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"Desierto" Su más reciente novela:

Daniel Plaza vuelve a las pistas

domingo, 26 de agosto de 2018

Pedro Pablo Guerrero
Revista de Libros
El Mercurio

El narrador chileno regresa, después de 16 años, con una historia sobre cuatro personajes vinculados por un crimen que saca a la luz formas de vida deshumanizadas.



Daniel Plaza (Santiago, 1968) se dio a conocer en 2002 con la novela corta El corredor , que firmó como Dino Plaza, nombre que ya no utiliza hoy. La historia estaba protagonizada por un maratonista que retrocede en el tiempo a medida que se acerca a la meta. La nouvelle había ganado el premio del Consejo del Libro para inéditos y, cuando se publicó, fue bien acogida por la crítica, a pesar de que apenas circuló.

"Una obra entrañable", escribió Álvaro Bisama. "Tiene, como suele decirse, esa cualidad sospechosa de ser leída de una sola vez", afirmó Cristián Vila Riquelme.

Al director de cine Cristián Leighton le gustó tanto, que invitó al escritor a su productora para consultarle su opinión sobre un documental que estaba haciendo acerca de un corredor chileno. Incluso le puso el mismo título que tenía su novela. Sin embargo, ni siquiera lo mencionó en los créditos. "Me extrañó, pero no le di ninguna importancia. Habla de cómo cada uno es nomás. Me sirvió de aprendizaje", dice Plaza sin rencores.

Chile bajo la mirada de personajes inmigrantes

Después de El corredor vino un silencio editorial de 16 años que el escritor acaba de romper con la publicación de la novela Desierto . "Escribí cosas muy malas, porque yo no estaba bien. Tenía temas personales que me impidieron hacer algo que valiera la pena", recuerda Daniel Plaza, quien es profesor de Literatura en la Facultad de Filosofía y Educación de la UMCE.

En 2013, cuando ya los problemas habían quedado atrás, empezó una novela que llegó a tener más de 300 páginas, pero que finalmente abandonó. De allí se desprendió una novela corta, que tampoco lo convenció, aunque de ese nuevo texto salieron los espacios urbanos que aparecen al comienzo de Desierto . El argumento, explica el autor, surgió de improviso cuando alguien le contó la escena que había presenciado en uno de los locutorios cercanos a la Plaza de Armas: un extranjero lloraba mientras hablaba por teléfono con un familiar.

"Esa imagen se me quedó en la cabeza", recuerda Plaza. "Agarré un lápiz y una hoja. La dividí en cuatro partes y puse un personaje en cada una. Se me armó la idea de que tenía que contar una historia con esta lógica: un hombre que trabajaba en un locutorio; un policía; una mujer extranjera que escribía cartas y un narcotraficante. No sabría decirte por qué llegué a esos cuatro personajes. Desde el primer momento, además, pensé que tenía que conectarlos en relación a un crimen".

Fue una escritura "frenética". La inició en marzo de 2015 y la terminó en octubre. "Trabajé todos los días. Lo pasé muy bien. Por supuesto, cada personaje tendía a extenderse, pero yo sentí la necesidad de contenerlos. Sobre todo a la mujer, que era la que estaba más desbordada emocionalmente".

Al comienzo de la novela, un policía descubre en el baño de un hotelucho el cadáver de una mujer. Nunca se describe el cuerpo, pero el agente huye en dos ocasiones dando arcadas. Desierto se estructura en cuatro partes que también podrían leerse como relatos autónomos, sobre todo el segundo, titulado "El hombre del locutorio".

Según recuerda Plaza, el año 2015 vio mucho cine latinoamericano. "Le puse un nombre a cada capítulo por influencia de algunas películas que hacían lo mismo. Pensé en la estructura de 'Amores perros' y sobre todo, 'Heli', otra película mexicana que me impactó. Me doy cuenta de que lo que escribo tiene harta visualidad".

Su editora, Marcela Küpfer, le dijo que le parecía una buena novela policial. Sin embargo, él reaccionó sorprendido. "Te confieso que jamás la imaginé como una novela negra", insiste. "Me interesó mucho más el fenómeno que se produce en el centro de las ciudades y en sus rincones medio abandonados, como las galerías, donde se generan formas de vida solidarias versus la imagen individualista y anónima que representa el mall ".

Salvo el policía, todos los personajes del libro son extranjeros. "Me pareció interesante la posibilidad de mirar con otros ojos el país en que vivimos", comenta. "El tema fundamental no es la situación del inmigrante, sino mirarnos a nosotros mismos". El hecho de que sean foráneos crea un distanciamiento. "Lo que me perturba, y Desierto sin duda surge desde esta inquietud personal, es el nivel de la violencia doméstica que nos rodea", afirma Daniel Plaza.

-En la novela no identifica el país adonde llegan los personajes ni el de su procedencia. ¿Por qué esta indeterminación?

-Quería pensar una novela sin lugares, que planteara la deshumanización en un sistema donde las personas no ven al otro, sino que están preocupadas de hacer negocio con él. Es cuestión de ver las noticias. Los desplazamientos humanos son alarmantes. Por razones políticas, bélicas, e incluso climáticas. El fenómeno de la migración es mundial. Latinoamérica me parece fascinante, pero hay un gran riesgo de perder esa riqueza que, entre otras cosas, pasa por sociedades que han tenido hasta ahora la capacidad de mirar al otro.

La novela se titula Desierto , pero todas sus historias transcurren en ciudades o pueblos. "Mientras escribía el libro -explica el autor-, me preguntaba cómo encontrar un lenguaje que transmitiera la sensación de un lugar donde no hay nada. Ni siquiera, tal vez, la posibilidad de sobrevivir. Es un desierto emocional. La mala soledad. El ser humano abandonado, huérfano, desolado. No pensé en el desierto geográfico, sino en la ausencia de vínculos humanos".

Como en su primera novela, lectores y críticos nuevamente han elogiado el lenguaje transparente de Plaza. "He tenido que aprender cuál es el lenguaje en el que uno se siente más cómodo y fluye mejor. En general, los grandes autores suelen usar un lenguaje más bien sencillo y a partir de él logran construir obras complejas. El Quijote es un ejemplo. Lo mismo una novela que me ha fascinado siempre: El extranjero , de Camus. También Juan Rulfo y Franz Kafka".

Estrechamente relacionada con el lenguaje está la extensión. "Me resultan más fáciles las novelas breves", admite Plaza. "No es que me proponga escribirlas, pero me atraen muchísimo y con Desierto me puse como desafío personal escribir una que tuviera mayor densidad que El corredor ".

Una densidad perturbadora. La última frase de Desierto no solo es fundamental para la intriga. "Me interesa mucho que la obra literaria tenga la capacidad de inquietar al lector. Es poner a la literatura en el lugar en que debe estar: no una literatura complaciente, sino una que interroga", concluye Plaza.

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