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Velasco: "Hago una autocrítica: Le creí a un puñado de señores que decían ser modernos y liberales y resultaron ser conservadores y prejuiciosos"

domingo, 23 de septiembre de 2018

Fernanda Paúl, desde Londres.
El_Mercurio

Andrés Velasco, desde Londres. Instalado en la capital inglesa, donde ejercerá como decano de la nueva escuela de Políticas Públicas en la London School of Economics, el exministro de Hacienda analiza el quiebre de su partido, Ciudadanos. Asegura que el remezón empezó a gestarse cuando un grupo de militantes decidió apoyar a Piñera, acusa falta de "cultura cívica" a miembros de la lista Puertas Abiertas, y hace una advertencia: "Yo no soy de los que abandonan un barco en la mitad de la tormenta".

Parece ser un día completamente otoñal en Londres. Un viento cálido mueve la copa de los inmensos árboles de la avenida High Holborn, en el West End, mientras cientos de transeúntes caminan por aquí, esquivando el tráfico saturado de los clásicos taxis negros ingleses. Son pasadas las tres de la tarde cuando entre la multitud aparece Andrés Velasco, de corbata e impecable traje gris oscuro, caminando a paso rápido sosteniendo un cuaderno negro y un iPad.

Estos son sus barrios: el viernes 14 de septiembre llegó a vivir a un departamento a pocas cuadras de la prestigiosa London School of Economics (LSE), donde dirigirá la nueva escuela de Políticas Públicas. Su familia -aclara de entrada- no se vendrá a instalar de inmediato. Es un plan que se verá de aquí a marzo. En el intertanto, estará viajando cada dos semanas a Chile.

Pero el exministro de Hacienda de la primera administración Bachelet dejó el país con una sensación amarga. Lo que le sucedió al partido que fundó, Ciudadanos Somos Todos, fue -según sus propias palabras- "un golpe muy fuerte". Más para alguien que en un momento fue una gran promesa política. Cuando dejó el gobierno de Bachelet, en marzo de 2010, no solo era el ministro más influyente, sino uno de los más populares. Se alejó después de ese mundo para competir en la primaria presidencial de 2013 y sacarle una sorpresiva ventaja al candidato DC, Claudio Orrego. Y con todo ese capital, comenzó a convocar a un nuevo centro: Ciudadanos.

Pero el quiebre de la coalición -que se precipitó tras las acusaciones de fraude en las elecciones del partido el pasado 17 y 18 de agosto, que provocó la renuncia de unas quince figuras del partido, entre ellos el líder de la lista Puertas Abiertas, Juan José Santa Cruz- le ha costado caro: lo han acusado de personalista, ególatra y caudillista.

Ahora, sentado en el restaurante del Hotel Rosewood, ubicado a pocos minutos de su nueva oficina, se defiende:

-Algunos de la lista Puertas Abiertas querían entregarle Ciudadanos en bandeja a Chile Vamos. Como eso no les resultó, ahora están tratando de destruirlo. Pero eso tampoco les va a resultar.

Andrés Velasco es categórico: Ciudadanos no morirá. Por eso, dice, seguirá trabajando para el partido, aprovechando su lugar en Londres para estrechar lazos con movimientos internacionales políticamente afines. Pero antes de analizar el futuro, el excandidato reflexiona sobre lo que pasó. Para él, la batalla que dividió Ciudadanos comenzó mucho antes de la elección interna entre la candidata que apoyaba, Ignacia Gómez, y su ex mano derecha, Juan José Santa Cruz.

-El remezón en que se encuentra Ciudadanos tiene una razón muy clara: la decisión inconsulta de un grupo de apoyar a Sebastián Piñera y hacerlo de un modo que, en los hechos y contra la voluntad de muchos militantes, involucraba al partido entero.

-¿Por qué nunca quiso darle su apoyo a Piñera? ¿Era inviable?

