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Mauricio Valero

"natalia Compagnon me traicionó"

sábado, 08 de septiembre de 2018

por ESTELA CABEZAS foto sergio alfonso lópez
Entrevista
El Mercurio

Sin causas judiciales abiertas y condenado solo por delito tributario, Mauricio Valero, ex socio y amigo de Natalia Compagnon, asegura que quedó demostrado que él no es "un estafador" y que todo se trató de un caso político. Además, sostiene que antes de la explosión pública del caso habló varias veces por teléfono con la entonces jefa de gabinete de Bachelet, Ana Lya Uriarte, y que, después de confiar en que se defenderían juntos en tribunales, Compagnon lo traicionó. "Fue desleal conmigo, me quiso inculpar", dice. Mientras prepara charlas para jóvenes emprendedores, con las que espera transformar "todo lo malo que me pasó en algo bueno", asegura que ya tiene claro su primer consejo para ellos: "Tengan cuidado con quién se asocian".



-Si usted tuviera la posibilidad de hablar con Natalia Compagnon, sin abogados, con el caso cerrado, ¿qué le diría?

-No quiero hablar con ella. No tengo nada que hablar con Natalia Compagnon.

-¿Nunca más?

-Nada. Ya se habló todo, y lo que no se habló se escribió, se declaró.

Mauricio Valero, 49 años, relacionador público, ex socio de Caval, sabe de exposición pública. En los últimos tres años ha sido protagonista de uno de los casos judiciales más mediáticos del último tiempo y ha vivido lo que, según dice, ha sido el "período más terrible" de su vida:

-Esto para mí fue una tormenta.

Luego de optar por un procedimiento abreviado, en abril pasado Valero fue condenado por la arista tributaria del caso a 541 días de presidio remitido y al pago de una multa de 60 millones de pesos por el uso de facturas falsas; y fue absuelto como autor de soborno. Luego de que la arista Saydex del caso fuera suspendida condicionalmente, hace tres semanas el Tribunal Oral en lo Penal de Rancagua dejó a Valero fuera de la investigación por la arista de estafa al empresario Gonzalo Vial Concha -en que se investiga el plagio de informes de Cochilco-, dando por cerrada su participación en las causas vinculadas al caso Caval.

En el caso de Natalia Compagnon, quien siempre ha insistido en su inocencia, fue condenada a 541 días de pena remitida y al pago de 23 millones de pesos por delito tributario (hoy está pendiente un recurso de ella en la Corte Suprema). Con la empresa Caval absuelta de todos sus cargos, la arista estafa de Vial Concha sigue con Compagnon y su marido Sebastián Dávalos como los únicos investigados hoy.

Sentado en un café de Providencia, mucho más delgado que como se le veía en las imágenes de hace tres años, Mauricio Valero cuenta que hoy está separado y sin ni un bien a su nombre.

-Sin ni un peso -dice, explicando que debió vender y gastar todo lo que tenía para mantener a sus tres hijos-. A pesar de todo lo que se escribió, yo demostré que no soy un estafador.

-¿Nunca se planteó que algo de lo que estaban haciendo pudiera estar mal?

-No, que algo estuviera mal, no. Sí nos planteamos que, a lo mejor, no lo estábamos haciendo de la mejor manera. Porque si nosotros hubiéramos montado toda una historia de fantasía distinta, legal, correcta, pero reservada, hoy no sería más que uno de los muchos negocios que hay alrededor de la Carretera del Cobre y que desarrolla gente conocida.

-¿Y qué pensaban? No entiendo.

-Pensamos que hacer este negocio podría ser un riesgo. Riesgo de que Natalia, nuera de la Presidenta, apareciera formando parte de estos grupos empresariales y haciendo adquisiciones privadas. De hecho, lo conversamos: la discusión en definitiva era si lo comprábamos nosotros directamente o lo mandábamos a comprar. En buen chileno: si un tercero aparecía comprando todo esto. Eso es muy fácil, si nosotros hubiéramos sido los reyes de los truchos, como siempre nos han querido hacer ver, habría sido muy fácil [...]. Yo sé cómo puedes armar cuatro empresas, y el día del níspero vas a llegar a la empresa dueña. Hay herramientas societarias que te permiten dejar reservada la propiedad. No costaba nada.

