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Crítica de Arte Galería Isabel Aninat y MAVI:

Cuchillos alados y un concurso

domingo, 09 de septiembre de 2018

Waldemar Sommer
Crítica
El Mercurio




Alas y cuchillos, transfigurados en una unidad, se torna protagonista de Catalina Mena, en Galería Isabel Aninat. Cabría identificarlos, simbólicamente, como corte y vuelo, destrucción y liberación. Concretan esta etapa de la artista dibujos sobre papel -incluyendo dípticos-, radiografías intervenidas sobre vidrio o espejo, conjunciones de objetos, collages y una instalación. Reflejan el vigor visual de una personalidad bien definida. El primer grupo de trabajos comprende láminas amplias con la imagen de los cuchillos alados en medio de un entorno de textos manuscritos a lápiz grafito, solo en función de formas. A sus blanco, negro y grises animan restringidas tiras rectangulares, pintadas con algún color. El conjunto siguiente resulta de veras novedoso: la imagen protagónica agrede las radiografías de huesos humanos o bien se convierte en limpia silueta del espejo de soporte. En especial destacan aquí las visiones de osamenta de la mano, antes que las de cráneo e hilos vistosos. Tres bonitas cajas ofrecen, a continuación, el personaje de la doble figura escoltado por palabras en metal o como pintura sobre áspero papel de lija, donde el azul introduce su vibración particular o no falta una sedosa plumita auténtica. En la cuarta agrupación se hacen presente, por fin, los dos objetos capitales con su pleno realismo tridimensional. Se trata de variados cuchillos injertados con alas ya de metal, ya vidrios al modo de vidriera. Completa este aporte 2018 de Mena, una instalación: aglomeración multiforme de las filosas hojas del metal cortante que se ordena en un par de alas, colgantes sobre un gran plumón blanco, unido por hilos rojos a piedras naturales como anclas.

La angosta y larga vitrina que acoge a Mariana Najmanovich, en la misma galería de Vitacura, subraya lo heterogéneo de su contribución. Es que dentro del reducido espacio concurren una gráfica de recortes de periódico e ilustraciones de juegos, una macabra escultura, un mapa intervenido, pinturas alrededor de la guerra y el terrorismo. Ambos males de nuestro tiempo son trivializados con un sentido de ironía trágica ante la degradación comercial que significa colocarlos al alcance de los niños. Desde el fondo de esta conjunción brutal asoman la expresividad pictórica y la actualidad argumental de la juvenil autora.

En la Plaza Mulato Gil

Los resultados del decimotercer concurso MAVI, BHP, Minera Escondida se exhiben en el museo de la Plaza Mulato Gil. Alrededor de una quinta parte de los participantes numerosos -casi todos nombres desconocidos- fue seleccionada y algunos, acreedores de premio. Una vez más hallamos bastante fotografía, objetos y escultura no tradicional. Dentro de la disciplina pictórica descuella un díptico de tapices de Sebastián Sepúlveda. Su Paisaje Migrantes 4 reitera la temática de las extensas tapicerías que mostró en una colectiva reciente del MAC. Es la suya una figuración genuina y bien construida, donde el exótico recién llegado a Chile nos mira asombrado en medio de una naturaleza selvática. También, aunque ya pintura pura y de amplias dimensiones, resulta la imagen poderosa de Lucas Estévez, Selfie, informalista acrílico azul que sabe dialogar con el soporte blanco. Entre dibujo y pintura se ubica el bello políptico abstracto de tinta sobre papel e insinuante finura formal, de Amelia Campino; un ejemplar semejante fue expuesto con anterioridad en una galería comercial.

Dentro de las pocas instalaciones mostradas destacan tres, por entero diferentes entre sí. La desplegada en gran formato pertenece a Pablo Vallejos. Protagonizado por el vigor visual de un destartalado bote real, otrora buena embarcación, se balancea sobre un mesón desvencijado gracias a un simple e ingenioso mecanismo. Lo rodea el más adecuado entorno de viejos tablones. En cambio, la sensibilidad aguda de Valentina Morales logra entregarnos el encanto infantil de una casita enteramente en tela bordada, cuya privacidad intimista es asegurada por haces de albo hilo colgante en todo su contorno. Por su parte, Antonia Bañados nos conduce al ámbito acuático de un acuario, dentro del que nos asombran las transparencias de trozos de cristal sin color, capaz de sugerir extrañas arquitecturas, y la negrura granulosa del fondo terrestre. Como si fuera poco, el asimismo negro pececillo sobreviviente ostenta la rareza de una cola casi vegetal.

En lo que a fotografía se refiere, vale la pena recordar dos trípticos atractivos. El de Sebastián González contrapone la densidad de la nieve y el peso de las rocas cordilleranas a la ágil, a la prolongada diagonal de una escalera escarlata. El aporte de José Caerols consiste en amarradas cámaras de neumático, dispuestas unas encima de las otras. Flotan ellas sobre quietas aguas marinas como Monumento a Lampedusa. Entretanto, la escultura se defiende en el concurso a través de tres transparentes volúmenes murales de Vesna Cotoras. Se hallan confeccionadas con un esbelto tejido de alambres, entre los que parpadean algunos de delicado cromatismo. Por último, el primer premio se adjudicó a Laura Galaz.

EL PESO DE LAS ALAS
La unidad de alas y cuchillos protagoniza el peculiar conjunto de Catalina Mena

OTRO ATLAS
En Mariana Najmanovich, el terrorismo y la guerra como trágica e irónica denuncia
Lugar: Galería Isabel Aninat.
Fecha: Hasta el 22 de septiembre.

XIII PREMIO MAVI / BHP / MINERA ESCONDIDA
Resultados de un cuantitativo concurso juvenil
Lugar: Museo de Artes Visuales.
Fecha: Hasta el 4 de octubre.



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