Código Azul cierra su primer año con balance positivo y prevé aumentar cobertura en 2019
domingo, 23 de septiembre de 2018
Valentina González
Nacional
El Mercurio
El modelo combinó esfuerzos públicos, privados y de la sociedad civil. Según el Ministerio de Desarrollo Social, los fallecidos a causa del frío disminuyeron de un promedio de 30 a 16 confirmados hasta la fecha.
Dos bufandas azules tiene en su oficina el subsecretario de Servicios Sociales, Sebastián Villarreal. Una, de polar y con la bandera chilena bordada, es el modelo que las autoridades usaron este invierno para difundir las activaciones del Código Azul, fórmula del Gobierno para reforzar los dispositivos disponibles para personas en situación de calle durante los días más fríos y lluviosos. La otra es una versión tejida por adultos mayores de la comuna de María Pinto. Para el abogado, es un símbolo de cómo la sociedad se involucró en el sistema que debutó este año. "Tenemos 16 personas que murieron en situación de calle a causa del frío", afirma el subsecretario. La cifra corresponde a los casos en que el Servicio Médico Legal confirmó que el deceso se debió al invierno en sí; hay otras 11 muertes en que esto aún se analiza. Entre 2011 y 2014, la cifra pasó de unas 150 a cerca de 45. Respecto del período anterior, Villarreal afirma que se levantaron datos que arrojaron un promedio de unos 30 o 35 fallecimientos por invierno. "Nos permitió reducir la cantidad de personas que morían", dice sobre el Código Azul. El sistema -inspirado en la experiencia estadounidense- posibilitó atender a 14.736 personas, en refugios y en las calles. Y habilitar al día 940 cupos de alojamiento, adicionales a los 805 de los centros temporales y los 1.689 del Plan de Invierno. Se acondicionó todo tipo de lugares, desde parroquias hasta gimnasios de empresas. El Ejército y voluntarios ayudaron a poner en marcha los refugios. Además, se hicieron 15 alianzas público-privadas. Una de ellas, con la Asociación Chilena de Seguridad (AChS), que aportó con profesionales de la salud en los albergues y en los recorridos por las calles. "Logramos que una señora que tenía una anemia muy grave -y que en cualquier momento pudo haber colapsado- fuera trasladada a un hospital", ejemplifica Christian Farías, gerente de Asuntos Públicos de la AChS. Él también fue voluntario y asegura que fue una experiencia muy satisfactoria. "Lo más seguro es que participaremos en 2019", anticipa. En los centros comerciales de Mall Plaza, en tanto, se acopió ropa de abrigo para entregar a las personas en situación de calle. "El resultado fue sumamente exitoso, logrando recolectar más de 12 mil prendas durante los dos meses de campaña", destaca María Irene Soto, gerenta de Asuntos Corporativos. Cálida acogida El subsecretario revela que en más de una ocasión, privados y voluntarios innovaron para dar un sello más cálido a la acogida. Es el caso, recuerda Villarreal, de lo que ocurrió en algunos gimnasios. "Enel tenía como estándar poner una pantalla gigante con películas y eso era un hit ", cuenta. Nicolás Fuentes, coordinador del Código Azul en la Comunidad de Organizaciones Solidarias -que reúne a distintas iniciativas, incluyendo a Desafío Levantemos Chile y TECHO-Chile-, resalta el espíritu que se generó: "Cada sector dio todo lo que podía dar". Calcula que fueron al menos 300 voluntarios los que se sumaron y que si bien al principio fue difícil movilizar a todos los involucrados ante las alertas -y que a veces llegaban con pocas horas de anticipación-, "el compromiso que se generó fue súper fuerte". Si bien este año se implementó en cuatro regiones -Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y Biobío-, el Código Azul crecerá en 2019. "Dependerá de las últimas negociaciones presupuestarias, pero habrá un incremento (de cobertura) de todas maneras", anuncia Villarreal. 31 activaciones permitieron abrir más refugios. 14.736 personas fueron atendidas. 15 empresas privadas colaboraron.