-Según usted, ¿cuál era el objetivo de su socia, Natalia Compagnon?

-Ganar plata y ganar plata. Adquirir cosas, independizarse.

-Una de las mayores críticas que se le hizo al caso Caval es esta idea de hacerse una "pasada". Comprar barato, vender caro y multiplicar la plata. A usted, ¿eso le parece bien?

-Absolutamente.

-¿No le genera ningún reparo ético?

-No tengo ningún drama como empresario de decir: voy a invertir en un bien inmueble, ¿adónde voy a comprar? A un remate, a una liquidación, la compro en 100 y vendo en 150 o 200 o más. Eso no es ilegal.

-¿Su sueño al crear Caval, al armar su propia empresa, era volverse millonario?

-A quién no le gusta la plata. Pero yo nunca he perseguido la plata por la plata. Por eso, nunca me ha faltado.

-Pero ahora sí le falta.

-Absolutamente. Hoy me falta la plata, estoy batallando para armarme un espacio para generar ingresos, porque esto fue un desastre. El daño ha sido tremendo.

-¿Qué opina del actuar de la fiscalía?

-Se han gastado recursos del Estado de manera innecesaria en una causa que ha completado más de tres años y medio utilizando recurso de las policías, carabineros, OS9 y otros, sin ningún resultado. No debemos olvidar que la causa madre de Caval, que es por donde parte esta acción, ha terminado absuelta. Ha sido común ver acusaciones a través de los medios, pero, finalmente, aquí no hay condena. Solo se trató de un show mediático.


Mauricio Valero creció en el límite entre las comunas de Ñuñoa y Providencia. Sus padres, ambos profesionales, se preocuparon de formar una casa familiar que siempre estuviera llena de tíos, primos y amigos. Los tres hijos -dos hombres y una mujer- disfrutaron de eso; especialmente Mauricio, el del medio.

-De niño yo era muy sociable, me gustaba eso del choclón. Y en el colegio era totalmente humanista, por eso cuando salí decidí estudiar Relaciones Públicas. Mi sueño de niño siempre fue viajar.

Valero fue padre a los 21 años. Su polola pronto se convirtió en su esposa y, por eso, apenas egresó, en 1994, en vez de irse a recorrer el mundo, como era su idea, comenzó a trabajar en el área de márketing de una empresa pequeña que prestaba servicios a grandes compañías. Dos años después le ofrecieron el mismo puesto en Computer 2000, una transnacional alemana que pronto se transformó en Tech Data. Ahí trabajó hasta 2011.

-Fue en esa compañía donde me formé, hice carrera hasta terminar siendo gerente general. Ahí me di cuenta de que tenía habilidades para las negociaciones, que era bueno para conciliar los puntos. Era el que cerraba los negocios y todo el mundo terminaba contento. Principalmente, yo generaba confianza.

Después de la explosión del caso Caval, en un artículo de prensa se dijo que a raíz de la denuncia de un cliente en Chile y en la matriz de Estados Unidos, Tech Data había investigado durante tres meses su gestión y se habría comprobado la existencia de malas prácticas. Por esta razón le habían pedido la renuncia. El perjuicio ocasionado a esta empresa habría superado el millón de dólares.

Fue el primer artículo que puso en duda su honorabilidad.

-Eso no fue así. Fue una salida de mutuo acuerdo.

-¿Y por qué se fue?

-La compañía no estaba llegando a la expectativa de números que se esperaba en Estados Unidos. Eso venía pasando desde hacía dos o tres años. Yo tampoco estaba cumpliendo con mis expectativas, entonces decidí que lo mejor era irme. Yo tenía un contrato a todo evento, donde saldría indemnizado igual. Pero alguien echó a correr esta información falsa, que no sabes todo el daño que me hizo [...]. Cuando partió el caso Caval, lo primero que se quiso hacer fue identificar a un culpable de toda esta historia, y por eso hubo una estrategia para desprestigiarme. Se quería hacer ver que yo era un gallo trucho, que se había robado millones de dólares de la compañía donde trabajó. Y no fue así. De hecho, yo me quedé tres meses ayudando en la reestructuración a la nueva jefatura que viene de fuera.