-En política uno apoya a las coaliciones con las que comparte ideas y Ciudadanos tiene poco y nada que ver con Chile Vamos. Nunca estuvo en la mente del grueso de los militantes del partido, excepto un pequeño grupo. No íbamos a participar en una coalición con la UDI capitaneada por Jacqueline Van Rysselberghe, o RN capitaneado por Carlos Larraín. Así de simple y claro.

-¿Es cierto que hubo opción de ocupar un cargo en el Gobierno si daba su apoyo?

-Nunca, ni por un segundo consideré esa opción.

-¿Por qué se fue quedando sin gente que se veía cercana a usted, como Juan José Santa Cruz o Sebastián Sichel? ¿Por qué ellos sienten más sintonía con el Gobierno de Piñera que con usted?

-Ellos mostraron una manera bien curiosa de entender la política. Si al interior de un partido alguien toma la postura A y otros la B, es una diferencia política que no tiene por qué traducirse en la seguidilla de ataques personales que han hecho. Me habría gustado pensar que estas diferencias podrían haberse procesado de un modo civilizado. Al final, esto revela una gran falta de cultura cívica y de experiencia política por parte de varios Ciudadanos. Y en algunos casos, entender que el mundo de las ideas y de la política no es lo mismo que el de los negocios.

-¿Cómo responde a las críticas de ser soberbio y personalista?

-Me he propuesto algo que no he dejado de cumplir: no voy a caer en ataques personales. No es la manera como me relaciono con las personas. Que un grupo de señores haya tomado esta actitud dice más acerca de ellos que de mí.

-Pero, ¿por qué genera esos ataques?

-Algunos decían que yo trataba de convertir a Ciudadanos en un proyecto personal. Me cuesta pensar en un mentís más categórico que el hecho que yo esté promoviendo la generación de nuevos liderazgos, no solamente en las palabras, sino en los hechos. Cuando el grupo Puertas Abiertas intenta personalizarlo todo en mí, demuestra una manera de ver el mundo jerárquica, machista muchas veces, que es radicalmente antagónica a lo que un partido de centro liberal debiera pretender transmitir.

-¿Qué autocrítica hace respecto de la crisis que hoy vive Ciudadanos?

-Hago una autocrítica. Le creí a un puñado de señores que decían ser modernos y liberales y resultaron ser todo lo contrario: conservadores y prejuiciosos. Un candidato hombre que se niega siquiera a nombrar a Ignacia Gómez, su contendora mujer -convirtiéndola, como dijo Ángeles Fernández, en la "innombrable"-, cae en un machismo de silabario. Cuando sostienen que el partido debe tener "socios controladores" y de los otros, demuestra que no saben que el voto censitario se acabó en Chile hace siglo y medio. Y ahora, con cientos de votantes suplantados, siguen negándose a reconocer -mucho menos a denunciar- un fraude evidente. Cuesta imaginar actitudes más reñidas con los valores liberales de igual dignidad y transparencia.

-¿Cuándo se forjó su quiebre con Juan José Santa Cruz y por qué?

-No veo los desacuerdos políticos como la guerra. Fui parte de un gobierno en que tuvimos desacuerdos entre ministros, discusiones acaloradas, pero no recuerdo que nadie se dedicara a los ataques personales por la prensa. Esto trasunta una sola cosa: falta de cultura cívica.

-Juan José Santa Cruz quiere conformar un nuevo partido de centro. ¿Qué consejo le daría?

-No le voy a dar consejos. Lo único que tengo claro es que habiendo abandonado uno, cuesta tener la credibilidad para fundar otro.

-¿Por qué una persona con el perfil de Silvia Eyzaguirre no está con usted?

-Me encantaría que alguien como Silvia, que es estudiosa y conocedora de los números, le hubiera dedicado media hora a mirar las planillas Excel que daban cuenta del fraude y hubiese tomado una decisión categórica al respecto. Es lo que me habría gustado de una académica de renombre como ella.

