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La CIA desclasifica los mejores chistes soviéticos

sábado, 22 de septiembre de 2018

Will Pavia The Times
Internacional
El Mercurio

NUEVA YORK En plena Guerra Fría, los agentes de inteligencia recopilaron el humor de la ex URSS.



En lo más profundo de los archivos de la Guerra Fría de la agencia de inteligencia de EE.UU. (CIA) está guardada la historia de lo que sucedió cuando un hombre ruso entró a una tienda y le dijo a la señora detrás del mostrador: "¿No tiene carne?". La señora respondió: "No tenemos ningún pescado. Es la tienda del otro lado de la calle que no tiene carne".

Este chiste y otros similares fueron reunidos por agentes de la CIA pensando que las bromas que circulaban en el bloque soviético podrían ofrecer información sobre el estado de ánimo de la población.

Era un enfoque que favorecía el expresidente Ronald Reagan, que reconocía un buen guion cuando lo veía y que con frecuencia afirmaba que las bromas mostraban que los rusos comunes y corrientes "tienen una actitud bastante cínica hacia su sistema". Ahora los archivos están entre más de un millón de documentos de la Guerra Fría desclasificados, ofreciendo un tesoro de datos para los historiadores y tal vez material para los cómicos.

Hay un chiste sobre un hombre que hace fila afuera de una botillería, que le dice al tipo que está a su lado: "Ya he tenido suficiente, guárdame el lugar, voy a dispararle a Gorbachov". Dos horas después regresa para reclamar su lugar. Su amigo pregunta: "¿Le diste?", y el hombre dice: "No, la fila era incluso más larga que la de aquí". Hay uno que compara la Perestroika con la menopausia y un larguísimo diálogo que termina con una abuela preguntando a un funcionario si el comunismo fue inventado por comunistas o científicos. "Los comunistas, ¡por supuesto!", le dice el funcionario. "Es lo que pensé", responde ella: "Si los científicos lo hubieran inventado, lo habrían probado primero en perros". Un chiste viene de la ciudad portuaria de Arkhangelsk, al noreste de Rusia, y es sobre un hombre que trata de llamar al KGB después de un incendio en su sede. Un operador responde que no se puede conectar porque "el KGB acaba de quemarse", y dice lo mismo cuando el hombre lo llama momentos después. A la tercera vez, el operador reconoce su voz. "¿Por qué sigues llamando? Te acabo de decir que el KGB se quemó", dice. "Lo sé", responde el hombre. "Solo me gusta escucharlo".

El historiador Gene Zubovich, de la Universidad de Toronto, que llamó la atención sobre el archivo esta semana al publicar la lista en Twitter, supone que el memo se compiló a fines de los 80. Su familia emigró de lo que ahora es Bielorrusia en 1989 y reconoció algunos de los chistes, que fueron clasificados no porque fueran secretos, sino porque estaban en archivos de la CIA sujetos a procedimientos de desclasificación.

Reagan incluyó algunos de los chistes en los discursos. Afirmó haberle contado uno a Mijaíl Gorbachov, quien se rió. "He estado recopilando historias contadas en la Unión Soviética", dijo en un discurso en Virginia en marzo de 1988, antes de contar un chiste sobre un hombre que trata de comprar un auto al que le dicen que será entregado en diez años. "¿En la mañana o en la tarde?", pregunta el hombre. El vendedor dice: "Bueno, dentro de diez años, ¿qué diferencia hay?", y el comprador le responde: "Bueno, el gásfiter viene por la mañana".

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