-¿Quién cree que quería desprestigiarlo?

-...

Mauricio Valero recuerda que vio por primera vez a Natalia Compagnon en 2010. Se la presentó un tío de ella: Waldo Rojas, a quien él había conocido cuando había ido a su oficina a ofrecerle un negocio.

-Llegó con ella a una reunión, me puso al tanto de cómo sería el negocio y, siempre cuento esto, al final de la reunión me dijo: "Oye, ¿tú le puedes conseguir un computador a mi sobrina?". Me pareció muy rara la petición, porque nosotros no vendíamos computadores de a uno, sino que en grandes cantidades, pero llamé a la bodega y se lo conseguí.

Ese día, cuenta Valero, Compagnon le contó que era una profesional del mundo de las ciencias políticas, que hacía consultorías junto a su tío, que tenía otros proyectos y que estaba buscando alternativas para emprender en algo nuevo.

-A mí todo eso me pareció interesante, así es que le dije que nos juntáramos a conversar, así como lo hice con muchas personas antes y después. No sabía que era nuera de Bachelet.

-¿Qué le pareció ella entonces?

-Súper simpática, es que ella es encantadora. Es simpática y agradable cuando quiere serlo y cuando necesita serlo. Es muy hábil. Yo reconozco grandes habilidades en ella. Lo he dicho en todas las audiencias que he tenido. La encontré joven, agresiva, clever, despierta.

En ese mismo período Mauricio Valero ya había comenzado a pensar en su salida de Tech Data.

-Yo quería armar mi empresa. Te voy a ser súper honesto: yo lideré muchos negocios multimillonarios y le hice ganar mucho dinero a mucha gente, pero llegó un minuto en que dije: "Ya, ahora quiero ganar para mí".

Cuando comenzó a proyectar su nueva empresa, Valero dice que hizo un análisis de mercado para ver a qué se iba a dedicar. Finalmente, optó por tres nichos: inmobiliario, minería y desarrollo de las aplicaciones y tecnologías.

Entonces habló con un amigo de la infancia: Rafael Gana, quien tenía la empresa Develope. Él le ofreció, dice, su oficina en la Torre Santa María para que comenzara su negocio.

-Esta historia de Caval está llena de tramas y fábulas. Y cosas que coinciden, pero que no son como las han pintado. Me fui a trabajar con él en la Torre Santa María, en Los Conquistadores. Tú salías del ascensor en el piso 15, donde estaba la oficina, y, al frente, en la puerta decía: Estudio Velasco, de Belisario Velasco. ¿Por qué te comento esto? Porque cuando partió todo el caso Caval, una de las cosas que se dijo fue acá está todo el arreglín: este es un contubernio político para hacer cosas. Mira con quién trabajan, con Velasco. Pero yo nunca lo vi más allá del ascensor.

Valero dice que el "primer cuchillazo" de su vida fue el que le dio su amigo, Rafael Gana, quien presentó una querella en su contra en el Juzgado de Garantía de Rancagua, asegurando que Mauricio Valero había hecho mal uso de sus oficinas, porque había formado Caval utilizando su dirección sin su autorización.

-Fue el primer gran golpe que recibí en lo personal. Después vinieron muchos más.


Se veían todos los días, dice. Entre 2012 y 2015 Valero y Compagnon tuvieron una relación de trabajo y amistad muy intensa, que incluía reuniones de lunes a viernes en la oficina y encuentros familiares en casas de ambos los fines de semana.

-A mí me gustó la familia de Natalia, era una amiga normal, coincidía con la vida que tenía yo también. A mí me gusta el choclón, estar con los tíos, primos, en la piscina. La gente que vive más encerrada no me gusta -dice.

