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La actriz y su acusación contra el director teatral Raúl Osorio

Loreto Valenzuela rompe el silencio: "Para mí hablar esto es una cosa de justicia"

martes, 25 de septiembre de 2018

Por Claudia Guzmán Vivanco.
Entrevista
El Mercurio

Por primera vez la actriz hace público el nombre de quien dice abusó de ella en su juventud: el destacado director teatral Raúl Osorio, quien este año estrenó "La mujer rota". "Se me tiraba encima, me manoseaba, me besuqueaba", cuenta. Por otro lado, en 2014, Osorio fue expulsado de la Universidad Finis Terrae tras un sumario por acoso sexual a una alumna. Osorio optó por no participar de este reportaje, pero señaló a revista Ya: "No me interesa y, si algo sucede, si algo pasa, las leyes del juego, de la justicia serán...".



Era a fines de los años 70, de noche, y un grupo de estudiantes y artistas dejaba el Campus Oriente de la UC después de ensayar "Tres Marías y una Rosa", montaje que se transformaría en un hito de la historia del teatro chileno. Coproducida por la Vicaría de la Solidaridad, la obra trataba de cuatro pobladoras que, bordando coloridas arpilleras, sobrellevaban la opresión, la pobreza y el abuso hacia la mujer.

Loreto Valenzuela, una de sus protagonistas, recuerda cómo terminó una de las jornadas de preparación, cuando se fue con el director de la obra, Raúl Osorio:

-Yo vivía cerca de él. Vivía en Colón con la Plaza Atenas y Raúl vivía más arriba. Terminábamos cerca de las 11 de la noche el taller, eran tiempos de toque de queda, y nos íbamos juntos en la micro, lo que era una situación muy incómoda para mí.

Loreto dice que, en otras ocasiones, él tomaba taxi y la llevaba.

-Y de repente en el taxi, un día, se me lanza encima y me empieza a besar. Entonces... -guarda silencio buscando una palabra que no encuentra- ¡Si él era mi profesor y mi director! La persona con quien yo trabajaba, a la que le creía, del grupo en el cual yo estaba poniendo todo. Estábamos corriendo peligro.

-¿Qué tipo de peligro?

-Nosotros estábamos trabajando en la Vicaría de la Solidaridad, que estaba muy vigilada por la Dina y nosotras, yendo a las poblaciones. Uno estaba ahí por una cuestión política, también, no solo artística. (...) Todo era peligroso, porque te podían agarrar a ti, porque tú podías saber algo, lo que fuera. Era un peligro permanente y vivías en eso... Y entonces me pasa esto de que Raúl me agarra en el taxi.

-¿Fue más de una vez?

-Sí, fueron varias veces. Y además como sin hablarme, como sin decirme "Oye, te encuentro tan linda". No, era... -hace ruidos guturales-, el manoseo y... -reproduce con mímica un beso forzado-. Entonces tú te quedas como... -dice y congela su posición.

Más tarde Loreto, dirá:

-Me daba besos. Me besaba en la boca y me daba mucho asco, porque me quedaba con el olor de su saliva, que era muy asquerosa.

Loreto recuerda que, en esos momentos, ella permanecía congelada.

-Porque yo nunca le respondí el beso. Nunca le devolví el beso, sino que yo era simplemente una especie de estatua de sal. (...) Yo (me quedaba) con la boca cerrada. Entonces, me pasaba la lengua... No me quiero acordar.

Loreto explica -y trata de explicarse también- por qué dejó que la escena del taxi fuera repitiéndose y extendiéndose a otras situaciones que relata durante esta entrevista.

-Se me ponía por detrás y me refregaba el paquete. O me agarraba y me empezaba a toquetear.

Loreto está sentada en el jardín de su casa de La Reina contando, por primera vez, los episodios que vivió al inicio de su carrera pero que, hasta el día de hoy, le cuesta verbalizar. La rabia se le nota al hablar.

Han pasado 40 años y recién ahora, cuando ya es una reconocida actriz de teatro y televisión, ganadora del Premio Caleuche (2017) que entregan los propios actores, se atreve a dar el nombre que públicamente siempre calló.

En abril de este año, en una entrevista en revista Ya, Loreto Valenzuela ya había dicho haber sido víctima de acoso y abuso:

-Tuve profesores abusadores y acosadores que me hicieron sentir muy mal, que me enseñaron a tenerle miedo al escenario y a tener desconfianza en mí en vez de lo contrario y ya por fin me liberé de eso. Y ahora me siento muy bien, con muchas herramientas. Pero yo siento que fui muy insegura por mucho tiempo -dijo esa vez.

Contar públicamente toda su verdad ha sido un proceso que recién cierra hoy.

