegar a un volumen abstracto de Rosa Vicuña, quien desarrolló una sensible y difícil escultura en cerámica, quien decía sobre su trabajo: "He preferido los materiales que responden al artista, donde la metamorfosis no es solamente el resultado de una voluntad creadora, sino que fruto de algo mágico que está en la materia latente".

Uno de los cofundadores de la Ciudad Abierta de Ritoque, el escultor del grupo, Claudio Girola Iommi, es homenajeado con una precisa y luminosa escultura pequeña en bronce. Girola innovó con su obra hacia la arquitectura y sus laberintos realizados en Ritoque. También expuso otro de ellos en la galería "Casa larga", de Carmen Waugh, a fines de los años 80.

Precursores, figurativos y abstractos

La explanada de acceso al Centro de Arte de Cerrillos exhibe varios de los "maestros actuales" con sus particulares historias. Sobresale "Media luna" de Francisco Gazitúa, quien extrae la piedra de su cantera ubicada en lo más alto de uno de los cerros del Cajón del Maipo. Y su obra "se conecta profundamente con lo espiritual, con la poesía de Gabriela Mistral", recalca.

"El gran silencio", de Mario Irarrázabal, es una pieza más familiar para el público, que la asocia a otras de sus obras figurativas emplazadas en lugares públicos. La escogida consiste en un círculo con esos personajes agrupados que observan y donde busca "configurar una metáfora que sorprenda y sugiera". Mientras, de Vicente Gajardo hay un muro derruido, en granito. Más cálida y evocadora es la propuesta del gran escultor en madera Osvaldo Peña, "Travesía". Esa obra, integrada por una figura y bote, en ciprés de las guaitecas dejado por la naturaleza, rescata la cultura chilota y sus formas de vida. La escultura parece observar desde las escalinatas del centro de arte de Cerrillos.

En la explanada está también el trabajo en acero con escalera de Patricia del Canto. Hay piezas escogidas de Aura Castro y Francisca Cerda. Y María Soledad Chadwick participa con una escultura que aborda contrapuntos de hoy: "Espiral cósmica" pertenece a una serie en que trabajé un movimiento de sucesión en espiral, que simboliza un fluir de la energía, del cosmos; y en contraste, su materialidad brillante, el aluminio, remite a la máquina", explica.

En el interior del primer piso se rinde homenaje a Hugo Marín. Exhiben una de esas cabezas monumentales que recoge de culturas ancestrales, con dientes y ojos que parecen humanos. Sergio Castillo, pionero en el trabajo del metal, tiene su lugar.

La sección de los maestros actuales sigue en el segundo piso. El artista Patricio Court exhibe su innovador volumen con el que fue elegido uno de los 100 mejores artistas del mundo por revista Lápiz. "Surgió en un proceso de búsqueda de nuevas posibilidades expresivas. Los materiales son de desecho, una vieja ventana y otros, que al constituirse en una obra de arte adquieren un significado poético y perenne", cuenta a "Artes y Letras".

El "Acontecimiento matérico" de Federico Assler se toma el espacio. La propuesta del inventor del uso del hormigón en la escultura se inspira en la naturaleza y dialoga con la arquitectura. Esta escultura tiene color. Y se refiere también conceptual y estéticamente, con sus formas sinuosas, a la unión del hombre y a la mujer.

Una de las piezas abstractas más genuinas -unánimemente celebrada-, que fue trabajada como un tapiz en maderas, es la de Pilar Ovalle, Premio de la Crítica 2016. La artista representa muy bien los nuevos conceptos de este arte tanto en el renovado uso que da a los materiales como en el cruce que se observa de la escultura con otras disciplinas y artes -en el objeto escultórico-, y muy especialmente su vínculo con la arquitectura. Esta inédita pieza, "Manto de madera", "busca también sugerir la ductilidad y capacidad plástica con que se puede abordar la madera. Hice un tejido construyendo una trama de costuras, cortes y ensamblajes", nos detalla.

"Pachamama" y la escultura que se expande

El nuevo uso de materiales y la incorporación de otros -antes impensados-, se dibuja con perfección en el capítulo de la bienal llamado "Pachamama", muy genuino y chileno. Estas son obras que toman de la tierra. Paola Vezzani muestra una de sus piezas unidas al paisaje de Magallanes: incorpora piedras y hasta plumas de aves. "Abordo la fragilidad de la biodiversidad y del ser humano".

Zinnia Ramírez se interna en la materia y mitos ancestrales. Para la bienal puso su "Núcleo" en medio de una gran raíz de un árbol en una propuesta que rescata lo originario. Lise Moller es destacada por su trabajo con cochayuyos, también trabaja con grez.

Pero es la sección relacionada con la expansión de la escultura, la que habla tal vez más fuerte del quiebre contemporáneo con la tradición de este arte. Aquí no solo hay objetos escultóricos sino que diversas instalaciones y hasta intervenciones site specific . Una propuesta que seduce es la de Catalina Mena: exhibe una mesa y sillas a tamaño natural suspendidas en el aire, realizadas con hilo de algodón. Una mirada a su preocupación por el rol de la mujer y el mundo doméstico. En la sala central hay un gran mural de Amelia Errázuriz realizado con sobrantes de marcos de madera, que juega con la luz creando una doble lectura en las sombras. "Busco mostrar lúdicamente las contradicciones de la existencia humana". También la obra de María José Mir, "Anatomía", aborda con crítica el tema de la mujer. Ángela Wilson expone uno de sus volúmenes pintados que invita a recorrerlo. Laura Quezada trabajó "Agujas" de metal.

El curador eligió la obra de Maite Izquierdo que fue presentada en la Bienal de Textil de Polonia: "Matadero textil", un sugerente ensamblaje con sacos de algodón. Mientras Pedro Tyler está con una de sus piezas de medir con movimiento. Alicia Larraín, en tanto, exhibe uno de sus "artefactos". Y Carlos González sobresale con un objeto escultórico.

La muestra sigue con apuestas del curador por varios artistas jóvenes, entre ellos Pablo Jamett, quien trabaja el metal (segundo premio en el concurso de la bienal), Luis Inostroza, Jean Cristophe Petitpas. Todo ello en una Bienal de Escultura con decenas de piezas por descubrir y releer con nuevos lenguajes y conceptos, en un país que sobresale por este arte, pero que debió esperar medio siglo ¡para repetir una bienal!

La escultura del siglo XXIse expande conceptualy formalmenteal objeto escultóricoy a la instalación.

Los temas de la sociedad y sus inquietudes los toma fuertemente la escultura, donde existen grandes representantes.

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