Chillán, futura capital de la Región de Ñuble, comienza a vivir una etapa de fuertes cambios. Hasta ahora, es conocida por su conexión con el campo, al que abastece de maquinaria, abarrotes y herramientas, y por sus productos, que en su mayoría evidencian su origen rural. Monturas, aperos de huaso y longanizas son los más vendidos en el Mercado de Chillán. Sin embargo, esta atmósfera dejará paso a otra que resaltará su carácter de centro cívico, al reunir las actividades administrativas y políticas del nuevo territorio, que fue separado de la Región del Biobío. Un cambio que deberá enfrentar varios puntos pendientes en temas como educación, vivienda, salud y obras públicas. Se trata de obras e inversiones que, según gremios y especialistas consultados, tienen que ser abordados para que la ciudad pueda cumplir su nuevo rol de capital regional y que son propios, a decir de urbanistas como Sergio Baeriswyl, de una ciudad que "asume su madurez". Otro desafío en su nuevo rol puede parecer contradictorio, ya que "pese a ser el centro político, debe generar polos de desarrollo hacia las tres provincias, evitando el centralismo", apunta el delegado para la instalación de Ñuble, Martín Arrau.