viernes, 11 de julio de 2008
Eduardo Olivares C. y José Troncoso O.
Economía y Negocios Online, El Mercurio
Francisco Rosende, Cristián Larroulet, Alfredo Ovalle, Laurence Golborne y Humberto Vega apuntan a la inflación como la responsable de que sólo el 29% de la gente apruebe la conducción de la economía, y creen que es conveniente que las autoridades tomen una posición activa para solucionar el problema.
La inflación y el crecimiento están detrás de deterioro de las expectativas
FRANCISCO ROSENDE
Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la
P. Universidad Católica de Chile.
"Es bastante comprensible la preocupación de las personas por el tema inflacionario propiamente tal, por el hecho de que se está percibiendo un crecimiento más lento de la economía y, como resultado de ello, un aumento modesto de los salarios. También es entendible que se responsabilice a las autoridades, pero un análisis más fino requeriría establecer cuál es su grado de responsabilidad. Por otro lado, las mismas autoridades, a través de sus declaraciones -hasta hace poco días- han transmitido una sensación bastante inquietante respecto del entorno en que hemos estado, como cuando dicen que hay que "apretarse los dientes". La gente tiende a ponerse nerviosa".
"Hay una etapa en la cual es más importante reafirmar ciertos lineamientos políticos, corregir algunas cosas que son susceptibles de serlo y dar la sensación de que se está actuando frente al problema con los instrumentos adecuados. El ministro de Hacienda ha hecho una muy destacada labor, procurando el equilibrio de las cuentas macroeconómicas, cosa que no es trivial cuando se ha acumulado una cantidad considerable de recursos".
CRISTIÁN LARROULET
Director ejecutivo del Instituto Libertad y Desarrollo, y decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo.
"Esto refleja la preocupación de la población por el fuerte aumento de la tasa de inflación y de los menores niveles de actividad económica".
"Si uno mira a lo largo de la historia de la encuesta CEP, la percepción política de la población es muy sensible a la tasa de inflación, y creo que esta vez hubo un dato que hizo continuar esto".
"Hay una correlación altísima entre nivel de aprobación política y tasa de inflación. Cuando la percepción es negativa, en general las personas aplican un castigo político".
"Ese castigo puede darse en el voto o en la misma percepción, da lo mismo".
"Respecto del dato sobre la situación futura, que empeora, en la medida en que hay un compromiso muy claro, con medidas concretas por parte de las autoridades involucradas en los temas relevantes, esa percepción puede cambiar. Y bien puede ocurrir que dicha percepción cambie en períodos breves, como en seis meses".
ALFREDO OVALLE
Presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio.
"Este tipo de encuestas refleja una decepción de que estemos creciendo tan poco y, por otra parte, que hay una inflación que está perjudicando a tanta gente. Son fotografías que se sacan y que no reflejan tendencia. En mi espíritu optimista y constructivo, diría que es una encuesta que hay que tomar en cuenta y sacar las conclusiones del caso, pero espero que el Banco Central adopte las medidas adecuadas con la tasa y que el Gobierno haga lo que esté a su alcance para paliar lo antes posible la situación. No olvidemos que es una situación que en gran parte proviene del exterior, y es un poco injusto culpar al Gobierno de todo".
"La expresión de que hay que apretar los dientes fue poco feliz de parte del ministro del Interior. No lo tomaría como un síntoma de que estamos en una situación que produce terror, sino que hay que hacer todo lo posible, con mayor esfuerzo, para salir adelante en cuestiones complicadas".
"En general, la política de cuidado fiscal no podemos decir que haya sido mala. Hay que cuidarla mucho más en momentos como éste. El gasto del Gobierno debiera ser una cifra muy similar a la del crecimiento económico".
LAURENCE GOLBORNE
Presidente del Círculo de Finanzas de Icare y gerente general Corporativo de Cencosud.
"Las cosas no son tan dramáticas como algunos están planteando. Hay una situación internacional más complicada, pero no estamos hablando de una crisis profunda. No hay que ser tan eufórico en momentos de bonanzas ni tan pesimistas en momentos de mayor apriete".
"Hay varias medidas que debieran tomarse (...) hay que tener una cierta prudencia y cautela en el manejo de las cuentas fiscales para no contribuir a aumentar esta inflación importada. Hay que tener la visión y la dinámica para cautelar algo muy importante que es el trabajo, de manera de mitigar cualquier efecto que se pudiera producir con una menor actividad, generando más flexibilidad, más capacidad de contratación y más posibilidades para que la gente pueda entrar a trabajar".
"Creo que cuando una mayoría no le da el soporte al Gobierno, le genera, a un Gobierno no tan fuerte, más dudas y más vacilaciones. Eso es bien importante, que el equipo de la Presidenta esté muy cohesionado en lo político, económico y social. Lo que se necesita para enfrentar situaciones complejas es una visión común, un liderazgo claro y una cohesión a nivel nacional".
HUMBERTO VEGA
Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad Central.
"Los indicadores objetivos muestran que el crecimiento económico se ha desacelerado, que los precios han aumentado, que marginalmente el desempleo ha terminado de mejorar. Como este aumento de los precios inciden más en los alimentos y en el costo de la energía, eso produce un entuerto mayor, y contrasta con los grandes ingresos del cobre".
"Además, hay una crítica a la política económica por factores que no dependen de ella, que son internacionales".
"No hay conciencia de que estamos en una situación internacional que pone en jaque la viabilidad de nuestra estrategia de desarrollo. El problema hoy no es de nivel de precios que crece, sino de sistema de precios: cuando el precio de la energía aumenta, implica que hay muchos bienes que nosotros producimos que pierden el valor relativo. Eso implica que el trabajo y el esfuerzo del capital que genera esos bienes que pierden valor, provoque que los salarios y las utilidades bajen. Falta un golpe de timón".
