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Violencia en la ciudad de Chemnitz, tras la muerte de un alemán presuntamente asesinado por un iraquí y un sirio:

La ultraderecha alemana converge en Sajonia y desafía a Merkel con protestas xenófobas

sábado, 01 de septiembre de 2018

Alberto Millán
Internacional
El Mercurio

Marchas contra "la criminalidad extranjera", apoyadas por el partido AfD y el movimiento Pegida, azotan al este del país.



Luego de toda una semana de actos xenófobos en la ciudad de Chemnitz, los dos mayores referentes de la extrema derecha alemana, el joven partido Alternativa para Alemania (AfD) y el movimiento islamófobo Pegida, unirán fuerzas hoy con ultras locales en una manifestación "fúnebre" antiinmigración en esa urbe del estado oriental de Sajonia.

La marcha pretende coronar la ola de incontrolables protestas que inició el domingo pasado en Chemnitz, en reacción a la muerte de un carpintero alemán de 35 años, presuntamente apuñalado por un iraquí y un sirio (ambos detenidos) en una fiesta.

"Queremos llorar de forma conjunta la muerte de Daniel H. y de todos los muertos de la multiculturalidad obligatoria", afirmó en su convocatoria el ala sajona de AfD, un partido fundado en 2013 que entró por primera vez al Parlamento alemán en las elecciones federales de hace un año, con 12,6% de los votos.

El pliegue de esa colectividad y de Pegida -nacido en 2014 contra la "islamización de Occidente"-, a las convocatorias hechas por grupos locales, representa un hito en la convergencia de la extrema derecha de ese país. Un sector político que vive un nuevo auge en Europa, con liderazgos antiinmigración como el del ministro del Interior italiano Matteo Salvini y el Primer Ministro húngaro Viktor Orban, y que no ha llegado al gobierno alemán desde la caída del régimen nazi en 1945.

Los actos más violentos se concentran en Chemnitz, una ciudad de 250.000 personas, donde se han llegado a movilizar hasta 6.000 ultraderechistas que han desbordado a punta de botellazos y piedras a la policía, llamando a dar "caza a la criminalidad extranjera". El lunes hubo una veintena de heridos por peleas con contramanifestantes, y se investigan al menos diez casos de saludos hitlerianos en la plaza Karl Marx, cuyo nombre era el de la ciudad en la época comunista.

Las protestas se han extendido también a Dresden, la capital de Sajonia, un estado de la ex Alemania Oriental (RDA). El conflicto ha quitado además credibilidad a la policía sajona, acusada de filtrar la orden de detención de los sospechosos del apuñalamiento para avivar las protestas.

Las autoridades denuncian "persecuciones colectivas" a inmigrantes, por parte de los ultras, principalmente hombres jóvenes, que corean "extranjeros fuera". En otras ciudades del este, el miércoles se reportaron golpizas a un sirio y a un eritreo.

La violencia ha llevado a la Canciller Angela Merkel a asegurar que "el odio de las calles" en Sajonia "no cabe en el Estado de Derecho" y a su gobierno a desplegar desde el jueves refuerzos policiales en la ciudad epicentro de las protestas.

La líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) -que está en su cuarto mandato y que gobierna en la gran coalición con los socialdemócratas (SPD) y los socialcristianos bávaros (CSU)- es uno de los principales blancos de las manifestaciones. Culpan de un supuesto aumento de la criminalidad a la política de puertas abiertas de la Canciller, que entre 2015 y 2016 permitió la entrada de más de millón de inmigrantes a Alemania, principalmente provenientes del Medio Oriente.

"Es normal que la gente esté harta de la situación (...). La migración destruye la sensación de que se puede confiar en un vecino", afirmó a Die Welt, Alexander Gauland, líder de AfD.

"La política de refugiados 2015/16 ha cambiado la cultura política en Alemania, porque los políticos proclamaron que nadie recibirá daños y todo estaría bien. Cuando se dieron cuenta de que esto era una falacia, ya era demasiado tarde", dijo a este diario Thomas Jäger, politólogo de la Universidad de Colonia, quien consideró que el escenario permite a AfD consolidarse como la segunda fuerza en algunos estados, desafiando a la hegemonía de la CDU y el SPD.

Bastión ultra

Esos dos partidos y más de 70 organizaciones convocaron ayer a otra manifestación para hoy en Chemnitz, con el lema "Corazón en vez de persecución".

La marcha será a la misma hora que la convocada por AfD, un partido que fue el más votado en Sajonia en las elecciones federales de 2017, con el 27%, su mejor resultado a nivel nacional.

Ese estado de 4 millones de personas, limítrofe con Polonia y República Checa, es también la cuna de Pegida, hoy de alcance nacional y europeo. En 2015 ese movimiento logró reunir en Dresden a 20.000 personas para pedir "deportaciones masivas".

Además, por años, grupos ligados a las barras del fútbol como Kaotic Chemnitz, HooNaRa (abreviatura de "hooligans, nazis y racistas") y NS Boys han consolidado la organización de la extrema derecha local. Los hooligans se han plegado a las convocatorias realizadas inicialmente por el minúsculo partido local Pro Chemnitz, que tiene poco más de 30 miembros.

"Muchas personas en Sajonia se vieron como víctimas de una política que los perjudicó antes de 1990. Después de la caída del Muro, la unidad no les brindó beneficios duraderos. Muchos se sienten como ciudadanos de segunda clase frente a los occidentales", dijo a "El Mercurio" Gero Neugebauer, politólogo de la Universidad Libre de Berlín. Eso decantó en "chauvinismo" en un estado que es de los que menos inmigrantes ha recibido en la principal economía europea.

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