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Empresarios del futuro aprenden de la pobreza en vacaciones

domingo, 20 de julio de 2008

Mario Riveros Monsalve Desde Copiapó
Economía y Negocios, El Mercurio

No sólo construyen mediaguas. Por 9 días, alumnos de ingeniería de la UC conviven con los más pobres de la III Región. "El Mercurio" los acompañó para conocer su experiencia.





En la mañana temprano, muy temprano, después de una noche corta. Campanadas para despertar. Se reza el denario y el himno de la Universidad se escucha con fuerza. No se duchan porque prefieren hacerlo más tarde, cuando el sol haga soportable el agua fría. De desayuno los espera un pan y un café, y parten a trabajar.

Por 9 días, cerca de 200 estudiantes de ingeniería comercial de la Universidad Católica se alejan de sus casas y estudios para adentrarse en la pobreza profunda de un Chile que muchos de ellos desconocen y del que saben sólo por las cifras.

Estos jóvenes, cuyas edades promedian los 20 años, durante estos días conocen el rostro de quienes abultan las cifras de pobreza, viven con ellos y trabajan para sus familias, tratando de ayudar a que esta vida de absoluta necesidad sea un poco mejor, no sólo por las 36 mediaguas que construirán, sino que también por los talleres que organizan para la comunidad y la relación que se forma entre todos. Porque, como dicen, "llegamos como extraños, pero nos vamos como amigos".

Los futuros ejecutivos, empresarios y economistas aprenden que la pobreza tiene nombre y apellido, y que su tarea también es ayudar. Aquí se dan cuenta de que el mundo en el que viven es distinto al que están acostumbrados, y ven cómo "podemos hacer que una familia completa goce de felicidad", dice una voluntaria mientras continúa martillando el fieltro de una mediagua que construye en el sitio de "La Ingrid", una mujer embarazada que junto a sus tres hijos vive en el medio de lo que fue un basural.

Planea ingeniero
Que construyan acá no es coincidencia. Su presupuesto es limitado y con 200 personas no pueden ayudar en todas partes. Ante recursos escasos, lo mejor es una distribución racional, y como buenos ingenieros comerciales, eso hicieron. María José Díaz y Joaquín Figueroa, dos de los organizadores, cuentan que desde noviembre del año pasado planean dónde y cómo realizar estos trabajos que ellos llaman "La Obra".

Tomaron cientos de fotos y hablaron con la gente de las municipalidades y poblaciones hasta encontrar a las 32 familias que más necesitan un hogar.

"Hay personas que necesitan más que otras, nuestro aporte es mínimo, pero es súper importante cuando por ejemplo hay una familia donde la mamá, el papá y los hijos duermen en una misma pieza. El tener una casa es darle dignidad y ayudar a constituir esa familia", dice Diego Soffia, otro de los organizadores, quien también cuenta que le han dado mediaguas a gente que tiene casa sin techos, para protegerse del frío, que en invierno es brutal.

Este sacrificio, y lo que ven durante estos días, permite que los universitarios no sólo se conviertan en ingenieros, también les permite obtener, como decía uno de ellos, medio en serio y medio en broma, un "certificado de buena persona", que los lleve no sólo a ser buenos profesionales en lo técnico, sino que también en lo humano.

Empresas "se ponen"
Hacer "La Obra" cuesta plata. Y no poca. Llevar, alimentar y traer desde Santiago a 200 futuros ingenieros es caro. Cada mediagua vale $350 mil, y a eso se le suman los imprevistos.

Puerta a puerta buscaron respaldo, hasta que BCI Seguros, Banchile, BBVA e ING, entre otras, "se pusieron" para sacar "La Obra" adelante.

Renzo Poggione, del BBVA, dice que esta colaboración tiene que ver con la línea de responsabilidad corporativa del banco, que tiene programa con apoyo permanente durante el año pero que complementan ayudando a otras iniciativas "como lo son algunas de las actividades realizadas por centros de estudiantes que tienen una gran repercusión social, como este caso".

En BCI Seguros afirman que a través de su programa AyudaAmor buscan apoyar iniciativas que también estén ligadas a lo que es su negocio principal: el proteger el patrimonio de las personas, ayudando a los que tienen menos, tal como lo hacen los estudiantes de la UC.

Muchos dicen que "La Obra" es un edificio que se construye por meses, para levantarlo en 9 días y que dura para siempre. La pega es difícil. No sólo construir, también comer y divertirse. Porque se divierten. Es más, en uno de los folletos se les dice a los voluntarios que gocen su estadía, porque "si no la gozas, no lo estás haciendo bien".

Trabajo en equipo, conocer y vivir con los "más pobres de los pobres"
El presidente del Centro de Alumnos de Administración y Economía de la UC, Cristián López, cuenta que parte importante de "los trabajos es compartir y pasarla bien". No sólo se preocupan de los datos "técnicos", también tienen que organizar competencias y momentos donde los jóvenes puedan pasarla bien. Desde quién limpia el baño hasta quien pone la mesa se "compite" en juegos que ayudan a que alumnos -que por estar en distintas promociones- se conozcan.

Pero a ratos esto no parece necesario. La risa es lo que menos falta y las anécdotas se suceden casi como si estuvieran planificadas. En una casa, la "Shakira", una perrita quiltra escarbaba para sacar una de las bases de una mediagua, donde pretendía "acostar" a sus perritos recién nacidos.



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