El primer cliente que tuvieron ambos, recuerda, fue Gonzalo Vial Concha.

-A ella, en 2011, le salió un roadshow con él. Un roadshow es cuando los empresarios, en su afán de diversificación, destinan un día de la semana a escuchar propuestas de distinta gente que no tienen idea quiénes son.

Luego de esa reunión, dice Valero, Vial Concha les pidió que realizaran una investigación de mercado en la zona de Machalí, ya que él quería desarrollar un proyecto inmobiliario. Más tarde, asegura Valero, les dijo a ambos que si iban a trabajar para él, debían generar una empresa nueva. Ambos aceptaron. Así, en febrero de 2012, nació Caval

-Él quería una empresa nueva, limpia, ordenada, sin problemas.

Al poco tiempo, cuenta Valero, su ex socia le dijo que Gonzalo Vial Concha, con quien él solo había tenido una reunión, quería que la relación comercial entre ellos la llevara solo ella. Valero hoy dice que aunque eso le pareció extraño, no le produjo desconfianza, y que después de eso comenzaron a evaluar de manera independiente otros negocios. El más grande y prometedor fue la compra de 44 hectáreas de un predio en Machalí, vecino a la Carretera del Cobre, con precio de remate, que estaban siendo vendidas por el síndico de quiebra Herman Chadwick, quien en marzo pasado fue condenado a una pena de tres años y un día por el delito de ventajas indebidas en el caso Caval.

Para Caval, dice Valero, este sería el negocio del lustro.


Mauricio Valero recuerda con detalles el día que la vida le cambió. Fue el 5 de febrero de 2015. Estaba de vacaciones en Rapel, cuando le avisaron que la revista Qué Pasa había publicado un artículo sobre su empresa y la compra del predio en Machalí, el que, según la publicación, se valorizaría por el futuro cambio del plan regulador. En el artículo, además, se hablaba de un crédito por 6.500 millones de pesos que se había gestionado con el Banco de Chile.

Valero cuenta que él sabía que el artículo se iba a publicar, pero que nunca pensó que sería tan demoledor.

Ese día, recuerda, fue Compagnon quien le advirtió del reportaje. Ella estaba en Caburgua, y cuando lo llamó "en esa casa había muchos gritos. Sebastián estaba vuelto loco".

Valero, dice, quedó en shock. No podía entender lo que estaba pasando.

-Yo llevaba un año y medio trabajando en Machalí con lo de Vial Concha, entonces, cuando vi este proyecto fue perfecto. Además, era un remate. Y eso está bien, no tiene nada de malo. ¿Dónde compra la gente que quiere hacer plata? En los remates, en una liquidación, o en una empresa semiquebrada. Eso no es especulación, como se quiso hacer creer en los medios de prensa y en el juicio.

-Caval era una empresa con un capital de 6 millones de pesos. Se criticó mucho que Andrónico Luksic le entregara un crédito por 6.500 millones de pesos.

-Con la visita de Sebastián o sin la visita de Sebastián, si es que el crédito no hubiera estado apalancado, respaldado, con actores serios y con intenciones serias de compra, venta o inversión, no lo habrían dado jamás.

Quien destapó el negocio de Caval en Machalí fue Sergio Bustos. Él sostenía que había trabajado para Caval gestionando los créditos en los bancos para la compra en Machalí y que se le adeudaban 200 millones de pesos. Según cuenta Valero, Bustos les dijo que si no le pagaban iría con la información a la prensa.

-Fue una abierta extorsión -dice.

-¿Ha pensado que si le hubiera pagado a Sergio Bustos nada de esto habría pasado?

-Cuando uno se enfrenta a alguien que te extorsiona y está tranquilo, uno dice: "¿por qué le voy a pagar?". Está dispuesto a pelear. Pero cuando uno no ha estado en este mundo, no sabe las proporciones y consecuencias que pueden tener estas cosas, y entonces ahí uno dice: "Me hubiera convenido pagar".

-¿Le habría pagado?

-Si yo pudiera volver atrás, haría muchas cosas distintas.