Asimetría de poder

"Tres Marías y una Rosa" debutó a mediados de 1979, en la desaparecida sala El Ángel. Fue un éxito total, agotando más de 100 funciones en su primera temporada, algo inusual para la época. Aún así, los recuerdos también son amargos para la actriz:

-Yo tenía que esperar entre las cortinas para entrar (a escena). Mientras yo estaba ahí, él llegaba y se me refregaba. ¡Imagínate que yo tenía que entrar al escenario! ¡Imagínate cómo entraba al escenario! Y eso no fue una vez, eso fueron 20 veces...

Loreto Valenzuela cuenta que esos "toqueteos" también comenzaron a darse en las oficinas de la escuela de Teatro de la UC, y en las bambalinas de las salas internacionales que la exitosa obra visitó durante las giras que realizó por América y Europa hasta 1981. Loreto dice que estos episodios continuaron durante ese tiempo.

-Afortunadamente, en un momento (de la gira) se nos unió la Rebeca (Ghigliotto, la fallecida esposa de Osorio). Entonces, eso fue como ahhh -exclama y extiende sus brazos, en señal de liberación.

Hace cuatro décadas Raúl Osorio ya era un reconocido maestro y director teatral. A lo largo de estos años ha hecho clases en cuatro universidades, se ha perfeccionado en el extranjero, dirigido otros éxitos como "Esperando la carroza" y "La pequeña historia de Chile". Entre 2001 y 2016 ocupó la dirección del emblemático Teatro Nacional de la Universidad de Chile.

La asimetría de poder, explica Loreto, fue una de las razones por las que no publicitó lo que le hizo.

-(Esto) son cosas que te dan tanta vergüenza, que no las hablas. Porque siempre vas a sentir que te van a decir "¿por qué le aguantas?" y cuando tú dices "le aguanto porque no sé manejarlo, porque no sé cómo hacerlo, y porque yo quiero seguir en este lugar. Porque me importa, porque he trabajado demasiado tiempo ya en esto, porque es demasiado importante para mí".

La actriz, durante la entrevista, más tarde reconocerá:

-Siempre supe manejar a los hombres. Nunca nadie me ha hecho algo que no quiero, excepto Raúl Osorio. Porque era quien tenía el poder sobre mí.

Y agrega:

-Abusa el que puede. En este caso era mi director, mi profesor, a quien yo artísticamente le creía. Artísticamente, intelectualmente, políticamente.

Sobre su trato con Osorio, la actriz dice:

-Bueno, yo tengo un cuento con la autoridad, a mí la autoridad me inhibe bastante. Entonces, no era cosa de que yo le dijera: "Hola, Raúl, cómo te va". No. Si él no me dirigía la palabra, yo no le dirigía la palabra.

En los últimos meses, Loreto ha observado cómo una serie de jóvenes actrices ha alzado la voz para culpar de acoso y abuso a hombres poderosos de las universidades, el cine y la TV, como Nicolás López y Herval Abreu. Ella las define como "valientes", porque se atrevieron a hacer público lo que ella, en un principio, solo confió como un secreto a algunas de sus compañeras del cuerpo técnico y del elenco actoral de "Tres Marías y una Rosa", obra que también era protagonizada por la fallecida Myriam Palacios, Soledad Alonso y Luz Jiménez.

Loreto Valenzuela señala que, en esa época, le dijo a Luz Jiménez lo que ocurría con Osorio. Contactada por revista Ya, Jiménez dice recordar lo vivido por su compañera:

-Ella me comentaba que Raúl la molestaba, que la toqueteaba -confirma-. Había una entrada (a escena) que hacíamos por la platea. En ese momento estábamos paradas en la oscuridad, en las cortinas gruesas de la sala, y yo partía y ella se quedaba sola con él. En esa instancia era cuando él la molestaba; y no fue solo una vez ni dos ni tres ni cuatro. Era habitual. Él la atormentaba mucho, además. No sabía cómo librarse. Era joven, 23 años. Piensa que era nuestro primer trabajo, un éxito rotundo, agotado todo el tiempo.

Loreto dice que, también en esos años, le contó a Grimanesa Jiménez, compañera de universidad y, en paralelo, profesora de la carrera. Consultada al respecto, Jiménez recuerda que lo que más le impactó fue lo paralizada que se sentía la actriz:

-Yo le dije tú tienes que tratar de hacer algo: 'acúsalo o pégale un codazo'. Pero era muy difícil, en esos momentos uno está muy vulnerable. (...) Ella estaba muy complicada, tampoco podía reaccionar. No se reaccionaba como lo hacen las niñas ahora, y me parece fantástico lo que está pasando.

