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Juan Ignacio Latorre (RD), de Valparaíso:

Los dribblings del único senador frenteamplista

sábado, 22 de septiembre de 2018

Alicia Hamilton y Jorge Soto
Política
El Mercurio

Jesuita y futbolero, es el más joven de la Cámara Alta y proyecta fuertemente al FA en el país. "Sería un lujo tener a Giorgio (Jackson) de Presidente", dice.



El 12 de septiembre, los alrededores del Congreso estaban alborotados. Se votaba el proyecto de Ley de Identidad de Género, por lo que se solicitó una alta presencia de Carabineros, y se cerró el tráfico de las calles aledañas al Parlamento. Un Peugeot 206 algo destartalado, manejado por un hombre de 40 años, fue detenido en la entrada de estacionamientos del Senado.

"Hola, soy parlamentario, necesito ingresar", dijo la persona al volante. Probablemente, la ausencia de chofer y el vehículo con más de 20 años provocó la desconfianza de los uniformados, quienes procedieron a pedirle que se fuera.

El hombre insistió, por lo que Carabineros le pidió su identificación, y el oficial recibió en sus manos una tarjeta en la que se leía: "Juan Ignacio Latorre, honorable senador de la República de Chile". Avergonzados y entre risas, le pidieron disculpas y lo hicieron pasar.

El senador de Revolución Democrática (RD), único representante del Frente Amplio en la Cámara Alta y el más joven de la Sala, recuerda con amenidad la anécdota. "Me llama la atención cómo se ha naturalizado que los senadores viven en una especie de burbuja aristocrática. No se debe dejar de ser ciudadano", cuenta.

La vecindad política

Juan Ignacio creció rodeado de fútbol y política. Fanático de la Católica e hijo de un dirigente del MAPU, cercano a Salvador Allende, fue vecino de José Miguel Insulza y durante los años 80 su condominio en La Reina recibía cotidianamente a dirigentes políticos de izquierda, como los exparlamentarios Julio Silva Solar y Ricardo Núñez.

Un día de 1988 corrieron la voz entre la comunidad para que esa noche vieran el programa "De cara al país", conducido por la periodista Raquel Correa. Latorre, de 10 años en ese entonces, recuerda estar frente al televisor y ver sorprendido al hombre que vivía a dos cuadras de su casa y que en varias oportunidades había visto en reuniones en su condominio, apuntando su dedo frente a la cámara y dirigiéndose a Augusto Pinochet. "Después de esa noche, el expresidente Lagos sufrió un allanamiento y eso conmovió a mi condominio, todos estaban pendientes de si le pasaba algo o de protegerlo", recuerda. Luego agrega con cierta nostalgia: "Con el tiempo se perdió la mística que existía entre este grupo que luchaba en dictadura por el pueblo. Les tocó ser gobierno, se fueron a Vitacura o Las Condes, y fui testigo de ese aburguesamiento de la centroizquierda".

Hoy, a seis meses de asumir como senador de Valparaíso -donde obtuvo 30.528 votos (4,6%) y logró desbancar a históricos de la región, como Lily Pérez e Ignacio Walker-, el psicólogo admite que es "raro" ser colega de un "experimentado político" como su exvecino. Además, lamenta la "ausencia de proyecto de una ex-Concertación muy fragmentada", y que la UC haya pasado a ser el equipo "de los segundos lugares".

Fue inesperado para la política que el FA lograra un senador. "Fue el Sharpazo 2.0", decían, en alusión al triunfo anterior del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp (Movimiento Autonomista, MA), con quien Latorre tiene una buena relación.

El jesuita

Juan Ignacio está separado hace cuatro años y hoy es pareja de la consejera regional Autonomista Nataly Campusano. Fruto de su matrimonio tiene una hija de 10 años.

Miembro de las comisiones de Educación, Derechos Humanos y Zonas Extremas, y promotor de 17 proyectos de ley, el senador contempla entre sus temas prioritarios el debate sobre el CAE. Además, mantiene un rol presente en la discusión de pensiones y el conflicto de La Araucanía.

Ha llamado la atención de sus pares por su vida religiosa. Latorre es católico, se bautizó a los 18 y es fiel seguidor del movimiento jesuita. Admite que en un momento barajó la posibilidad de ser sacerdote y que la crisis de la Iglesia ha sido dolorosa.

Entre sus referentes está el sacerdote Mariano Puga, a quien conoce de cerca. Puga, a su vez, destaca la sencillez y bajo perfil del senador. "Va los viernes santos al vía crucis en Villa Grimaldi, y cualquier malpensado diría que está buscando votos; pero cuando está en estas cosas, él no se da a conocer. No es así", dice Puga.

Latorre cuenta con una carrera profesional marcada por una veta social. "Cuando uno da cuenta de una vocación social genuina, lo que se espera es que eso se revele en su gestión", dice el psicólogo y director social del Hogar de Cristo, Paulo Egenau, exprofesor y jefe de Latorre en la Fundación Paréntesis.

"Anticocinas"

Si bien su formación política la fue adquiriendo desde muy joven, luego de estudiar en España por tres años -donde hizo un magíster en políticas sociales y otro en gestión pública- y volver en 2013 a Chile, en pleno movimiento estudiantil, ingresó a RD, motivado por la figura del hoy diputado Giorgio Jackson, a quien enaltece como carta para presidir el país en 2026. "Sería un lujo tener a Giorgio de Presidente", señala.

Desde su equipo destacan su capacidad de reflexión y fidelidad a sus convicciones. "Él no se vendería por nada", plantean. Por otra parte, existe un sector del FA que lo apunta con desaprobación, ya que "no ha cumplido las expectativas" como el primer senador del conglomerado, y acusan falta de liderazgo.

Partidario de bajar la dieta parlamentaria, se declara un "feminista en construcción" y es del lote "tercerista" de su partido. "Uno podría tener la tendencia a aislarse por ser el único senador del FA, pero he ido buscando afinidades", expresa. Es cercano a sus pares socialistas Álvaro Elizalde y Alfonso de Urresti, también a Yasna Provoste (DC), con quien trabaja en la comisión de Educación, y al oficialista Kenneth Pugh (RN), ya que comparten interés por el mundo de los marinos. "Latorre aporta una mirada renovada al debate y defiende con fuerza sus convicciones", señala Elizalde.

Si bien el senador RD valora el ambiente de "diálogo" que se ve en la Sala, según cercanos es crítico con el perfil de "cocineros", como Jorge Pizarro (DC) o Guido Girardi (PPD). "En el Senado es donde se cocinan los grandes acuerdos; entonces, como en el fútbol, hay que estar atento, porque siempre buscan meter goles", advierte.

"En el Senado es donde se cocinan los grandes acuerdos; entonces, como en el fútbol, hay que estar atento, porque siempre buscan meter goles ", advierte.


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