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Prueba de ultra trail de 330 kilómetros por los Alpes italianos:

La travesía descomunal de dos chilenos en Tor des Geants

martes, 18 de septiembre de 2018

Claudio Herrera
Deportes
El Mercurio

Fernando Etcheverry y Marco Cornejo cubrieron el desafío de montaña en 112 horas. "El último tramo era como correr borrachos, por los mareos de la falta de sueño y comida", dicen.



S alieron desde Courmayeur, Italia, el domingo 9 de septiembre, al mediodía, y cruzaron la meta en la misma localidad, el viernes 14, pasadas las 04:00 de la madrugada. Fueron 112 horas y 15 minutos de carrera, para cubrir 339 kilómetros y un desnivel positivo de 30.908 metros (todo el ascenso acumulado) que depara el Tor des Geants, cita emblemática del ultra trail y reconocida entre las cinco carreras más duras del orbe.

Los chilenos Fernando Etcheverry (53 años) y Marco Cornejo (52) lograron las inéditas plazas 83° y 84° entre los casi 900 competidores que desafiaron al macizo en el Valle de Aosta. Con años de circo trail-running y varias pruebas de 100 millas en el cuerpo, los nacionales enfrentaron esta vez el desafío más feroz, que permite 150 horas para completar el trazado.

"Fue una experiencia durísima, más de lo que pensábamos, pero esto se trata de superar los límites mentales. En mi caso, lo más complicado fueron los últimos 50k, opté por comer solo plátanos y naranjas en ese tramo y mi cuerpo necesitaba mucho más. Era como correr borrachos, por los mareos de la falta de sueño y comida", detalla Cornejo.

Etcheverry, ginecólogo de profesión, también debió superar una hipoglicemia, además de las típicas ampollas. "El Tor se divide en siete etapas y cada una te hace mierda. Se te caen las lágrimas al cruzar la meta. Nos inscribimos como una choreza, a ratos parece inalcanzable terminarla, pero cuando lo logras, es una maravilla", cuenta.

Inquilinos de La Reina, ambos corredores establecieron en el cerro La Cruz su centro habitual de entrenamientos. Casi 12 horas de cerro los fines de semana, durante siete meses, curtieron las músculos y el temple.

La estrategia fue fundamental, reconocen. Basados en estadísticas de participantes anteriores, decidieron prolongar el sueño hasta lo más posible y recién en la tercera noche cerraron los ojos. "En total, dormimos siete horas; primero cuatro horas, luego tres, y una vez, 40 minutos", apunta Etcheverry.

El plan nutricional incluyó en la ruta suplementos de proteínas, electrolitos y glutamina en polvo, aunque la oferta del menú (pastas, frutas y dulces) de los avituallamientos los terminó por saturar. La decisión de correr juntos también les permitió lograr el objetivo de llegar antes de 120 horas. "Se ve mucho corredor solitario, y en los momentos críticos, los pensamientos negativos te superan, por eso ir juntos fue ventaja. Fernando es muy fuerte en eso y me llevó en la etapa crítica", dice Cornejo, hoy con ocho kilos menos de los que tenía antes de la masacre.

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