Guardar el secreto

El círculo íntimo de Loreto Valenzuela, relata ella, se fue enterando paulatinamente de lo que sucedía fuera de escena durante su época de debutante. Su primer marido, el psiquiatra Francisco Huneeus, recuerda que cuando comenzó su matrimonio con ella, a inicios de los años 80, le llamaba la atención lo mal que reaccionaba al escuchar el nombre de Osorio y que él le preguntaba por qué:

-(Sentía) mucha molestia con él, pero nunca me describió cosas sexuales -dice Huneeus a revista Ya.

Loreto admite que solo pudo hablar de ello con mayor libertad años después. Al principio, dice, solo se quejaba abiertamente de los tratos que eran públicos y evidentes para los demás, y que habían comenzado desde que lo tenía como profesor en la universidad.

-Era muy maltratador -describe-. Desde que entré en la escuela me estuvo molestando por mi cuerpo. Delante de todos mis compañeros decía: "Tú te subes al escenario a mostrar presas". Eso a mí me liquidó. Cuando yo hice "Tres Marías y una Rosa", si lo ves en YouTube, vas a ver que el personaje lo hice encorvado, lo más ahombrada y tosca posible, con la voz deformada.

Sobre los comentarios que recibía del director en los ensayos de la obra, recuerda:

-Me decía: "¿Por qué todo lo que tú haces tiene que ser sexy?". Eso me hizo mucho daño, perdí confianza, perdía espontaneidad, perdí naturalidad.

-¿Se le ocurrió hacer una denuncia por maltrato mientras estudiaba?

-No.

-¿Por qué? ¿Qué habría pasado si lo hacía?

-Nadie me iba a creer

A la actriz tampoco se le ocurrió denunciar cuando empezaron los abordajes en el taxi. Explica que en esos años de dictadura, el contexto de lucha política y social en que vivía el círculo artístico hacía que cualquier reivindicación personal fuera juzgada como "mirarse el ombligo" o de "pequeño burgués". Por ese mismo clima, explica, tomó la decisión de sumarse a la obra que preparaba la Vicaría de la Solidaridad con el Taller de Experimentación Teatro, grupo liderado por el profesor Osorio.

-Era una persona con la nunca me sentí cómoda -define.

-¿Por qué siguió trabajando con él después de lo del taxi?

-Porque no tenía cómo decirle que no -dice con cansancio.

Han pasado 40 años desde estas vivencias, y recién Loreto cree haber entendido el porqué de su inmovilidad:

-Él me tenía como agarrada. En el fondo, aprovechándose de que yo estaba tan interesada de estar en ese lugar (obra).

La actriz explicará luego que permanecer en ese grupo teatral era, para ella, un compromiso político, una forma de militancia:

-Uno decía "yo tengo que contribuir de alguna manera a que se vaya este monstruo del país (Pinochet). Y yo tenía mi monstruo particular".

-¿Por qué cree que él insistía si usted no respondía?

-Porque es perverso, porque es cochino. O sea, tú comprendes que un hombre se le tira encima a una mujer y esa mujer está así (se congela nuevamente). Te das cuenta de que esa persona no quiere nada. Llegado un punto debería decir "no tiene gracia". Yo me quedaba paralogizada pero no en blanco. Simplemente pensaba "¿qué hago? Qué terrible. Que pase rápido". (...) No entendía que quien me maltrataba permanentemente, después se me tiraba encima, me manoseaba, me besuqueaba; que cuando estaba detrás de mí siempre me estaba restregando las bolas... -dice y se pone roja de rabia, mientras golpea la mesa con el puño-. Eso no me ha pasado nunca. Con ningún otro director. Nunca.

Empezar a sacar la voz

Loreto Valenzuela cuenta que solo en 1984, cuando protagonizaba la obra "Doña Flor y sus dos maridos", pudo comenzar a sentirse libre para hablar más allá de su círculo íntimo sobre lo ocurrido con Osorio:

-Con esa obra volví a recuperar confianza en mí, en mi cuerpo. Volví a confiar -dice.

Cuenta que su actual esposo, compañero de las últimas dos décadas, el ingeniero Juan Ramón Ibáñez, conoció de su boca todos los detalles desde temprano en su relación.

-Realmente me dio mucha rabia. Siempre pensé en que en algún minuto lo iba a enfrentar. Siempre estaba pendiente de si Osorio iba a estar o no -dice Ibáñez. Pero entonces, agrega, el encuentro nunca se dio.

La actriz recuerda que unas de las primeras personas fuera de la familia con las que se sinceró fue con su colega Gloria Laso, quien había sido la primera esposa de Osorio antes de Rebeca Ghigliotto. Ambas coincidieron en un avión durante una gira de la Teletón a inicios de los 80.