El 11 de marzo de 2015, los diputados Nicolás Monckeberg y José Manuel Edwards interpusieron una querella por los delitos de violación de secreto y negociación incompatible, que son los cargos que se utilizan para los funcionarios públicos que usan información privilegiada y tráfico de influencias. También se pidió que se investigara a Sebastián Dávalos Bachelet, hijo de la ex Presidenta, quien en ese momento era director sociocultural de la Presidencia y también oficiaba como gerente de proyectos de Caval.

-Caval es un caso político -dice Valero-, denunciado por políticos, en donde se habla de tráfico de influencias, de negociación incompatible, pero en este negocio no hay ningún empleado público, entonces ¡de qué estamos hablando! Acá todos somos privados y, curiosamente, el único formalizado fui yo.


El mismo 5 de febrero, el día que el reportaje fue publicado, Mauricio Valero regresó desde Rapel a Santiago. Su familia se quedó. Sus vecinos le habían avisado que decenas de periodistas estaban afuera de su casa.

-Cuando llegué, quedé impactado. Me dio una idea clara de lo que venía.

Valero dice que con Natalia Compagnon se vieron varias semanas después. Juntos comenzaron a pensar en cómo salir del caso, armaron un equipo de trabajo con los abogados de Caval. Se decían que, como amigos y socios, iban a enfrentar esto juntos. Pero esto no sucedió.

En declaraciones a La Tercera, en julio de 2016, Compagnon reconoció el quiebre de su amistad con Valero y aseguró que se sintió utilizada por él. "Entiendo que en algún momento mi socio no tuvo ese cuidado e involucró a gente que usó mi relación familiar para conseguir resultados personales. Yo nunca ocupé eso. Nunca lo necesité", declaró.

Así recuerda Valero el momento en que el caso explotó:

-Yo confiaba en lo que ella hacía. "Todo está planificado", me decía ella, para darme a entender que alguien se estaba preocupando del tema.

-¿Quién hacía esa planificación?

-Ella adoptó una posición muy de intervencionismo de La Moneda, ella hablaba mucho de "estamos haciendo control de daño". Así es que yo entendí que La Moneda.

-¿Usted habló con alguien del gobierno?

-Yo hablé del tema varias veces con Ana Lya Uriarte (entonces, jefa de gabinete de Bachelet). Pero fue antes de que estallara el caso Caval y apareciera publicado en revista Qué Pasa. Fue cuando estábamos siendo extorsionados por Sergio Bustos, quien decía que iba a la prensa con la información de la compra de los terrenos. Ahí Natalia me dijo que hablara con ella. Tuvimos varias conversaciones por teléfono sobre qué había que hacer.

-¿Qué es lo que ella le aconsejaba?

-Ella me decía que le pagáramos lo que nos pedía. Nunca quise, porque me asesoré con varios abogados, quienes me dijeron que una persona que te extorsiona una vez, te extorsiona para siempre.

-¿La Moneda entonces sabía de este problema?

-Sí, sabían.

Mauricio Valero dice que, una vez que estalló el caso, su posición fue que ambos socios debían abordar este tema alineados "porque no había nada que esconder, no había un delito. Y yo defendí eso hasta el final. Mi declaración no cambió nunca".

-¿Y ella qué le decía?

-Estaba totalmente pauteada, no tenía capacidad de decisión. Esta mujer socia que yo vi, agresiva, decidida, se transformó, no existía. Era parte de un joystick [...]. Ella se entregó muy fácil a todo el sistema. Defendimos y peleamos que esto no tenía nada que ver con la política, y terminaron participando tipos políticos.

Un día de abril de 2015, dos meses después de la explosión del caso, Compagnon y Valero se juntaron en su oficina junto al abogado de Caval, Antonio Garafulic. La idea era analizar la estrategia judicial con que enfrentarían el caso.