-Hay quienes han dicho que usted y su lista deberían retirarse del partido. ¿Qué piensa de eso?

-Los que se retiraron del partido, sin justificación, son varios de los de la lista de Puertas Abiertas. Yo no soy de los que abandonan un barco en la mitad de la tormenta.

-¿Va a seguir entonces en Ciudadanos?

-Indudablemente. Y te recalco: fui profesor de Harvard siete años, viví en Boston durante ese período y acto seguido regresé a Chile y me incorporé a la campaña de Michelle Bachelet en 2005. Seis meses después era su ministro de Hacienda. Es decir, tengo la experiencia personal de que la vida intelectual y académica, dentro y fuera de Chile, es perfectamente conciliable con la vida política y la participación en los asuntos públicos.

-¿Cree que las renuncias de algunos de sus fundadores fue anticipada?

-Habría que preguntarles por qué renunciaron. Lo que no entiendo es que una persona que quiere ser líder abandone el barco en medio de la tormenta. Tampoco entiendo que alguien diga que quiere liderar Ciudadanos, llenándolo de alabanzas, y quince días después diga que el partido no tiene ningún papel que jugar en la política chilena. Ese tipo de volteretas son precisamente las que desprestigian a la política.

-Usted recriminó a los partidos tradicionales por malas prácticas, diciendo que Ciudadanos representaba una "nueva política". ¿Qué lección saca de todo esto?

-Soy el primero en declararme dolido, sorprendido y escandalizado con lo que ha pasado en Ciudadanos. Nunca he pensado que un grupo humano en cualquier actividad no pueda cometer errores. Pero la diferencia está en si esos errores se reconocen o esos delitos se castigan. Quizás algunos partidos en el pasado, que han vivido cosas similares, les echaron tierrita. Y, por lo tanto, lo que ha pasado me duele, lo lamento, pero veo mucha valentía en Ignacia Gómez y en varios de los candidatos, que no vacilaron en denunciar el fraude.

-Ciudadanos podría desaparecer si no hay directiva de aquí al 8 de noviembre. ¿Qué debería pasar con el partido ahora?

-Ser rigurosos con la institucionalidad me parece clave. Y esa es una decisión que le compete al Tribunal Supremo. Ahora, más allá del tecnicismo, me parece que hay un punto medular: el futuro de Ciudadanos depende de la resolución que se le dé al fraude. Y lo reitero: es alarmante que un grupo de ex Ciudadanos haya rehusado sistemáticamente a referirse al hecho.

"Admiro lo que ha hecho Evópoli"

-¿Dónde está Andrés Velasco parado políticamente hoy?

-Estoy donde siempre. Lo primero que hice en política fue trabajar para la campaña del No, me consideraba una persona liberal progresista y treinta años más tarde sigo pensando más o menos lo mismo. Por eso le he puesto mucho corazón al proyecto de Ciudadanos.

-¿Ha estrechado lazos con Evópoli o la DC?

-Admiro bastante lo que ha hecho Evópoli y se lo he dicho a Felipe Kast, a quien considero un amigo. Le han inyectado al mundo de la centroderecha no solamente ideas sino también coraje, se las han jugado en varios asuntos clave. En la identidad de género, por ejemplo. Y acerca de la DC, creo que está reencontrando un camino que nunca debió perder que es el del centro.

-¿Hay opción de alianza con Evópoli?

-Lo hemos conversado con Felipe, en la mejor de las ondas. Me gustaría ver a Evópoli en el centro político y lejos de partidos como la UDI. Pero, obviamente, no pretendo dictarles cátedra de lo que deberían hacer.

-¿Le ha traído soledad la política?

-Yo soy nieto de un médico que se dedicó a la política y sacrificó mucho tiempo y logros profesionales por ser parlamentario. Y soy hijo de un decano de Derecho de la Universidad de Chile que, primero por ser candidato y después por ser defensor de los derechos humanos, tuvo que dejar su familia, su cargo y su casa por 12 años. Así que créeme que entiendo que la política tiene sus sinsabores.