Así lo recuerda hoy Gloria Laso:

-Yo me fui de Chile, estuve muchos años fuera. Pero cuando volví a Chile el 83, Loreto me lo contó. (...) Debe haber sido por ahí, como el 83 o el 84. Me dijo que ella había sufrido mucho por los acosos de Raúl. (...) Quedé muy impresionada porque ella estaba muy afectada. La imagen que a mí me quedó en el recuerdo es que ella lo había pasado mal con la historia de Raúl, y después me llegaron otros cuentos como que los alumnos lo echaron, que no querían tenerlo de profesor, que acosaba a las alumnas. Cuentos, pensé.

A lo largo de las décadas Osorio se convirtió en un prestigiado "maestro" teatral. Fue formador de generaciones de la UC, hasta el año 86 cuando -según consta en su currículo- dejó de hacer clases ahí. Consultado el actual director de la escuela de Teatro, Alexei Vergara, no existe registro de denuncias de ningún tipo en su contra. Desde Comunicaciones de la Casa Central de la Universidad de Chile, donde Osorio fue profesor del departamento de Teatro y director del Teatro Nacional hasta 2016, también precisan que no hubo "denuncias formales" en su contra. Distinto es el caso de la universidad Finis Terrae (ver recuadro).

Loreto Valenzuela dice que en 2007 se sintió con la valentía para contar su historia. Recuerda que ver a Osorio al mando del Teatro Nacional Chileno la irritaba, y que por eso en el evento donde se celebraba el Premio Nacional que había recibido el director Gustavo Meza, le comentó a la fallecida actriz Liliana Ross sus ganas de hablar con Marco Antonio de la Parra, dramaturgo que había trabajado con Raúl Osorio en la exitosa "La pequeña historia de Chile" (1997).

-Le dije a la Liliana "qué ganas de que Marco Antonio supiera quién es Raúl de verdad. ¿Por qué trabaja tanto con él? Siendo psiquiatra y todo". Y me dijo "pero a lo mejor ni sabe. Anda y dile. Sé valiente". Y yo me di el valor y le dije todo. Le dije: "Raúl es un abusador, abusó de mí siempre, es un abusador sexual, un maltratador laboral". Lo único que me decía Marco Antonio fue: "Me hace sentido. Me hace sentido". Y siguió trabajando con él.

Consultado por revista Ya, De la Parra dice vía mail que nunca recibió testimonio de conductas impropias de Osorio. Cuando le damos a conocer el relato de Valenzuela, precisa:

-No recuerdo en absoluto ese episodio. En verdad no recordaba haber estado en esa fiesta.

Lo que De la Parra tiene claro es lo sucedido en 2014, cuando en la Universidad Finis Terrae, donde entonces él dirigía la escuela de actuación, se abrió un sumario por acoso sexual contra el profesor Osorio.

-Recibimos una denuncia de la madre de una alumna, que me fue comunicada de inmediato y tras eso, iniciamos el sumario -recuerda sobre la investigación que terminó con la expulsión de Osorio (ver recuadro)- (...) La decisión fue adoptada tras una rigurosa e incuestionable investigación. Comunicar el despido a una persona con la que uno ha trabajado nunca ha sido cómodo, pero es prioridad resguardar la dignidad de nuestros estudiantes.

Sobre su opinión personal respecto de las conductas que se le atribuyen al director:

-No conozco su vida privada e íntima más allá de rumores y de lo que ha llegado a ser público -declara por escrito De la Parra.

Y luego agrega:

-Respecto a rumores no me pronuncio. Sería irresponsable.

La última colaboración artística de Osorio y De la Parra fue este año. La misma dupla que estrenó "La pequeña historia de Chile" (1997) y "El dolor de Xile" (2013) aparece en los créditos de "La mujer rota", basada en la novela homónima de la icónica feminista Simone de Beauvoir. Por escrito, De la Parra aclara que solo participó en la primera etapa.

-Es un texto que surgió de una idea de las actrices Alexandra Smith y Gabriela Robledo. Trabajé con ellas en el desarrollo dramatúrgico de su borrador.

-¿Qué lo motiva a seguir trabajando con él?

-En la actualidad no me encuentro trabajando con él. El último proyecto en el que colaboré fue el mencionado anteriormente.

La obra llegó en mayo a la cartelera de la Estación Mapocho y salió de ella el sábado 23 de junio.

Loreto Valenzuela está indignada con la última puesta en escena del director Raúl Osorio:

-Yo, a estas alturas, no gano nada con hablar. Al revés. Yo ya tengo una carrera hecha. No estoy buscando portadas. Para mí hablar esto es una cosa de justicia, porque veo que él sigue haciendo cosas como ¿"La mujer rota"? ¿En serio? ¿Él va a ser el adalid? Él me rompió a mí.

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