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Entrevista al activista digital Henry Timms:

"La conectividad entre las personas está impulsando un nuevo poder en el mundo"

sábado, 01 de septiembre de 2018

José Tomás Tenorio Labra
Internacional
El Mercurio

El coautor de "New Power" explica cómo se movilizan las personas e ideas gracias a las tecnologías de la información.



Con el fin de determinar cómo la conectividad entre personas en el mundo ha cambiado la distribución del poder, los activistas digitales Henry Timms y Jeremy Heimans publicaron este año su libro "New Power", en el que aseguran que de una estructura cerrada y al alcance de pocos se ha dado paso a una abierta, basada en la movilización de personas y en la difusión de ideas: el nuevo poder.

Timms, quien estará en Chile el 4 de septiembre, invitado por LarrainVial y su fundación Giving Tuesday, conversó telefónicamente con "El Mercurio" y explicó las razones que dieron paso a esta nueva distribución del poder, los alcances que esto ha tenido a nivel mundial y los desafíos que representa para la sociedad del siglo XXI.

-¿Qué significa este nuevo poder del que usted habla? ¿Qué cambios en el mundo han permitido su surgimiento?

"Hay dos cosas que realmente han cambiado: las herramientas que tenemos a mano y las expectativas que tenemos en este mundo. Hoy hay una generación, especialmente compuesta por jóvenes, que llega al mundo con expectativas de formar parte de él y participar con el resto, y esa conectividad entre personas es la que está impulsando un nuevo poder en el mundo.

Si uno piensa en cualquiera de las grandes transformaciones de nuestra era, verá que lo que está detrás de ellas no son cambios en la tecnología, sino cambios en la dinámica del poder. Lo puedes ver en el éxito de plataformas como Facebook y Uber, o en el éxito de Donald Trump en EE.UU. y Jair Bolsonaro en Brasil, en donde se puede ver que trabajaron en cómo usar este nuevo poder en sus campañas. También se observa en movimientos como MeToo y Black Lives Matter, cuyo poder es participativo y distribuido, hecho por muchas personas.

De eso se trata el nuevo poder, de este conjunto de habilidades para movilizar a una multitud, para construir movimientos a partir de una idea".

-¿Qué efectos provoca a nivel mundial este cambio, de un viejo poder, que era accesible a pocos, a un nuevo poder, que está al alcance de muchos?

"Hay buenas y malas noticias. La buena es que hoy más que nunca hay más personas que tiene una mayor capacidad para movilizar a otros, ya que ahora se pueden conectar con gente en todo el mundo.

Pensemos, por ejemplo, en los estudiantes de la escuela de Parkland, en EE.UU., que sobrevivieron a un tiroteo en febrero. Ellos generaron un movimiento global antiarmas muy rápidamente, algo imposible de lograr hace una década.

La mala noticia es que generalmente el poder nos es quitado de las manos, por lo que, pese a que participemos en el mundo, lo que hagamos no va a generar mucha tracción si no entendemos cuáles son los pasos a seguir para expandir nuestras ideas".

-¿Qué pasa en el caso de los líderes mundiales, aquellos que ya tienen el poder? ¿Aceptan o se resisten al cambio?

"Es un poco de ambos. Algunos líderes están intentando resistir a la ola y fingen estar interesados en los movimientos sociales, pero realmente no están cambiando su comportamiento de manera significativa. Prometen apertura y participación, pero solo están centralizando el poder para ellos mismos.

Sin embargo, también vemos cada vez más líderes que reconocen que su liderazgo sería más efectivo si adoptan el nuevo poder y no solo fingen hacerlo".

-¿Qué determinará el éxito de aquellos líderes que adoptan estos cambios?

"La gran habilidad para el liderazgo en el siglo XXI es ser bilingüe con respecto al poder: lograr manejar el nuevo poder y el viejo poder.

El Papa Francisco es un ejemplo de esto. Él ha hecho reformas del tipo del viejo poder en la Iglesia, a la vez que trata de descentralizarla y hacerla más horizontal, y ha creado un movimiento alrededor del mundo respecto de valores cristianos como la piedad.

Las habilidades del nuevo poder necesitan combinarse con el comando y control propios del viejo poder. Las personas que logran eso son las que se posicionan para ser los líderes más efectivos en el mundo de hoy".

-En su libro se menciona el problema de que estas habilidades también son utilizadas por grupos extremistas para engañar y obtener más poder. ¿Qué tan riesgoso es que esto siga ocurriendo y cómo se debe enfrentar?

"Hay muchos riesgos, y representan el lado oscuro de este escenario. Ya hemos visto muchas veces alrededor del mundo que todo este nuevo poder es utilizado para fines malos.

Por esta razón, es importante que aquellos que están en el lado bueno de la ecuación mejoren en su forma de trabajar el nuevo poder. Pero hoy las instituciones más importantes de la sociedad no están haciendo un buen trabajo para hacer que la gente se sienta parte de ellas.

Creo que el punto de partida para todas esas instituciones de las que depende la sociedad -gobiernos, salud, académicos y ONGs- está en mejorar y trabajar más en movilizar a las personas alrededor de ellos, porque la premisa básica de la idea del nuevo poder es que, en el futuro, quien sea el que movilice más a las personas, será el ganador, y necesitamos que sea el lado bueno el que tome la delantera".

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