-¿Cuánto pesó el tema Penta en toda esta crisis y en su liderazgo?

-Te lo digo de este modo: estuve 7 meses en campaña en la Región del Maule, no exagero si digo que estuve 14 horas al día en la calle, en la playa, en el mall , en contacto con gente, y nunca una persona sacó ese asunto a colación, nunca.

-¿Y dentro del partido?

-Tampoco.

-¿Perdió su mejor oportunidad para ser Presidente en la elección del 2009, que terminó entre Frei y Piñera?

-El 2009 hubo quienes proponían hacerle un golpe de Estado al candidato que había sido elegido por la Concertación. Y yo siempre he estado en contra de los golpes de Estado, civiles y militares. Fui el primero en decir que no me parecía, que así no se hacen las cosas. Lo que hice entonces, y lo que hago hoy, no es un cálculo de conveniencia personal, sino una afirmación acerca de cómo deben hacerse las cosas en la vida pública.

-¿Por qué fracasó en construir un nuevo centro político?

-Primero, parte de nuestras dificultades son las de cualquier partido nuevo que lucha contra un establishment político tradicional. Segundo, hay un elemento común en todos los partidos de centro del mundo: son muy pocos, prácticamente ninguno, los que hoy van al alza, casi todos van a la baja. Como tercer punto, en términos de estrategia política, claramente el sistema electoral no nos favoreció. Habría sido mucho más fructífero ser parte de una alianza mayor.

-Estando acá, ¿no se pregunta en qué momento terminó en un partido quebrado?

-Acá en Londres se aprecia que el centro no decaiga. Los años de Tony Blair y Gordon Brown, líderes de un Partido Laborista con una potente fracción modernizadora liberal, y de David Cameron, una versión moderada dentro del Partido Conservador, fueron de progreso y crecimiento. ¿Qué paso? El Partido Laborista cayó en manos de un extremista de izquierda y el conservador, de extremistas de derecha, y desde entonces se ha tomado decisiones ciegas como el Brexit. Ahora, quien crea que fundar un partido exitoso es tarea de 6 meses, nunca ha estado en la política. Cuando fundamos Ciudadanos teníamos muy claro que el camino sería azaroso, que tendríamos altos y bajos, este es uno de esos bajones, y grande, pero tengo la convicción total de que si se resuelve bien este asunto del fraude y se dan muestras ejemplares de transparencia y coraje, el partido puede salir adelante.

-Insiste con salvar el partido...

-Indudablemente. Habría sido un acto de arrogancia gigantesca suponer que en dos años nos convertiríamos en el partido rector o en el más influyente de la política chilena. Siempre entendimos que esta es una maratón y yo he corrido varias maratones en mi vida, así que sé de qué se trata.

-Hoy, con todo lo que ha pasado, ¿siente que Ciudadanos es su fracaso?

-La respuesta es no. Pero para entender esa respuesta, hay que entender de qué se trata Ciudadanos: No fue el intento de una persona por llegar al poder político en 24 horas. Ciudadanos sigue siendo el intento paulatino prolongado de reconstruir un espacio político para ciertas ideas. Max Weber dice que la política es la prima de la obstinación, que tiene que ver con insistir en hacer las cosas que parecen imposibles hasta que un día resultan. Y el que no entiende eso, no debería estar en la vida pública.

"Me encantaría Silvia Eyzaguirre, que es estudiosa de los números, le hubiera dedicado media hora a mirar las planillas Excel que daban cuenta del fraude".

"Algunos de la lista Puertas Abiertas querían entregarle Ciudadanos en bandeja a Chile Vamos".

"No íbamos a participar en una coalición con la UDI capitaneada por Jacqueline Van Rysselberghe".

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