-Yo propongo entonces un par de abogados para que nos defendiera a los dos, pero ella me presentó a sus abogados y me dijo que yo debía buscar a los míos. Ahí me quedó clarísimo que me iba a tratar de inculpar a mí. Hasta ese día, yo confiaba en ella. Confiaba en que nos íbamos a defender juntos, pero no. La Natalia me traicionó, fue desleal conmigo, me quiso inculpar.

Ese mismo día, Mauricio Valero fue a buscar a su hijo al colegio. Ahí, dice, se le acercó un apoderado del mismo curso de su hijo, Ricardo Schomburgk, quien le ofreció sus servicios.

-Él es mi abogado hasta hoy.

Luego, Mauricio Valero dice una frase que repite varias veces durante la entrevista: "Natalia Compagnon tenía una agenda paralela".

-¿Qué significa eso?

-Leyendo la carpeta investigativa y todas las declaraciones de los involucrados, me he dado cuenta de que Natalia Compagnon me utilizó a mí y a Caval, para desarrollar una agenda paralela, entregar prestaciones que no eran las que dábamos en Caval.

-¿Qué entregaba ella?

-Hay personas que acusan de que ella recibió dinero en efectivo. Claramente el porqué le pagaban esa plata no fue por un trabajo que hiciera la empresa Caval. Creo que ella vendía algún tipo de relación, de conocidos, ofrecía facilitar los negocios. Y que no se me malentienda: yo no creo que la ex Presidenta Michelle Bachelet estuviera al tanto de lo que estaba pasando. Para nada. Los contactos de Natalia eran más bajos, estaban a otro nivel.

-¿Qué pruebas tiene para afirmar esto?

-En el caso de Gonzalo Vial, lo primero fueron las declaraciones de Verónica Vanni, quien fue nuestro contacto para llegar a él. Ella dijo que Compagnon se ufanaba de sus contactos y de las posibilidades de facilitar y asesorar en casos, de realizar trabajo de lobby. Luego, Gonzalo Vial Concha relata en su querella que le entregó dinero en efectivo a ella para desarrollar trabajos que no eran los que hacía Caval. En el caso Raylex lo que dicen los testigos es que ella ofrecía servicios de lobby, decía conocer muchas personas que los podían ayudar en lo que ellos necesitaban, pero ese no era el trabajo que Caval hacía. Yo desconocía que ella hacía eso. En el caso de CCU, ella mantenía relaciones con Juan Díaz de manera directa para desarrollar otro tipo de servicios con esa compañía. ¿De dónde sale eso? De que él la acusa de que le debe 300 millones de pesos en asesorías para la instalación de las nuevas oficinas. Caval lo que le hizo a CCU fue un proyecto de ingeniería, nada más.

-¿Por qué cree que esto no ha sido tomado en cuenta por la fiscalía?

-Una cosa es que alguien declare algo y yo pueda sacar conclusiones amarrando todos los puntos, otra cosa es que sea sujeto de investigación. Y esto de lo que te hablo no tiene nada que ver con el caso Machalí.

-¿Usted cree que esta situación es constitutiva de delito?

-No, creo que aquí hay un reproche ético y social. Si ella hubiera sido una empleada pública habría delito, si es un privado, lo que se espera es la conducta ética.


Después de que en los últimos tres años se le cerraran todas las puertas comerciales, Mauricio Valero cuenta que hoy busca reinsertarse en el mundo de los negocios.

-Uno como que tiene lepra, nadie quiere trabajar contigo. Durante todo este tiempo yo iba a las reuniones y me decían: "¿Tu nombre? Mauricio Valero, me suena". Y cuando se daban cuenta era: "No, gracias".

Dice que hoy está asesorando a personas en temas empresariales. Pero, por paradójico que parezca, su gran proyecto es otro:

-Voy a hacer charlas a jóvenes emprendedores. Tengo que sacar algo bueno de todo esto malo que me ha tocado vivir. He vivido una experiencia tremenda. No hay universidad, no hay escuela que te enseñe algo como lo que yo viví. Tengo mucho por entregar.

Entonces Mauricio Valero dice que ya tiene claro cuál será su primera lección:

-Tenga cuidado con quien se asocia. Uno ve caras pero no corazones.

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